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He dicho abiertamente en este blog que prefiero al senador Barack Obama para presidente, pero no soy una de esas personas que odian a Hillary a muerte; sin embargo, admito que he empezado a perderle el respeto, debido a sus acciones de las últimas semanas. Ella misma se ha ido hundiendo en la mugre, llegando hasta el fondo, y coqueteando con las bajas tácticas políticas de los republicanos. Reconozco que sus desesperadas acciones, son producto de lo que parece ser una inminente derrota, pero ella olvida que antes y después de Hillary Clinton hubo, y habrá un partido Demócrata. En esta recta final de la campaña, he perdido de vista a la mujer fuerte e inteligente que yo admiraba, y sólo veo a una señora caprichosa, y obsesionada, capaz de hacer lo que sea para regresar a lo que ella se ha llegado a creer es "Su Casa Blanca."
No soy de las que dicen que votaría por McCain si ella es la nominada, sin embargo, de seguro que me quedaría a dormir hasta un poquito más tarde esa fría mañana de noviembre; no me levantaría a votar por dos razones: una porque vivo en Nueva York, y no creo que le haga falta mi voto, y dos porque no podría votar por un candidato que ha llegado tan bajo y por quien no sienta respeto. Ese día en vez de ir a las urnas, me detendría en Starbucks, sí señora Clinton, y saborearía un delicioso café latte... pero que más da, usted ha desdeñado el voto de los votantes como yo, y ha repetido varias veces que usted cuenta con sus votantes ideales, ésos que verdaderamente cuentan, ¿será?