Bill Clinton dijo hoy que los miembros de su familia no se rinden, y tiene razón, -el caricaturista también está de acuerdo -si no me creen hagan clic en la caricatura. La actitud desafiante y hasta delirante de la senadora Hillary Clinton corrobora la declaración de su esposo. Pero, cabe preguntarse, ¿qué precio está Clinton dispuesta a pagar por su papel de "luchadora" incansable? Según una encuesta, hecha en las últimas dos semanas, un 48% de los encuestados tiene una opinión negativa de la Senadora Clinton, y si a eso le agregamos que tanto Obama como McCain disfrutan de un 49% de aprobación de los votantes, Clinton no tiene mucho de que sentirse orgullosa. Pero caray, ¡cómo se ha fajado esa mujer para ganarse ese detestable número!He dicho abiertamente en este blog que prefiero al senador Barack Obama para presidente, pero no soy una de esas personas que odian a Hillary a muerte; sin embargo, admito que he empezado a perderle el respeto, debido a sus acciones de las últimas semanas. Ella misma se ha ido hundiendo en la mugre, llegando hasta el fondo, y coqueteando con las bajas tácticas políticas de los republicanos. Reconozco que sus desesperadas acciones, son producto de lo que parece ser una inminente derrota, pero ella olvida que antes y después de Hillary Clinton hubo, y habrá un partido Demócrata. En esta recta final de la campaña, he perdido de vista a la mujer fuerte e inteligente que yo admiraba, y sólo veo a una señora caprichosa, y obsesionada, capaz de hacer lo que sea para regresar a lo que ella se ha llegado a creer es "Su Casa Blanca."
No soy de las que dicen que votaría por McCain si ella es la nominada, sin embargo, de seguro que me quedaría a dormir hasta un poquito más tarde esa fría mañana de noviembre; no me levantaría a votar por dos razones: una porque vivo en Nueva York, y no creo que le haga falta mi voto, y dos porque no podría votar por un candidato que ha llegado tan bajo y por quien no sienta respeto. Ese día en vez de ir a las urnas, me detendría en Starbucks, sí señora Clinton, y saborearía un delicioso café latte... pero que más da, usted ha desdeñado el voto de los votantes como yo, y ha repetido varias veces que usted cuenta con sus votantes ideales, ésos que verdaderamente cuentan, ¿será?






