martes, 29 de diciembre de 2009

Mi escritura soy yo

"La pluma es la lengua del alma."
Miguel de Cervantes

Me siento esta mañana a escribir este post como respuesta a varios comentarios a mi entrada titulada Deseos antinavideños.

Agradezco sus comentarios y preocupaciones por mi estado de ánimo. Y, por eso, quiero que sepan que sí celebré la Navidad con la familia :-). Pero, para mí, fue igual que tantas veces cuando cenamos y pasamos tiempo juntos. Eso lo hacemos con bastante frecuencia. No esperamos a diciembre para hacerlo. Eso sería terrible.

Creo que falle al comunicar claramente el propósito del post. Éste no era que no se debe celebrar la Navidad sino que Navidad deber ser siempre. No debe ser una fecha marcada por el calendario sino un estilo de vida. Para mí eso tiene más sentido.

Hoy soy el resultado de una proceso consciente de librarme de todo aquello que pudiera quitarme la paz. Creo que he llegado a este punto influida por los preceptos del budismo. No que yo sea budista ni mucho menos, pero me parece sumamente práctico y muy aplicable a mi secularidad. Es decir he tratado de simplificar mi vida al punto de que todas las normas sociales que en algún momento me asfixiaban no me afecten tanto. He dejado de verlas como partes integrales de mi existencia.

Para mí la felicidad no proviene de afuera, sino de adentro. No es un fin en sí, sino un proceso constante. Por eso, mi felicidad no depende de si celebré o no la Navidad. No depende de si llevo un anillo de diamante en mi mano izquierda. No depende de si soy la mejor en mi área, si he sido todo cuanto es podido ser ni de mi cuenta de banco o de las ajenas. ¡No!

Mi felicidad depende de si hay armonía en lo que hago y lo que pienso, en compartir un vínculo de amor y complicidad con el ser amado, en poder disfrutar un atardecer, aspirar una bocanada de aire fresco en las mañanas, estremecerme al leer un libro que le hable a mi humanidad, en tenderle la mano a alguien que me necesite sin necesidad de mirar al calendario, amar a mis amigos y familiares, conversar con los demás y escuchar lo que tienen que decir, disfrutar la sonrisa de los niños, observar el mar, conocer gente de otras latitudes y aceptar su forma de ver el mundo, admirarme de lo que no entiendo, maravillarme de lo grandioso y misterioso del universo, en dejar a los demás ser quienes quieren ser, tener la libertad para hacer lo que quiero y lo que creo, poder ser yo con mis virtudes y defectos, en tener paz interior, en contribuir en lo posible en hacer del mundo un lugar más justo -aun con todas las limitaciones que ello supone, lo que importa es el intento y el deseo de hacerlo-, y, sobre todo, en intentar ser mejor ser humano cada día.

Siempre he sabido que una de las cosas que me hacen feliz es escribir, pero en los últimos años esta afición se ha agudizado. Practico la escritura de forma pública a través de este blog y también en privado. Escribo casi a diario en mi journal, hay uno que otro texto de ficción que algún día terminare -sin prisa, no escribo para ganar dinero, para ello me falta la dedicación y el talento para navegar el mundo del mercadeo en que se ha convertido la escritura para bien y para mal.

Escribo para vivir, si dejo de escribir me muero. La escritura para mí es algo que me brota de adentro. No escribo para elegir palabras bonitas -ese es el trabajo de los poetas. Yo escribo para sobrevivir, para crear una realidad alterna, para sobrellevar los demonios que tengo que enfrentar día a día. Escribir es mi terapia, es mi forma de defensa, por eso, no puedo complacer a mis lectores cuando me piden que no escriba sobre ciertos temas. Si los escribo es porque ya de hecho me carcomen el alma. El hecho de plasmarlos aquí es una forma de liberación, de subsistir, de aliviar el alma.

Agradezco que me lean, de veras. Es terrible que nadie te lea cuando escribes un blog, pero no puedo sacrificar la honestidad en lo que escribo a cambio de ello. Hacerlo sería una forma de prostitución, y de eso, ya está saturado el mercado impreso y digital.

Me adhiero al principio de que la escritura debe ser transparente, honesta, libre, y debe brotarnos de lo más profundo del ser, de lo contrario no tiene razón de ser. Es como alguna vez diría Mario Bellatin, "Escribir es como mostrar una huella digital del alma." Es por ello que mi escritura soy yo misma.

Post relacionados:
El olvidado valor del arte de escribir (2008)
La escritura como experiencia humana (2007)
¿Por qué blogueo? (2007)

domingo, 27 de diciembre de 2009

Las críticas y los ataques personales

"Keep away from people who try to belittle your ambitions. Small people always do that, but the really great make you feel that you, too, can become great." Mark Twain

Todos estamos expuestos a las expectativas y las críticas de los demás. Somos "criticados" en el trabajo, por nuestros familiares y amigos, y por nuestra pareja. Además, en un contexto más sutil por las compañas publicitarias que cada vez que encendemos el televisor o la radio, navegamos por Internet o leemos una revista nos recuerdan nuestras imperfecciones: que si estamos gordos, muy bajos, pasados de moda, arrugados y así por el estilo. Todas estas críticas tienen un efecto negativo en nosotros.

Es cierto que muchas personas que nos critican no tienen la intención de hacernos daño, y muchas de ellas ni se dan cuenta de que lo hacen. Además, las críticas constructivas en una dosis moderada nos ayudan a crecer y ser mejores seres humanos. No es de los emisores de este tipo de críticas de quienes hablo, sino de aquellos que a plena consciencia usan todo lo que tienen a su disposición para atacarnos y hacernos sentir miserables constantemente.

Es inevitable que nos guste todo de los demás. Sin embargo, antes de criticar a la ligera, es bueno recordar que nosotros también tenemos "cosillas" que pueden irritar a los demás. Es una avenida de doble vía, no lo olvidemos.

Si la crítica es necesaria, hay maneras de comunicarla sin tener que hacer trizas al destinatario de ésta. Además, conviene establecer cierta distancia entre las acciones que nos molestan y la persona que las emite. Es bueno que la persona a la que criticamos le quede claro que lo que se critica es determinada conducta, y de ninguna madera la persona en sí. Esto puede hacer la gran diferencia, y puede incrementar la posibilidad de resolver el conflicto.

Cuando encontramos algo que nos desagrada en otra persona podemos conversarlo, evitando los ataques personales y sin tener que herir la sensibilidad del otro. Lo más recomendable es una conversación abierta y sincera, y no escudar nuestras verdaderas intenciones detrás de frases aparentemente "graciosas." Es mejor decir las cosas por lo claro que estar jugando jueguitos que no hacen más que enojar al otro y afectar su autoestima. No hay nada que moleste más que el uso del sarcasmo en estas circunstancias. El sarcasmo no debe ser el medio idóneo para decir que algo nos molesta.

Muchos piensan que al hacer sentir inferiores a los demás se engrandecen. Sin embargo, es lo contrario, sólo las personas pobres de espíritu necesitan destruir al otro para poder sentirse realizados. El empequeñecer al otro, tal vez, es una forma de evitar lidiar con sus propias miserias, sus propias heridas, limitaciones y frustraciones, que en muchos casos, prefiere no enfrentar.

Imagen El dedo acusador (jose_luisgd / Flickr), vía igooh

jueves, 24 de diciembre de 2009

Deseos antinavideños

Para muchos La Navidad es la mejor temporada del año, para mí, simplemente es una más, y a veces la peor. ¿Por qué la peor? A ver, porque quisiera poder vivir mi vida en equilibrio con mis creencias y principios. Es decir trato de vivir como pienso, énfasis puesto en trato. La cuestión no es fácil, pero vale la pena.

Hace mucho tiempo he ido eliminando las cosas que están en oposición con mi interior, por eso, no celebro la Navidad, no voy a misa, me vale mi cumpleaños, no digo lo que no siento, y así por el estilo. Eso no significa que no felicite a la gente que me rodea, y a la gente que me importa en todas esas ocasiones especiales para ellos y para la sociedad. Al fin y al cabo, cada quien decide lo que es importante para sí, y es el papel de la gente que nos quiere apoyarnos en nuestra forma de vivir, y punto. Así que ¡Feliz Navidad para ustedes que me leen :-)!

Lo que detesto de esta temporada es la hipocresía. Los ogros de la noche a la mañana se convierten en angelitos, eso está bien, pero diablos, quédense así, que así se ven más bonitos. ¡No! Pasa la Navidad y vuelven a su natural estado de "ogredad."

El otro día hice una llamada con la intención de pedir ayuda -lo que para mí no es siempre fácil-, pero, era una cuestión sería. La persona que estaba al otro lado de la línea telefónica, ni siquiera tenía tiempo para preguntarme que me pasaba. Estaba muy ocupada, tenía que hacer algo -me lo reservo- pero les puedo decir que era algo que podía esperar varios meses y no hubiera pasado nada. No llegue a decirle el motivo de mi llamada porque se me adelantó con una lista de cosas importantísimas que no podían esperar ni un minuto.

Sin embargo, ayer esta misma persona sacó tiempo para venir a verme, y decirme lo mucho que me apreciaba, y todo lo bueno que me deseaba en este tiempo, tarjeta y regalos incluidos y todo. Le agradecí el gesto, le di un abrazo, y me dije para mis adentros ¿dónde estaba esa parte de ti el otro día cuando yo te necesitaba de verdad?

¿Por qué usar estas fechas para demostrar cariño? El cariño, el amor, la bondad sólo sirven si se practican, no sirven absolutamente para nada como bienes decorativos en ciertas ocasiones del año.

Ojalá que el espíritu de buena voluntad que se exhibe por montones en estos días perdure, y que el cariño y amor por los demás sea algo que demostremos a diario con esas pequeñas cosas que hacen la diferencia entre una vida plena y una sin sentido. ¡Quiéranse mucho en Navidad y especialmente el resto del año!

Post relacionados:
¿Me he convertido yo en el Grinch? 2007
¡Mis deseos de buena voluntad! 2006

lunes, 14 de diciembre de 2009

La cultura de lo desechable

Somos una nación próspera adicta a consumir y a tirar. Esa abundancia nos ha llevado a creer que todo es desechable. Tiramos a la basura todo por el mínimo desperfecto. Como si eso no fuera lo suficientemente perturbador, también nos hemos creído que la gente es desechable, porque siempre habrá alguien “mejor.”

La cultura de lo desechable nos ha hecho increíblemente intolerantes. No estamos dispuestos a llegar a un acuerdo, a buscar un punto medio, a tolerar los defectos de los otros. ¡No! Las personas en su forma física tienen que compaginar con la persona imaginada que nos hemos creado. Si conocemos a alguien, y al poco tiempo nos damos cuenta de que no es como creemos que debe ser, ni modo, a la basura, y empieza la búsqueda de ese otro ser que tenemos en la cabeza.

Este fenómeno es lo que yo llamaría la objetivación del ser humano. Las personas adquieren las mismas características de los bienes que despilfarramos a manos llenas. Ya estamos bastante bien entrenados, si un producto no nos gusta, salimos de él sin darle mucha mente al asunto. Estoy consciente de que hay defectos que requieren un delete permanente de nuestra vida, pero creo que hay imperfecciones con las que podríamos vivir, y sería, simplemente, cuestión de buscarle la vuelta al asunto.

El buscarle la vuelta al asunto, nos lleva a otro de nuestros grandes problema: somos víctimas del concepto de recompensa/gratificación instantánea, tan ampliamente reesforzado por la cultura digital en la que vivimos. No nos gusta hacer nada que requiera voluntad y tesón. Nos hemos vuelto muy cómodos, nosotros. No queremos hacer nada que nos cueste el mínimo esfuerzo. Es necesidad incontrolable de querer todo al instante, es lo peor que nos ha dejado la era digital. El uso extendido de la tecnología en nuestra vida diaria, a veces nos lleva a pensar que su conveniencia y eficiencia las podemos yuxtaponer al desarrollo y manejo de las relaciones humanas.

La noción de que con sólo apretar un botón obtenemos resultados inmediatos, es magnífica, pero en las relaciones humanas no funciona. Toda relación requiere trabajo y dedicación por parte de los involucrados. Aunque claro es más fácil desechar lo defectuoso que componerlo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Self reflexion

Para un ser dado a la introspección, alejado del murmullo de las muchedumbres, incomprendido por quienes lo rodean, no hay sensación mas poderosa que el sentirse reflejado en otro ser.

Es un oasis encontrar a ese otro ser "raro" que entiende lo que nos hace vibrar, lo que nos preocupa, lo que nos hace sonreír, y sobre todo, lo que nos hace llorar. Al descubrir su complicidad, nos sentimos un poco más vivos, menos extraterrestres y menos a la merced de un mundo al que no entendemos.

Imagen via Picturesocial.com

viernes, 11 de diciembre de 2009

El lenguaje simple de lo esencial

Nuestra sociedad nos ha llevado a creer que debemos comercializarnos como si fuéramos mercancía para incrementar nuestra "demanda". No basta con ser uno mismo, es mejor embellecer/distorsionar nuestros atributos y convertirlos en una estrategia de mercadeo.

Al ceder a la presión social, nos creamos una súper-persona y sacrificamos nuestro verdadero yo. Sin embargo, al poco tiempo se hace imposible mantener la pose; y entonces, viene el desencanto de los que han consumido el "producto."

No tiene sentido mantener una imagen de "súper-persona"  para complacer a una audiencia determinada. Sin embargo, en lo que parece un estado de locura generalizado, nuestra sociedad obsesionada con la perfección, nos incita a proyectar máscaras que desvalorizan nuestro verdadero ser. Ese ser que ya somos, que siempre hemos sido y que nunca se dejaremos de ser.

Se me antoja compartir con ustedes las "tácticas" y "las estrategias" de Benedetti. Esta voz poética simplemente es y deja ser.Tal vez, todos deberíamos imitarlo, y dejar de crearnos barreras que hacen de las relaciones una lucha de poder.
Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
.
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
.
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
.
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
.
no haya telón
ni abismos
.
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Una lección inesperada

Los profesores llegamos al aula armados con la lección del día, sin embargo, a veces, una pregunta o comentario de un estudiante, nos obliga a tirar la lección a la basura. El otro día, una pregunta sobre una expresión, terminó en una lección sobre tolerancia hacia las preferencias sexuales.

"Srta. Tejada, ¿Qué significa dejar plantado?" A ver, Johnny así decimos cuando alguien con quien hemos quedado en salir, simplemente no llega a la cita. "¿Cómo?" Sí Johnny, cuando vas al cine con tu novia, y ella te deja esperando. En ese momento, una voz sutilísma, casi imperceptible dijo, “él no tiene novia, tiene novio, je, je, je." Por puesto que todos los niños se echaron a reír. ¿Qué pasa?-pregunté, pero la respuesta fue más risa. Vamos a intentarlo una vez más, es cuando vas al cine con la novia o el novio, y de nuevo, se escuchó una carcajada. ¿Cuál es el chiste niños?

Les expliqué que mi presencia este tipo de conducta era inaceptable. En este salón se practica la tolerancia, ¿está claro? "Sí señorita Tejada." Me dirigí hacia la puerta y les mostré un afiche con un arco iris impreso en señal de tolerancia hacia las preferencias sexuales. El silencio que siguió fue fulminante.

Volví a repetir, mi explicación sobre la expresión en cuestión, y esta vez, por fin, no hubo risas.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Nombre propio

Un nombre es incapaz de captar la esencia del sujeto que denomina.

El nombre es un concepto fijo... y yo un ente cambiante... En cada etapa de mi vida me descubro nueva, distinta, aunque sigo confinada al mismo nombre...

¿A caso importa que hayan existido otras Sonias, si niquiera puedo ser ya la que fui ayer?