sábado, 28 de abril de 2012

¿Miopía o prejuicio racial?

Anoche leía yo Un hombre llamado Juan Bosch de Antonio Ocaña cuando los ojos se me quedaron fijos sobre un párrafo. El señor Ocaña subrayaba, en esta sección del libro, algunas anécdotas de la vida de Bosch que demostraban su calidad humana. Una de ellas fue la adopción de un niño que abandonaron en las calles de Santo Domingo. Una acción noble sin lugar a duda. Sin embargo, el señor Ocaña comete un inexcusable acto de prejuicio racial al denunciar la desalmada madre que abandonó al hijo:
"... Entre otras cosas, aquellos doctores determinaron que el niño debía tener unos seis meses de edad. En los rasgos somáticos, de aquel niño, se advierte el origen haitiano de su raza; sin duda a alguna, por lo menos su madre tiene que ser haitiana, pues es ocasionalmente frecuente, en las mujeres de esa raza, el abandono de los hijos, algo que ni siquiera puede concebir la mente de la mujer dominicana" (El subrayado es mío).
¿Cómo leer este párrafo y no sentir indignación? Me molesta que el señor Ocaña parece desconocer, convenientemente para su argumento, que en la República  Dominicana existe una gran población netamente negra; y me enfurece aún más su generalización sobre la mujer haitiana y la dominicana. No es cierto que todas las haitianas abandonen a sus hijos ni que todas las dominicanas sean incapaces de hacerlo. Su declaración es un disparate de primera ya que las razones que llevan a una mujer a abandonar a su criatura poco tienen que ver con su nacionalidad o el color de su piel.

Este párrafo, con su miopía real o fingida, se inserta en el discurso de ciertos 'intelectuales' dominicanos que demonizan la cultura haitiana, amparados solamente en sus propios perjuicios, los cuales nos comunican en sus libros como si fueran hechos estudiados y comprobados.

sábado, 14 de abril de 2012

El prejuicio racial y la pena de muerte en EE.UU.

La pena de muerte es la mayor violación a los derechos humanos de un individuo. Añadamos a ello el hecho de que el castigo es aplicado mayormente a reos pertenecientes a minorías étnicas o raciales, cuyas víctima son de la raza blanca. Es aún evidente que el sistema judicial de EE.UU. aún perpetúa el racismo institucionalizado durante años de esclavitud negra y que privilegia a los blancos. ¿Cómo puede aplicarse un castigo irreversible en estas condiciones? ¿Cuántas personas inocentes han sido ejecutadas por el estado siendo inocentes?

Según las estadísticas, desde que se reinstauró la pena de muerte en 1976, los acusados de asesinato han sido condenados a muerte en un 77% de los casos en los que las víctimas eran de raza blanca, 15% si eran negras, 6% si eran latinas, y  3% si eran de cualquier otra etnia. El 82% de los estudios muestran que la raza de la víctima influye en la posibilidad de que un reo sea condenado a muerte. Es decir, si la víctima es de raza blanca la posibilidad de ser condenado es mucho mayor que si ésta es negra o de cualquier otra minoría.

El año pasado se ejecutaron 43 personas en el país. El caso de mayor notoriedad, nacional e internacional, fue el de Troy Davis. Un caso plagado de irregularidades. Un hombre negro, acusado de asesinar a un policía blanco. La ejecución se fundamentó en la declaración de nueve "testigos", de los cuales siete cambiaron su declaración inicial. Sin embargo, el Estado se negó a considerar la nueva evidencia que, tal vez, pudo haber exonerado a Troy Davis.

El sistema se ensañó contra Troy Davis, y éste fue linchado por el Estado de Georgia, con la complicidad de la Corte Suprema. El caso de Troy Davis me tocó sobremanera porque lo seguí por muchos años, y albergaba la esperanza de que le conmutaran la sentencia, ya que no había pruebas físicas que lo incriminaran. Además, siete testigos se retractaron de su declaración inicial, y existe la declaración de un nuevo testigo que incrimina a OTRA persona.

La corte se negó a considerar la nueva evidencia en el caso de Troy Davis. Si Troy era inocente o no, nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que el Estado le negó la oportunidad de demostrar su inocencia en corte, al no examinar la evidencia que podría haberlo exonerado. Cabe la posibilidad de que Georgia haya matado a un hombre inocente mientras el verdadero asesino esté libre. ¿Habría ocurrido lo mismo si Troy hubieras sido blanco o si la víctima hubiera sido negra? Estoy casi segura que el desenlace habría sido otro.

El caso de Troy Davis puso en la palestra, una vez más, la desigualdad que aún prevalece en sistema judicial estadounidense, y como resultado ha energizado el movimiento abolicionista que se viene gestando en el país por años. Ya son diecisiete los estados que han abolido la pena capital. No es coincidencia que en los últimos cinco años, CINCO estados hayan optado por eliminarla de su código penal -New York ('07), New Jersey ('07), New Mexico ('09), Illinois ('11) y Connecticut ('12). Aunque el número es aún pequeño, es un cambio sumamente significativo ya que hace unos años el apoyo a la pena de muerte era bastante generalizado.

Espero ver el día en que la pena de muerte sea abolida en TODO el territorio nacional, y más que nada quisiera ver un sistema judicial saneado totalmente de las predisposiciones raciales del pasado. 

miércoles, 11 de abril de 2012

Abulia

Son las once de la mañana, y mi mundo cruje bajo los pies.  Sobre el escritorio un té verde, junto a un cóctel de tabletas naturales que prometen hacerme bien. Navego por unas enredaderas que me dificultan el paso. Me detengo, de vez en cuando, y aspiro el aire -hoy la respiración procede de las plantas de los pies. Sigo adelante aunque sin saber muy bien adónde voy...

¿Qué hacer? ¿Adónde ir? Es un día de esos en que falta voluntad. No se me antoja nada. Hace medio día que barajo irme al gimnasio, o al súper, o a cualquier lugar. La solución sería romper con esta maldita abulia que se ha apoderado de mí, pero cuando nos falta la voluntad nos quedamos desarmados ante la vida. ¿No es una catástrofe personal el quedarse sin voluntad?

El único consuelo es que esta abrumadora sensación sólo dura unos cuantos días, sólo unos cuántos... Y entonces, empieza el ciclo de nuevo que me traerá devuelta a este abúlico estado, justo en un mes.