martes, 27 de diciembre de 2016

De vuelta del cementerio de las palabras muertas

Cuando era niña siempre escuchaba a mi abuela y bisabuela maternas hablar de "tisanas", y sus excelentes propiedades curativas. Varias veces me hicieron tomarlas, ya fuera para el dolor de vientre, los parásitos, la gripe, o simplemente para diezmar mi afición al café mañanero. Según estas sabias mujeres, y como ha sido comprobado por la sabiduría campesina dominicana desde el principio de los tiempos, el cafe "pone a los muchachos prietos, brutos y no los deja crecer". En mi caso, podría ser la razón por la cual no supere los 5"2. Pero, dejaré la chercha a un lado, porque no es de ello de lo que quiero escribir, y mucho menos de los malolientes  brebajes, sino de la palabra que los designa.

Para empezar, a mí la palabra "tisana" siempre me pareció horriblemente fea, y nunca me animé a pronunciarla siquiera. Por lo que me extraña estar escribiendo este post sobre ella -no es un secreto de Estado que soy la dualidad sobre dos patas. En fin, el caso es que en casa decíamos té, independientemente de su preparación, ya fuera tisana o infusión... Aprendí la diferencia años después, ya que nunca me fue necesario saberla , pues las denominaba a ambas con el mismo nombre: té. 

Y para mí sorpresa, esta mañana mientras hacía un té, presencié una simbiosis entre tisana e infusión, que me trasladó a un lugar olvidado de mi infancia. Aunque la tisana, para mí, buena terca, seguía siendo té; todo empezó cuando el olor a hierbas se apoderó del ambiente, y me dejó paralizada. El té quedó sobre la mesa, desplazado, incapaz de reclamarme para sí. El olor que emanaba,  me recordó las tisanas de mi abuela. De pronto todo adquirió su sabor amargo, su tintura fuerte y un distintivo olor a epazote, saúco y otras yerbas, me envolvió completa.

Dicha combinación de olores, texturas y sabores me transportó, de pronto, a un lugar olvidado, pero que innegablemente sigue latente en mí. Allí encontré, tirado, un prototipo de mi misma al que apenas reconocí, pero no pude evitar sonreírle. Cuando salí de aquel lugar, ahora inasible, aunque no por ello irreal, iba ebria de deleite y añoranzas. Me pareció que, momentáneamente, había habitado en dos tiempos y ocupado dos espacios. 

Y, de repente, el olor se disipó,  regresé a la cocina. Inútilmente, quise retener el espacio y el tiempo que se desvanecían ante el toque del presente. Alargué la mirada,  los vi a lo lejos, en fuga hacia un lugar indefinido. Pero, sabía, que cuando menos lo espere, me reclamarán de nuevo, y yo me abandonaré en ellos, sin resistencia. Cerré los ojos, agradecí esa complicidad involuntaria,  y, me sentí feliz, completa, ahora ya restablecida a un único tiempo y espacio. 

Me senté y disfruté de la poción mágica que tenía delante de mí, fuera té o tisana, porque esta ahora tenía un sabor indescriptible y dichoso.  Y, por primera vez, tuve la necesidad de rescatar la palabra "tisana" del cementerio de las palabras muertas.

sábado, 15 de octubre de 2016

El voto estratégico es digno y válido en la Era de Trump

Me queda claro que elegir a Hillary Clinton no supone un cambio en las políticas doméstica ni exterior. Su gobierno no cambiará nada, a saber: seguiremos viendo los altos niveles de pobreza, el enriquecimiento desmedido de unos cuantos, la brutalidad policial, el racismo institucionalizado, el aumento del ya exorbitante presupuesto militar, a expensas de los servicios sociales, las relaciones cuestionables con gobiernos criminales, como Arabia Saudí, los asesinatos de civiles inocentes en Yemen, Pakistán, Somalia, etc., y tal vez, añadamos unos cuantos a la lista de países por bombardear. 

Lo sé bien, Hillary Clinton será más de lo mismo; sin embargo, en la Era de Donald Trump la PERMANENCIA es ganancia. Por eso, votaré en contra de Donald Trump.  Con Hillary Clinton el país que conozco seguirá siendo el mismo con sus luces y sombras; seguiré protestando, quejándome de las mismas injusticias de siempre,  pero también continuaré disfrutando de los mismos derechos que me garantiza la constitución.

Hillary es una pésima opción, lo sé; pero es hora de votar estratégicamente. 

Detesto que Hillary sea lo mejor que el partido Demócrata pudo ofrecerle al país. Mi descuerdo con Hillary viene de lejos; y ni siquiera la amenaza Trump puede cambiarlo. Sin embargo, a pesar de que tengo decenas de razones para no votar ni por Hillary, ni por partido Demócrata, hay UNA razón que pesa más que todas ellas  juntas: Donald Trump. 

Si Trump llega a la Casa Blanca, el país y el mundo que conocemos, tal vez, ya no sean más. Y, ese es un riesgo muy alto que no debemos correr bajo ninguna circunstancia. Debemos alzar nuestra voz, pero, sobre todo, repudiar la retórica del odio y del miedo con la más contundente herramienta que tenemos a nuestra disposición: el voto. Hay que decirle NO a Donald Trump y su letanía deplorable de ismos. El fascismo no ha muerto; se envalentona, tanto en Europa como Estados Unidos, y es nuestro deber decirle "nunca más". 

Es absolutamente imprescindible abortar la amenaza que se cierne sobre nosotros en la persona de Donald Trump. Mi voto es estratégico, no ideológico.  Y esa, es una postura válida y digna en la Era de Trump.

lunes, 18 de julio de 2016

Walden Pond y la lección de Thoreau

Desde que leí Walden, hace unos veinte años, tenía pendiente visitar Walden Pond. Quería experimentar por mí misma aquel lugar en que Henry David Thoreau llevó a cabo su experimento de vida, y donde acumuló el material que en 1854 se convertiría en su libro más importante: Walden.
El libro detalla su estadía (1845-1847) en una minúscula cabaña que el mismo construyó. Buscaba experimentar la vida en su sentido más básico y esencial: producir lo mínimo para vivir, estar en armonía con la naturaleza, y utilizar el tiempo en vivir. Es decir, dedicarse a pensar, observar la naturaleza, leer, escribir, o simplemente estar.
En el siguiente fragmento Thoreau nos explica la razón de su retiro hacia el bosque:
I went to the woods because I wished to live deliberately, to front only the essential facts of life, and see if I could not learn what it had to teach, and not, when I came to die, discover that I had not lived. I did not wish to live what was not life, living is so dear; nor did I wish to practice resignation, unless it was quite necessary. I wanted to live deep and suck out all the marrow of life, to live so sturdily and Spartan-like as to put to rout all that was not life, to cut a broad swath and shave close, to drive life into a corner, and reduce it to its lowest terms, and, if it proved to be mean, why then to get the whole and genuine meanness of it, and publish its meanness to the world; or if it were sublime, to know it by experience, and be able to give a true account of it in my next excursion (Henry David Thoreau, Walden, "Where I Lived, and What I Lived For")
Thoreau fue un hombre que vivió sus principios, y puso en práctica sus convicciones. Se opuso rotundamente al materialismo imperante en los Estados Unidos; rechazaba sobremanera la idea de esclavizarse a un trabajo en la juventud por la promesa de estabilidad económica en el futuro. Abominaba la idea de consagrar sus mejores años al trabajo, en vez de vivir la vida a plenitud. Quería pasar sus días cultivando su mente y disfrutando del placer de contemplar la naturaleza. Creía en trabajar lo justo para obtener lo necesario: comida, techo y abrigo. Su tiempo era demasiado valioso para dedicárselo al trabajo, en vez de a la lectura, la escritura, la reflexión y a la contemplación.

Thoreau creía que la mayoría de pertenencias eran innecesarias. Por ello, vivió una vida totalmente desprendido de los bienes materiales. Se aisló de la sociedad moderna, que empezaba a monetizar el tiempo de los hombres en las industrias, al tiempo que los dejaba exhaustos, marchitos por dentro. Rechazaba el materialismo inherente a la vida moderna, y deseaba volver a vivir en armonía con la naturaleza. Es por ello que se refugió en Walden Pond por dos años: deseaba poner a pruebas sus creencias, y ver que enseñanzas sacaba de su experiencia.

En Walden Pond, Thoreau pasaba sus días contemplando su entorno, sembrando, cosechando su comida, leyendo y escribiendo. Se sentaba en el quicio de la puerta a observar el paso de las estaciones, escuchar el trinar de los pájaros. Se sentía pleno entre los árboles, aislado de sus contemporáneos con quienes tenía poco en común, excepto por un puñado de amigos, entre los que se contaban Ralph Emerson, quien tuvo gran influencia sobre él.

En la soledad de Walden Pond Throreau reflexionaba constantemente sobre los temas que le interesaban: los libros, la lectura, la vida moderna, el materialismo, la libertad individual, la tiranía del Estado y la Iglesia sobre la libertad del individuo, la guerra y la esclavitud. Thoreau fue un temprano abolicionista, quien siempre denunció los horrores de la esclavitud. De hecho, se puede decir que el experimento en Walden Pond fue un rechazo a la industrialización, a las políticas belicista y esclavista de los Estados Unidos. Denunció férreamente tanto la esclavitud como la Guerra México-americana. En 1846 fue encarcelado por negarse a pagar impuestos por estar en contra de ambas. Su condena duró sólo una noche, ya que un familiar pagó los impuestos atrasados en contra de su voluntad.

Como respuesta a su confrontación con el gobierno y su estadía en la cárcel, Thoreau escribió su seminal ensayo Civil Disobedience, el cual influirá profundamente en el pensamiento de Leo Tolstoi, y las luchas de resistencias pacíficas de Mahatma Gandhi, por la independencia de la India, y de Martin Luther King, Jr., por el reconocimiento y la afirmación de los derechos civiles de los negros en EE.UU. En dicho ensayo Thoreau exhorta a los ciudadanos a resistir al Estado, a desobedecerlo para defender causas justas, específicamente la esclavitud y la guerra con México. El Estado no dudará en meter a los alzados a la cárcel, pero si fuera así, no importa, porque ésta es el único lugar digno de un hombre que se opone a un gobierno que perpetua injusticias y derrama sangre inocente:
Under a government which imprisons any unjustly, the true place for a just man is also a prison.… where the State places those who are not with her, but against her,– the only house in a slave State in which a free man can abide with honor.… Cast your whole vote, not a strip of paper merely, but your whole influence. A minority is powerless while it conforms to the majority; it is not even a minority then; but it is irresistible when it clogs by its whole weight. If the alternative is to keep all just men in prison, or give up war and slavery, the State will not hesitate which to choose. If a thousand men were not to pay their tax bills this year, that would not be a violent and bloody measure, as it would be to pay them, and enable the State to commit violence and shed innocent blood. This is, in fact, the definition of a peaceable revolution, if any such is possible (Thoreau, Civil Disobedience)
Es el deber de la minoría que no está de acuerdo con las injusticias del Estado hacer sentir su desacuerdo, a través de la desobediencia civil; en este caso quería que todos los que se oponían a la guerra y a la esclavitud lo imitaran, y dejaran de pagar impuestos. Hacerlo equivalía a una revolución pacífica, aunque tenía dudas de si tal cosa era posible. Sin embargo, décadas después, tanto Gandhi como Martín Luther King, Jr. demostrarían que, en efecto como lo había concebido Thoreau, la resistencia pacífica puede poner fin a la violencia y la injusticia estatal.

Tras leer Walden se hace evidente lo relevante de las reflexiones de Thoreau sobre la naturaleza, la libertad y el sentido de ser de cada uno. A pesar de que el libro fue escrito a mediados del siglo XIX sus enseñanzas siguen vigentes. No deberíamos olvidar nunca la importancia de "simplificar" para poder vivir la vida a plenitud. No nacimos para ser esclavos del trabajo, sino para vivir y ser felices. La felicidad no se encuentra en la necesidad de acumular, que promueve el ideal de éxito actual, sino en la simpleza de vivir con menos, de no diferir vivir para el futuro a expensas del presente.

Al estar en Walden Pond sentí que no se trataba de una visita, sino de un retorno. Era volver a un lugar conocido: ya había estado allí de la mano de Thoreau; juntos habíamos nadado en el lago, sembrado frijoles, observado los pájaros, la nieve, y los trillos que nos conducían a las expediciones diarias entre los árboles. Deambulé un buen rato por la reserva, me senté a la orilla del lago, y creí ver a Thoreau sembrando, recogiendo leña para avivar el fuego de la chimenea. Me pareció verlo inmerso en el más absoluto silencio, disfrutando de la soledad que amaba. Al entrar a su cabaña, lo encontré sentado a la mesa escribiendo junto al fuego.

Me sentí feliz en aquel lugar que vivió en mi imaginario desde que siendo muy joven una profesora me puso a Thoreau en las manos.  El mensaje de Walden caló muy profundo en mí, y jamás he olvidado su lección: vivir simplemente, vivir con lo justo, aunar mis principios/creencias con mis acciones, disfrutar de la soledad y amar la naturaleza. Pero sobre todo, con Thoreau aprendí la importancia defender la libertad del individuo de vivir su propia vida, como quiera, y la necesidad de resistir a los que buscan coartarnos, llámense Estado, Iglesia u opinión de los demás.

Otros posts sobre Thoreau:
Vivir la vida que soñamos
Conversando con Thoreau en esta mañana de domingo

jueves, 12 de mayo de 2016

Donald Trump y la nostalgia por una nación que ya no existe

Muchos se preguntan, ¿por qué Trump? Creo que para dar respuesta a esta pregunta hay que analizar la convergencia de varios factores, los cuales se complementan y se amplifican. La fama de Trump importa, pues la política estadounidense es a veces un culto a la personalidad; pero también existen razones de peso que explican el fenómeno. Donald Trump no salió de la nada, como quisieran los Republicanos que creyéramos. Surge de la convergencia de discursos políticos, raciales, demográficos y económicos.

Estos discursos forman parte del ideario de algunos adeptos y dirigentes del Partido Republicano. Llevan años construyendo un discurso anti gubernamental, que sitúa al país al borde de un precipicio del que no hay escapatoria. Muchos miembros del partido tienen casi ocho años esperando que Obama suspenda la constitución e imponga la ley marcial. Los más dementes se preparan para oponer resistencia al ejército cuando intente llevarlos a los campos de internamiento FEMA.

El que el presidente de los Estados Unidos se llame Barack Obama, y sea un hombre negro ha desquiciado a quienes sufren la profunda pena de que no sea de ascendencia europea, como todos sus antecesores. El malestar es real y se ha materializado de varias maneras. Una de las más insidiosas es la perpetua campaña que asegura que Obama no es estadounidense y que es musulmán. No es coincidencia que el recelo ante Obama haya propiciado el aumento de milicias armadas. Temen que Obama prohíba la venta y uso de armas de fuego, y quedarse indefensos ante "la tiranía" del gobierno.

Las señales de la decadencia están no sólo en la Casa Blanca, sino en todas las esferas de la nación. Ya nada es como era, dicen. Los Estados Unidos pronto dejará de ser un país en el que la mayoría de sus ciudadanos sean de ascendencia europea. Esto inquieta sobremanera al sector nativista y nacionalista, que cree que solo los descendientes de europeos son estadounidense auténticos. Los síntomas del malestar se muestran, en parte, en el discurso antiinmigrante, en el repugnante epíteto anchor babies, y el deseo de enmendar la decimocuarta enmienda a la constitución, la cual garantiza la ciudadanía a toda persona nacida en el país.

Los racistas engavetados, que permanecían en el clóset por temor a ser juzgados, han visto una apertura en el discurso de Trump para expresarse sin miedo. Donald Trump ha hecho el prejuicio mainstream again. Este es el caso del supremacista William Johnson quien confiesa que Trump ha envalentonado a los autocensurados. Sostiene que "[Trump] is allowing us to talk about things we've not been able to talk about". Trump no ha inventado el discurso discriminatorio, simplemente lo ha vuelto a poner en el tapete.

El avance en la igualdad racial incomoda a los que añoran el país en el que se los privilegiaba. Les enfurece ver cómo se aleja en el retrovisor el país en el que discriminar era la ley. Por eso, hablan de una "América" que ayer fue mejor, claro está, exclusivamente para ellos. Trump apela a la nostalgia por ese país que tuvo que ceder una pequeña parte de su privilegio a la equidad y la justicia.

La pérdida de ese privilegio es lo que añoran estos cruzados modernos, enchidos de nostalgia por un tiempo ido. Desean volver a aquel país en el que las minorías invisibles entendían cuál era su lugar en la pirámide social. Su crítica al discurso políticamente correcto no es más que una excusa para recordarnos que cuando America was great, los indeseables se mantenían en el lugar que les correspondía: debajo de las botas de la supremacía blanca y patriarcal.

Donald Trump promete regresar a ese pasado.

viernes, 15 de abril de 2016

Democracia condicionada: primarias "cerradas" en N.Y.

El próximo 19 de abril serán las elecciones primarias del estado de Nueva York. Por primera vez en mucho tiempo los resultados de estas elecciones tienen peso en la selección de quién será el precandidato presidencial por ambos partidos. Sin embargo, en Nueva York no todos podrán votar. Es decir, los votantes que no estén afiliados a un partido no podrán expresar su preferencia en las urnas.

Nueva York es uno de los once estados en cuyas elecciones primarias sólo pueden votar los registrados como demócratas o republicanos. Esto significa que unos 3.2 millones de votantes se quedarán sin ejercer su derecho al voto, por no haberse afiliado a uno de los dos partidos antes de la fecha límite. Ayer jueves, 14 de abril unos 150 manifestantes expresaron su descontento con el formato cerrado de las primarias ante el ayuntamiento de la Ciudad de Nueva York.

Actualmente hay proyecto de ley en la Asamblea Estatal que buscaría poner fin a esta práctica. Sin embargo, las posibilidades de que se convierta en ley a tiempo para estas elecciones son nulas, no sólo por la falta de tiempo, sino también por la férrea oposición que enfrenta en Albany. El establishment favorece la perpetuación del sistema de los dos partidos tal cual existe.

Me parece una locura que sólo los votantes afiliados a uno de los dos partidos mayoritarios puedan votar en las elecciones primarias; igualmente antidemocrático es que únicamente se pueda votar por el candidato del propio partido. La gran democracia de los Estados Unidos parece serlo mucho menos, si se la examina de cerca. El proceso de votación está plagado de pequeños diques dispuestos estratégicamente para evitar sorpresas y perpetuar el statu quo

Si la gente tiene que conformarse con votar por el candidato de su partido, y otros tantos con mirar de lejos como les imponen a un candidato, el poder discurre por senderos previsibles o preestablecidos. En este caso, Hillary Clinton lleva todas las de ganar el próximo martes, y mucho más sin el cortocircuito que podría suponer la insurgencia del voto independiente, el cual ha favorecido a Sanders a lo largo de la contienda. 

Este juego de los partidos funciona a nivel local, pero puede trancarse en el escenario nacional, ya que es imposible ganar las elecciones sin el voto independiente. En noviembre quien obtenga el voto de los no afiliados, se mudará a la Casa Blanca en enero de 2017, los otros, se conformaran con haber ganado primarias en las que millones no pudieron votar.

lunes, 7 de marzo de 2016

Una década de Planeta Atabex

Escribo porque lo necesito, sin embargo, a pesar de ello, he optado por no escribir. La razón: me falta tiempo y debo terminar mis proyectos inconclusos. No es una decisión permanente, claro está. Volveré a escribir con cierta regularidad en el otoño. Es difícil no escribir, especialmente ahora que estamos en medio de una campaña electoral cuyos candidatos dan mucho que decir; no es que tenga algo que decir que nadie no haya dicho, sino que la escritura es una forma saludable de procesar la estupidez que pasa por "política" en estos días. Muchas veces he sentido que me asfixio, pero debo cumplir con mi autoimpuesta abstinencia, y conformarme con respirar profundo.

Me he permitido escribir este post, y lo haré cada vez que pueda, por varias razones; una de ella es que Planeta Atabex cumplió ayer un década. Aunque no es ni la sombra de lo que fue, aun le tengo mucho cariño, y a pesar de que me ha pasado por la mente cerrarlo, es difícil vivir sin mi Planeta. Tengo un blog privado, el que he compartido con algunos lectores, pero este es mi consentido. Me gusta su naturaleza anárquica, reflejo de quien lo escribe, en la que cabe todo desde la reflexión personal, a la critica literaria, social y política. Es un fiel reflejo mío, y así quiero que lo siga siendo. Cuando algunas veces he pensado en escribir sobre sólo de un tema, siempre encuentro mil razones para desistir. Me gusta su esencia ecléctica y caótica.

Este blog ha significado muchísimo para mí. Ha sido una larga década que documenta mi evolución y crecimiento. He dejado plasmado aquí varios de los peores momentos de mi vida, pero también algunos de los mejores. He escrito sobre mis dudas, mi soledad, la melancolía, la inmigración, el desamor, la muerte, el ateísmo. He compartido mis gustos literarios por los cuales he hecho amigos y enemigos. He criticado leyes draconianas y discriminatorias, la xenofobia, el racismo, la desigualdad social, el militarismo, el colonialismo, las falsas pretensiones feministas de algunos grupos, y un largo etcétera. A pesar de que disfruto escribir sobre todo lo antes dicho, debo confesar que lo mejor de Planeta Atabex son los amigos que he hecho. A pesar de que la mayoría vive fuera del país, los considero verdaderos amigos, al igual que a los que viven cerca y veo de vez en cuando. Mis amigos blogueros se han convertido parte importante de mi vida, y a veces me parece mentira que nos conociéramos por aquí.

Mientras pensaba sobre este post, llegué a la conclusión de que no soy la misma mujer que inició este blog el 6 de marzo de 2006. Me creo más sabia, no sólo por los años y las experiencias vividos, sino porque me he vuelto mucho más escéptica. Mi escepticismo nace de mi inagotable necesidad de entender, de analizar, de preguntar, y de comprobar, en más de una ocasión, que las cosas no son siempre lo que parecen, y viceversa. La verdad se esconde a veces en los dobleces, en el claroscuro, pues todo es más complicado de lo que parece. Sin embargo, a pesar de todo, nada ha cambiado mis más profundas convicciones. Paradójicamente, me ha hecho mucho más radical en muchos aspectos. Sigo firme en la defensa de los desvalidos, en la denuncia de los poderosos, en la crítica del Estado. El Estado me parece una navaja de doble filo, un mal necesario tal vez, un instrumento que puede hacer justicia, corregir males sociales, corregir inequidades y socorrer al desposeído. Sin embargo, con la misma facilidad puede hacer JUSTO lo contrario. Por ello, es importante, no confiarse del todo, independientemente de quien gobierne. Debemos siempre vigilar, estar al tanto, y no desfallecer jamás en criticar, denunciar sus faltas, porque cada vez que nos callamos, pierden los más vulnerables de la sociedad.

Mi agradecimiento por leerme, por su amistad, y por todo lo que he aprendido con ustedes y de ustedes. Ha sido un honor darles la bienvenida a este mi Planeta y conversar con ustedes. Gracias a los que pasan por mi blog, disculpen mi descuido y ausencia. 
¡Hasta pronto!