
Lamentablemente no daba abasto para contarlos todos, de veras que me hubiera gustado poder hacerlo. Al poco rato me aburrí y volví a deleitarme con lo que quedaba del paisaje. La cordillera, el verdor, y la brisa suave eran un manjar, natural, refrescante, pero tantos carteles venían a interferir con la estética, y con el estado anímico. ¡Qué bonito sería si limpiaran el país de la maldita plaga de esos asquerosos letreros¡ ¡Todos para la basura sin importar de que color sean, ni a que aspirante pertenezcan! Me encantaría que se hiciera una propuesta seria para eliminar tanta publicidad política, eso tiene que hacerle daño al cerebro. Definitivamente que sí. Pensándolo bien, tal vez, esa fue la verdadera causa de mi intoxicación, y el pescado sólo haya sido el chivo expiatorio.
foto vía La Imagen Dominicana
Ya puedes ver que la política es una mierda, ensucia al medio ambiente físico como a las conciencias y las almas de las personas!
ResponderEliminarMana, yo estoy hasta la coronilla. Creo que después del 16 me voy a tomar una licencia de una semana y me "desgarrito" para Jarabacoa.
ResponderEliminar@Argénida, ¿te acompaño? Yo también me quiero liberar de este tormento partidista.
ResponderEliminarAsí es Sonia, nuestro cerebro está a punto de estallar, tanto bombardeo político infecta nuestra mente. No veo la hora de que todo esto terminé, al menos hasta otros dos años.
ResponderEliminarNo me gustan todos esos carteles, creo que afean el ambiente. :-(.
ResponderEliminarAbrazos!!