En la próxima escena conocemos a los demás personajes: el Ministro de Seguridad, el dramaturgo Georg Dreyman y Christa-Maria Sieland –su novia . La escena gira en torno a unos actores que interpretan una obra, un publico que observa la obra y nosotros que los observamos a ambos. De este modo, se fija el tono de la película, un mundo donde todos son espiados...
Lo genial de la técnica del director son los cambios que se desencadenan como resultado de espiar las vidas de los otros. Ni el publico, ni el oficial, ni el ministro se imaginan las repercusiones que tendrá para el oficial el adentrarse en el mundo de los artistas. Es testigo de su entrega amorosa, de su amor por el arte, la música y la literatura; y poco a poco se va dejando cautivar por un mundo que no es el suyo. A través de ver como vive la pareja, el protagonista irradiara luz sobre las sombras de su miserable existencia. De esto modo, lo que era en un principio una oportunidad profesional se convierte en un viaje hacia el auto-descubrimiento. Creo que el momento cumbre del cambio del oficial lo provoca la belleza de la Sonata Apassionata, la pieza lo toca tan profundo que él ya nunca volverá a ser el mismo.
Foto: © Sony Pictures Classics