
Para la Iglesia el concepto del Limbo era problemático porque le negaba la gloria a los niños que no había sido bautizados. Si Dios es todo misericordia, ¿cómo explicar que declarara persona no grata a criaturitas inocentes? Entiendo que nos nieguen el acceso a los impíos, que nos la pasamos blasfemando, pero no a los niños, especialmente a los que no llegaron a nacer o nacieron muertos, eso era tremenda contradicción.
La verdad es que la teoría del Limbo -como tantas otras cuestiones religiosas- se desmoronan ante el escrutinio. Sin embargo, por siglos la iglesia católica pudo esquivar el problema, y mantener una postura pasiva al respecto, no lo predicaba pero tampoco negaba su existencia. La eliminación del Limbo en octubre del año pasado, fue el resultado de una larga y sostenida conversación entre los teólogos. Sin embargo, la eliminación de éste no suponía una explicación sobre el destino final del alma de los niños que morían sin bautizar, ¿a dónde mandarlos, al infierno o al cielo?
Por suerte para los niños todo quedó resuelto el pasado 20 de abril, al concluir los altos prelados de la iglesia que por la misericordia de Dios y por su condición de inocentes, los niños van al cielo aun cuando mueren sin bautizar. ¡Qué alivio! Por la divina intersección de los altos prelados de la Iglesia Católica queda establecido que los niños sin bautizar también van al cielo. ¡Qué pena que mis dilemas aún sigan sin resolver! Es que cada día entiendo menos a los religiosos, ¿puede alguien explicarme cómo hacen los mortales para con pluma y papel hacer gestiones divinas?
Pintura: El descenso de Cristo al Limbo de Jacopo Bellini