
Las explicaciones de las autoridades, en vez de consuelo, lo que produce es rabia. Estoy segura que si hubieran hecho su trabajo, las víctimas hubieran sido menos, y por lo menos quedaría la satisfacción de que se hizo todo lo que se pudo. A nadie le importa, lo que ellos creyeron o no, lo que importa es que no hicieron su trabajo, y como consecuencia 33 personas murieron. Hubo más o menos dos horas entre los dos tiroteos, tiempo más que suficiente para que las autoridades alertaran al estudiantado, al profesorado y tomaran las medidas de lugar. En casos así no se escatima, era preciso que se mandaran emails, hicieran llamadas telefónicas, se usaran altoparlantes y se tirara la policía por todo el campo. Parece ser que lo que hicieron fue investigar, y mientras lo hacían no tomaron medidas de seguridad. Se pudieron haber hecho las dos cosas, investigar y perseguir al pistolero. ¿Cómo puede una institución educativa darse el lujo de asumir que nada iba a pasar después del un tiroteo en uno de sus dormitorios, después de incidentes como los de Columbine High School? Ese tipo de conducta además de incompetente es irresponsable, y creo que las autoridades locales, como las de la universidad, tendrán gran dificultad en convencernos de que hicieron todo cuanto pudieron para prevenir el segundo tiroteo.
Foto: Alan Kim/The Roanoke Times, via Associated Press