miércoles, 3 de marzo de 2010

En el laberinto

Estos días entre viajes, estudios, trabajos y lo que resta de vida, me robo el tiempo para seguir leyendo La aventura de pensar de Fernando Savater.

Savater con su manera transparente de decir las cosas, nos regala en tan sólo algunas páginas, y de forma muy clara, la esencia del quehacer filosófico de los pensadores que ha elegido para el libro.

Haciendo honor al título del libro, he ido de "aventurera", siguiendo las referencias que hace Savater a dos poemas que le escribió Borges a Baruch Spinoza. Se me antoja compartir el que sigue con ustedes.
Spinoza
Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,
ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.
Desconocía este soneto de Borges, en honor a la verdad debo decir que yo al igual que la mayoría de la gente, conozco mejor el Borges cuentista que el poeta. Me alegro de haberlo encontrado. En este soneto, Borges hace referencia a Spinoza el hombre, al igual que al pensador. Ojalá les guste, a mí me ha gustado mucho.

2 comentarios:

  1. un ciego y un hombre que pulía cristales. muchos abrazos.

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  2. Hola Gonzalo, Así es. Unos cristales que al entrar en contacto con la luz reflejan unos rayos que se multiplican, y se hacen infinitos, que son capaces de combatir la ceguera del entendimiento, y permitir el acceso otra forma de ver :).

    Hace días que te quiero preguntar, ¿cómo está la pequeña Isadora?

    abrazos!

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