Hace dos o tres semanas que estoy liada con La aventura de pensar. Tiene 26 capítulos, de los cuales he terminado 19. Me gusta, lo estoy disfrutando, pero hay otro que ha despertado mi interés.
El objeto de mi deseo es el Adriano de Marguerite Yourcenar. Me he descubierto, en varias ocasiones, imaginándolo entre mis manos, acariciándolo, y deseando descubrir lo que encierra entre sus pergaminos. Es increíblemente atractivo, ya se me va haciendo muy difícil resistirme a su encanto.
Esto me pasa con frecuencia, soy coqueta y súper enamoradiza. ¡Qué le vamos a hacer! Esta vez ha sido más difícil resistirme, porque está ahí muy cerquita, mirándome desde uno de los libreros de la sala. Por lo general, cuando suelo enamorarme de uno, que no es el que estoy disfrutando en ese momento, no siempre lo tengo a la vista, y eso me ayuda a combatir la tentación hasta terminar mi compromiso. ¿Podré mantenerme fiel o sucumbiré al encanto de Adriano?
Imagen vía Donatina-librería
Te aseguro que sucumbiras al encanto de Adriano. Lo digo por experiencia propia. Disfrutalo :) es una novela excelente, delicada y irremediablemente envolvente.
ResponderEliminarInteresante, la sutilidad cómo se dicen ciertas cosas -como quién no quiere la cosa- utilizando a Adriano como objeto circunstancial de un deseo que probablemente es más común y se extienda hacia otros objetos del mundo menos predecibles pero sí con más probabilidades de ser degustados en más de dos o tres sentidos y el tacto incluído.
ResponderEliminarArgénida, es un regalo de mi amigo Luis. Estoy loca por empezarlo, pero sé que si lo empiezo mi pobre libro se quedará a medio terminar; sólo por eso me contengo, no me gusta andar dejando libros a medias...
ResponderEliminarFernandinho,
Esa es la magia del lenguaje :).El lenguaje nos permite crear realidades inexistentes, o simplemente paralelas, y así, hurgar en el morbo del receptor de nuestro mensaje, o por qué no, exorcizar algunos demonios.
Saludos amigos ya me voy a dormir al arrullo de la lluvia :).
Oh, oh, creo que todos llevamos a cuesta uno que otro demonio.
ResponderEliminar¿Y qué fuera de nuestra existencia sin esa consabida presencia?
¿Cómo podríamos apreciar la virtud y la bondad si no existiera la maldad?
¡Y qué bueno que hay exorcismos que liberan a sus víctimas de sus atavismos!
Hola Fer, LOL. No lo sé... y la verdad no me gusta especular sobre lo que no tiene posibilidad de ser. lol.
ResponderEliminarHoy me dado una palmadita en la espalda.... terminé mi libro antes de ser infiel con Adriano... pude vencer la voluntad...
Saludos!!!