El Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Leon E. Panetta ha anunciado que las mujeres podrán
pelear en combate. Muchos han sido los elogios a tal decisión, por considerarla
como "señal de progreso" en la lucha por la igualdad entre los géneros. Esta decisión parece emanar de un repentino y reciente descubrimiento: las
mujeres son capaces de hacer las mismas cosas que los hombres. Sin embargo, esta
epifanía del ejército no es nada innovadora, de hecho llega bastante tarde.
Me pregunto cuáles son las verdaderas razones
por las que las mujeres ahora son capaces
de pelear en combate. ¿No será que con las interminables guerras el ejército se
ve en necesidad de aumentar sus combatientes? Dudo muchísimo de que el verdadero
motivo de tal decisión haya sido influido por un deseo genuino de cerrar la brecha que aún separa a los géneros en Estados Unidos. Si la igualdad fuera la
razón, habríamos empezado por otro lugar, por ejemplo, la igualdad salarial. Ésa sí sería una señal de progreso, porque impactaría la vida de las mujeres, y no las arcas del Imperio.
Me parece que esta medida encaja perfectamente con la agenda de la administración actual: por un lado, mantener el status quo inalterado, y por el otro, crear la ilusión de que bajo su mandato el país avanza. Los liberales andan sumamente orgullosos de todos sus "logros" durante la presidencia de Obama. Sin embargo, tales logros no son más que ornamentales, porque los verdaderos problemas siguen intactos. Por ejemplo, el que ahora los homosexuales y las mujeres pueden asesinar en el ejército es objeto de celebración para los liberales, pero no para mí.
Para mí, estos no son logros, sino distracciones. Celebramos que las minorías entren al orden establecido, pero nos distraen de los verdaderos problemas. Creo que en vez, de celebrar esta acciones manipulativas de los políticos, los liberales deberían preguntarse ¿por qué rayos todos los días necesitamos más mercenarios?¿Por qué hoy el ejército necesita de estos hombres y mujeres que ayer no eran aptos para pelear?
Los seguidores del presidente Obama han terminado por asquearme, por su ceguera partidaria -los acérrimos críticos de Bush, hoy justifican las mismas acciones a Obama. Se dejan manipular por medidas decorativas y hacen caso omiso a sus aberrantes acciones. Por ejemplo, sus devotos nada tienen que decir sobre las guerras, la lista negra del presidente, los asesinatos extrajudiciales, los criminales recortes a programas sociales, ni del aumento de la pobreza bajo Obama.
El hecho de que ahora las mujeres puedan asesinar no es progreso, sino una desgracia. No hay nada que celebrar en que las mujeres
ahora pueden unirse a las filas de los mercenarios del ejército estadounidense en su afán de lograr la hegemonía del Imperio. Las feministas al celebrar tales acciones le ponen una estampa de aprobación al asesinato de hombres, mujeres y niños en países extranjeros, en vez de denunciarlo y luchar por su exterminio. El feminismo en el que yo creo lucha en contra de la opresión, no se hace parte de ella, y mucho menos su instrumento.