Abrí la puerta y entré. Me dirigí la recepción, di mi nombre, y pagué la cuenta. Había pocas personas en la sala, con una mirada recta me percaté de dos señoras que estaban sentadas al fondo, muy cerquita de sus hijos. No miré hacia las periferias. Se empezó a escuchar una voz que repetía incesantemente "She just took a shower." Me llamó la atención el no escuchar ninguna respuesta al mensaje emitido por el hablante.
Los trámites con la recepcionista fueron breves. Me di media vuelta, y me dispuse a sentarme. Al girarme, choqué con unos ojos sumergidos bajo un montaña de arrugas, unos labios surcados por los años y que repetían sin cesar la misma frase desde hacía cinco minutos "She just took a shower." Vi un bastón que se movía intranquilo, siguiendo los caprichosos movimientos del anciano. Y, ahí estaba él, ocupando un lugar en el espacio, solo, ajeno a casi todo, y con la mente perdida en el tiempo.
Era cierto, yo acababa de salir de la ducha, los rizos destilaban agua, y aún llevaba conmigo el suave olor de mi jabón de manzanilla y lavanda. Me senté a su lado. Lo miré a los ojos y le dije "sí abuelo, acabó de tomar una ducha." El sonrió, y pude leer un "lo sabía" en sus ojos. Y, así sin más, se escabulló en la bruma de sus pensamientos. Pasé a ver el dentista, y cuando salí el abuelito ya no estaba.
Traes un buen ejemplo de lo que dicen por ahí: con los años volvemos a ser niños por segunda vez. Y esos sí que no tienen filtros sociales de ningún tipo ...
ResponderEliminarAsí es Fer, aunque en este caso, a diferencia de en la niñez, la ausencia de esos "filtros" no se debe a falta de un proceso de socialización, sino a enfermedades degenerativas que con el paso de los años les va robando la lucidez.
ResponderEliminarNo sé que trastorno tendría el señor, pero sé que no estaba en su sano juicio... Me hizo pensar en mi abuela y su batalla con el Alzheimer, y el deterioro de su memoria a corto plazo. A veces, es coherente, pero la mayor parte del tiempo, vive en un pasado remoto en el que yuxtapone anécdotas que a veces nada tienen en común. Una situación muy triste :(.
Lo sé Sonia. No quise entrar por ahí porque es muy triste. Lo que es gracioso en un niño, su inocencia y el hecho de que dice todo lo que ve sin prestar atención a nada, no es tan atractivo cuando quién lo hace es un adulto o alguien que lo fue y de sólo pensar que un día podríamos estar así, llegar ahí es realmente deprimente...
ResponderEliminarFernando, es triste pero no por ello hay que hacer creer que no existe. En lo personal, no me preocupo por lo que podría llegar a pasar en unos 50 años, eso sería desperdiciar energía que esta mejor invertida en vivir el ahora :).
ResponderEliminarTengo la esperanza de que los científicos puedan lograr hacer descubrimientos que posterguen o mitiguen el Alzheimer. Actualmente, se conduce un estudio en Colombia que estudia una familia cuyos miembros han desarrollado la enfermedad, algunos hasta en los cuarenta :(. Ojalá que la desgracia de esta familia nos de pistas de cómo prevenir/mejorar la enfermedad. Hace 28 anos que este estudio se está desarrollando y es la mejor esperanza que tiene el mundo en logar avances en contra de esta enfermedad.
Aquí te dejo el vínculo con la historia
http://video.nytimes.com/video/2010/06/01/health/1247467822745/fear-grips-a-family.html?ref=colombia
Sonia, me ha gustado el tema, muy sugestivo. Yo pediría a los jóvenes que tengan en cuenta a los ancianos estén como estén. Y que valoren a la gente de edad por lo que son y no por sus arrugas. Un abrazo Lola
ResponderEliminarHola Lola, es una pena que para muchos los ancianos sean poco más que desechables. Creo que deberíamos tomarlos mas en cuenta, y tenerlos mas cerquita de nuestro corazón. Es lo menos que podemos hacer. Yo adoro a mi abuelita, le he dado cuanto he podido y todo el cariño del mundo :).
ResponderEliminarUn abrazo Lola