El gobierno de Japón ha implementado un programa de "repatriación voluntaria" para los trabajadores latinoamericanos que han quedado desempleados a causa de la actual recesión.
La iniciativa ofrece unos tres mil dólares para costos de viaje y dos mil por cada miembros de la familia.
Para participar en este programa los inmigrantes deben cumplir tres requisitos: ser descendiente de los japoneses que hace un siglo emigraron a Brasil -y otros países suramericanos, estar desempleado, y renunciar de forma definitiva a la posibilidad de volver a trabajar en Japón.
La mayoría de estos trabajadores, que hoy son desechables, fueron reclutados por Japón en los años noventa en pleno apogeo del sector exportador. Pero, en el momento actual, debido al descalabro de la economía, un gran número de fábricas han cerrado, dejando a estos trabajadores en un limbo económico.
No puedo evitar el paralelismo con con otras crisis económicas y la tensiones sociales a través de la historia reciente. Éstas siempre han creado “la oportunidad perfecta” para que distintos gobiernos se deshagan de segmentos no deseados de la sociedad. Así lo corrobora el holocausto, el encierro de los japoneses americanos en los años cuarenta, la deportación de inmigrantes después del 11 de septiembre, y la campaña anti-inmigrante que se ha apoderado de gran parte de los Estados Unidos y del mundo en general.
No es muy descabellada mi conclusión si observamos las declaraciones del señor Kawasaki, un antiguo ministro de Salud Pública. Kawasaki le ha dicho a The New York Times que la crisis económica presenta una gran oportunidad para frenar las políticas migratorias del país (“… the economic slump was a good opportunity to overhaul Japan’s immigration policy as a whole”).
El Sr. Kawasaki, considera que Japón debe detener el flujo de trabajadores de escasas destrezas laborales; del mismo modo, asegura que aun los trabajos difíciles, sucios y peligrosos deben ser bien pagados y desempeñados por japoneses (“We should stop letting unskilled laborers into Japan. We should make sure that even the three-K jobs are paid well, and that they are filled by Japanese”).
Para concluir, advierte que Japón no debe convertirse en ‘una sociedad multiétnica’ al igual que los Estados Unidos -ya que ha sido un fracaso en cuanto a inmigración. El fracaso lo demuestran la extrema desigualdad entre los americanos ricos y los inmigrante pobres (“I do not think that Japan should ever become a multi-ethnic society” like the United States, which “has been a failure on the immigration front,” Mr. Kawasaki added. That failure, he said, was demonstrated by extreme income inequalities between rich Americans and poor immigrants”).
Considero que Japón comete un grave error al cerrar sus puertas permanentemente a estos inmigrantes. La economía volverá a surgir, y entonces necesitarán la mano de obra que hoy desechan; además, hoy, de por sí, ya existe un gran déficit de trabajadores en el sector de servicio a los envejecientes, y la agricultura. Y, si a esto añadimos que la población es bastante mayor, que la gente hoy vive más, y que la tasa de natalidad está en descenso desde el 2005, se me hace muy difícil aceptar la medida como solución "económica'.
Fuente: Japan Pays Foreign Workers to Go Home, Forever
Eso no es ni solución ni económica...Eso se llama miedo al futuro con alguna pizca de racismo. O dicho de otra manera: la incomprensión de la economía por parte de los políticos busca de un chivo expiatorio ¿Y quién mejor que lo inmigrantes?
ResponderEliminarNo sé si reir o llorar. Pero esta gente se me parece a los médicos del siglo XVIII que cuando no sabían cómo curar al paciente le provocaban una fiebre porque eso era lo que sabían tratar.
Un saludo.
Hola Cabrit0, ¿cómo estás?
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu observación -para variar, jajaja.
Ya sabemos cómo andan esos menesteres por allá la lejana nación - y por otras no tan lejanas :P.
Quiero creer que la evolución es posible, pero no sé a veces me parece que algunos involucionan :(. ¡Vamos a pasos muy lentos!. Lo que me pregunto es: si creen que podrán mantenerse cerrados al mundo, ser productivos, y seguir compitiendo en el plano global con esa actitud tan excluyente… Ese interés de cerrar los ojos la nueva realidad mundial –con sus ventajas y desventajas- es anacrónico y contraproducente. El mundo ha cambiado pero algunos quisieran creer que no. ¡Tan adelantados los japoneses para algunas cosas y tan atrasados para otras! ¡Qué le podemos hacer! Pues, nada… criticarlos y esperar que aterricen :P.
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