domingo, 26 de abril de 2009

El niño de la ventana

El niño tenía la mirada perdida, y el rostro hecho un nudo de rabia. La frialdad resumía por sus ojos. Una mujer, que podría ser su abuela, trataba en vano de hablarle, y darle algo de comer. El no respondía. Llevaba meses ido, inmóvil, mirando por la ventana.

Por lo menos tres meses llevaba el niño anclado ante la ventana. Así lo veía cada mañana de camino al trabajo, y ahí estaba cuando regresaba. Me preguntaba, ¿por qué estaría ahí siempre?¿Qué añoraría? ¿A quién esperaría? Buscaba su rostro en un intento de adivinarlo, pero siempre la misma navaja helada brotaba de sus ojos y se clavaba en los míos, dejándolo todo, como siempre, en la oscuridad.

En ocasiones llegué a detenerme en la acera a esperar que el peso de mis ojos se posará sobre él, y lo obligara a mirarme. Al final, siempre se volvía hacia mí a la velocidad de un rayo: su mirada era dura, y deletreaba claramente un ¿qué quieres? ¿Qué me ves? Le ofrecía una sonrisa, pero ésta no era suficiente para aplacar su rabia, y se volvía a su mundo de silencios.

Un día de marzo dejé de ver su mirada agria. Su sombra permanecía, pero él ya no estaba. ¿Habrá ido al parque, al colegio, a la tienda? Me sentí satisfecha de que hubiera salido de la casa por primera vez desde que yo lo espiaba. Tal vez, ya había vuelto de su larga estadía en el abismo.

Pasó un mes sin que viera el niño. Había algo dentro de mí que no me permitía olvidarme de él. Pensé tocar la puerta de su casa, ¿pero qué diría?... No se me ocurría nada que justificara mi presencia. El otro día, sin pensarlo más, encaminé unos pasos hacía la casa, pero no me atreví a tocar. Me marché sin saber muy bien por qué estaba ahí, ni por qué me retiraba.

Justo al mes, y ocho días disipé la duda de qué le había pasado al muchacho de la ventana. Jamás lo hubiera sospechado: Boy Hangs Himself with a Cord in Jackson Heights- anunciaba un ejemplar atrasado del periódico local...

8 comentarios:

  1. Hey, la realidad no está muy lejos de la ficción. A veces hasta parece alimentarse de ella.
    Tu relato me pone a pensar en que con frecuencia se dejan pasar situaciones ante nuestros ojos que de haber sabido de antemano en qué pararían, nuestras acciones hubieran sido totalmente diferentes y quizás hasta hubiéramos podido alterar los resultados...
    No es ligero reflexionar que en la realidad, la indiferencia a lo que ocurre a nuestro alrededor es un elemento que se suma a casos lamentables parecidos que a diario vemos su reporte en los periódicos...
    Good story!!!!

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  2. Interesante relato Tejada.

    Como estas? Espero te encuentres bien,

    Un abrazo.

    Ronald

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  3. Sonia, este es un cuento desgarrador, por la impotencia de la señora y la desesperación del menor. Hay un sentimiento leve de culpabilidad en el personaje observador que resalta el conflicto interno que puede ocurrir cuando no ayudamos a los otros por "no meternos en lo que no nos incumbe" para luego enterarnos de algún triste resultado.
    Un saludo.

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  4. Thanks Fernando. ¿Quién pudiera adentrarse en las profundidades dela humanidad? Es tan difícil... A veces, lo mejor es simplemente, tratar de captarla -que tampoco es fácil y no siempre lo logramos -aunque creo que el mero intento vale la pena :P. Los seres humanos todos llevamos nuestra "tragedia" a cuesta... Unos podemos sobrellevarla, y hacer de ella una ficción, que a su vez la hace más placentera. ¡Contemplar la realidad desde la impotencia es otra forma de tragedia! Melodrama mode on, jajajaja!

    Ronald, gracias. Otro abrazo para ti.

    Themys, a veces no hay mucho que se pueda hacer desde afuera. La mayoría de los casos, solo podemos dar amor, apoyo, una sonrisa -que casi siempre es rechazada- son casos patológicos, dignos de ser tratados por especialista. Nosotros, lo vemos desde afuera, y nos carcome la impotencia :(.

    Alejandro, Como dije antes, una no existe sin la otra...

    Abrazos! Mil gracias por leerme.

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  5. Miss Tejada, ese comentario, esa respuesta tiene tanto peso como si fuera otro post.
    Vaya! cuánta razón en que todos llevamos dentro nuestra propia tragedia..., Es verdad! Nunca nos conformamos con lo que tenemos y eso en sí es una tragedia: bueno, a escribirla pues, ja ja ja. Tal vez y así la hacemos más digerible.

    Me quito el sombrero (no uso pero coges la idea)! Lamento que no hubieras podido dejar este relato un poquito más...

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  6. Exacta precisión de lo impreciso que somos. Me gusto mucho.

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  7. Fernando, gracias!

    Argénida, no tuve opción... tuve k escribirlo. La imagen de niño en la ventana me impacto mucho... se me ocurrió inventarle una historia..

    Abrazos!

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