Dicen que a las mujeres les encantan los uniformes. Debo decir que no es mi caso. No me atrae ningún tipo de uniformes, y mucho menos si es militar -no lo puedo evitar, estoy totalmente en prejuiciada con todo lo que tiene que ver con el ejército. Es por ello que no me hace ninguna gracia que haya hombres que amparados en un uniforme militar se conviertan en comandantes en jefes de sus países. A mí no me inspira el menor respeto ni confianza un hombre de uniforme que llega a ocupar la presidencia de un país -aunque lo haga con la mejor de las intenciones. Pienso que los militares se han entrenado para pelear, y mandar en el terreno de guerra, no para gobernar. Yo, inevitablemente, asocio los uniformes militares con la represión física e intelectual. Del pasado nos llegan los hechos históricos, los cuales hablan por sí solos, y en el presente los titulares de los periódicos siguen recordándonos los excesos de los jefes militares. Estos hombres de uniformes suelen perseguir a sus opositores, silenciar a los disidentes, hacer caso omiso de la constitución y convertirse en dueños y señores del país. Pobre de la constitución de un país en manos de un militar: unos la impugnan, otros la estiran o la achican para lograr que esta se acomode a su plan de gobierno. Por ejemplo en Pakistán el jefe ha declarado el país en estado de emergencia, lo que se traduce en masivos apresamientos de activistas, y protestantes en general, persecución de los opositores y el cierre del canal de televisión independiente. Musharraf intenta controlar todas las esferas del país y sabotear unas posible elecciones democráticas.
Las acciones de Musharraf han puesto en jaque a su homólogo en la Casa Blanca. En los últimos años éste se ha convertido en una pieza clave en la cruzada anti-terrorista de Bush. La Casa Blanca le ha otorgado millones de dólares en ayuda para combatir el terrorismo extremista islámico. Sin embargo, aunque Musharraf se vista de traje cuando visite a su amigo Bush, sigue siendo un militar con su propias ambiciones de poder vitalicio. Estados Unidos ha obviado este hecho porque siempre ha seguido el precepto de que el fin justifica los medios. Las críticas y la presión internacional han empezado a llover sobre Bush, quien al ver que Musharraf parece salírsele de las manos, le ha pedido que deje el uniforme, que se convierta en civil y que permita elecciones democráticas. Me imagino que Musharraf se habrá echado una buena carcajada ante el pedido de Bush, y luego le habrá recordado todos los ajustes que él ha tratado de hacerle a la constitución para poder llevar a cabo su plan de seguridad nacional ante la amenaza del terrorismo.
Sonia, tienes mucha razon. Al militar lo entrenan para dar ordenes y que le obedezcan. No son bueno para gobernar. Fijate lo que hizo la junta militar en Birmania, le interrumpio el internet al pueblo, para incomunicarlo entre si y con el resto del mundo.
ResponderEliminarBuena observacion, Sonia. Abrazos.
I Agree. Y lo peor es que parece que se están poniendo de moda otra vez.
ResponderEliminarEso mismo me pasa a mi. No puedo tener cerca alguien con uniforme referente al ejercito y demas instituciones.
ResponderEliminarMe intimidan.
de acuerdisimo contigo Sonia, no saben gobernar, están educados (adiestrados??) para ordenar y ser obedecidos... y es por eso que no me gustan los hombres en uniforme militar... cizcalo! jeje
ResponderEliminarsaludines y besos
Majarete, Lo de Birmania, fue todo una aberración. Muy triste.
ResponderEliminaralex, pues si; y mucha gente los apoyas, porque suelen ser populistas.
Jenni, si como que un uniforme, no se como que me da una sención de miedo.
Sandy, Tu lo has dicho mejor que yo Sandy, Tienes razón.
Abrazos
A mi solo me atraen los policias, pero solo si son sexy y no estan panzones.
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