miércoles, 20 de abril de 2011

África en la República Dominicana

He tenido la buena fortuna de ser amante de los libros, y de leer todo lo que puedo. Una de las ventajas de leer es el descubrimiento de cosas que no deberíamos saber. No es un secreto que ellos encontramos todas las preguntas y las respuestas que gente poderosa se afana en ocultar, o distorsionar para su propio beneficio.  La lectura puede ser un exorcismo de los prejuicios que nos inculca la clase gobernante que busca moldear la historia a su gusto para tergiversar la identidad de una nación. Este es el caso de la República Dominicana.  

Estudié en una escuelita rural de la República Dominicana. Recuerdo nuestro libro de texto de historia de quinto curso "Historia de mi Patria."   Era un libro de pergamino suave y amarillo, de poco grosor pero que yo, disfrutaba profundamente. Siempre me ha gustado la historia.  El libro nos contaba de las hazañas de hombres que lucharon por crearse una patria para todos. Aprendíamos sobre los tiempos coloniales, la Independencia Efímera de 1821, la invasión de Haití de 1822, la fundación de la Trinitaria, la Independencia  en 1844, sobre la posterior anexión a España y la guerra de Restauración. Todos estos temas los estudiábamos de nuevo, y a más profundidad en séptimo grado, y ya no me acuerdo más.

En el libro de tercer grado recuerdo ver bastantes imágenes de los taínos en sus chozas, cazando, lavando oro, y por supuesto, de los colonos y criollos que ocupaban la mayor parte de las páginas. Es posible que me equivoque, porque estos son reflexiones desde el presente hacia un pasado lejano, pero los dos únicos hombres mulatos que recuerdo de mis años de estudiantes en mi escuela rural, son Gregorio Luperón y Francisco del Rosario Sánchez. El resto de los próceres eran siempre de características europea. 

En retrospectiva me doy cuenta de que lo que faltaba en todos mis libros de historia era una visión real de los africanos que habían sido traídos a la isla como esclavos. Se hacía mención de ellos, de una forma ligera, y  desde el punto de vista de "mano de obra." Nada más. ¿Cómo era esto posible si en 1560 el 60 por ciento de la población de la isla era negra? Es evidente que éramos una nación mulata. Había evidencia de ello en la música, la comida, y el sincretismo religioso que resultaron de la mezcla de las culturas española y africana, y en menor escala, de la indígena

Vine a los Estados Unidos de adolescente. Terminé la secundaria, y posteriormente, mis estudios universitarios. En la universidad me matriculé en varias clases de historia latinoamericana, y poco a poco me fui dando cuenta de que en mi formación escolar había faltado el aspecto africano de la identidad dominicana. Empecé a aprender sobre la influencia de la cultura africana en mi día a día: en la comida, en la lengua, en la música, en la religión y un día me hice la pregunta, ¿cómo pudo tan gran parte de nuestra identidad ser ignorada?

Descubrí que la élite criolla independentista nunca se deshizo del prejuicio de los colonos.  El cambió fue más de forma que de fondo. Al igual que en Estados Unidos, se trataba de los criollos queriendo dirigir su destino, pero eso no incluía a los millones de esclavos negros. En la vecina nación de Haití, había ocurrido lo opuesto, fueron los esclavos que se levantaron contra de los colonos, instaurando así la primera república negra libre de América. Esto preocupaba a los dueños de esclavo de toda la América Latina y de los Estados Unidos.

La invasión de Haití al lado español de la isla en 1822 -que duró 22 años- vino a aumentar la desconfianza y racismo de los criollos contra todo lo que representara a los invasores haitianos. Haití se convirtió en el terror de La Corona, y de los criollos dueños de esclavos por igual.  La emancipación de los esclavos amenazaba  la estructura colonial. La independencia de Haití ponía a los futuros independentistas dominicanos en una situación incomoda: Haití era libre del yugo colonial, pero a la vez, eso significó el fin de la esclavitud negra. Del lado español de la isla, esas dos ideas eran irreconciliables, por razones obvias. 

La historia siguió su curso y la lucha contra los haitianos terminó en 1844, con el  nacimiento de una nueva nación que se llamaría La República Dominicana. La cual sería anexada a España de nuevo, y posteriormente restaurada el 16 de agosto de 1865. A partir de entonces la lucha ya no sería contra los extranjeros, sino entre caciques dominicanos que se disputaban el control político del país.

En 1916 la nación sufrió la primera intervención militar de los Estados Unidos. Poco tiempo después una oleada de inmigrantes haitianos llegó al país para trabajar en los ingenios azucareros. Tras la intervención  militar, subió al poder Rafael Leonidas Trujillo quien haría todo cuanto podría para borrar las raíces negras del país, y disfrazarlo de un europeismo enfermizo. Esto lo llevó a cometer una masacre de haitianos en 1937 y a   idear la retórica anti-haitianista que aún se escucha hoy en el país. 

El discurso de Trujillo se escucha claro y patente en las calles de la República Dominicana. Hoy por hoy, nadie es negro en la República Dominica, como herencia de Trujillo, los documentos de identidad nos identificaban como "indios," "indio claro," "indio oscuro," y "trigueño."  Para Trujillo había que evitar a todo costo negar el negro que llevamos detrás de la oreja. ¿Y qué mejor forma que abrirle las puertas refugiados extranjeros víctimas de dictaduras o discriminación? Así llegaron al país judíos, asiáticos y españoles que necesitaban un lugar donde vivir, y a la vez, ayudaban a Trujillo en su afán de darle una nueva apariencia a la República Dominicana. Así que, la noble acción del tirano, en el fondo, encerraba una maquiavélica intención: blanquear la población dominicana de sus marcadas raíces africanas. 

Anoche en PBS se presentó el especial dedicado a la República Dominicana y Haiti de Blacks in Latin America. Vale la pena verlo. El próximo episodio será sobre Cuba y México.

lunes, 18 de abril de 2011

La otra muerte

Imagino que nos pasa a todos: alguna vez hemos caído en un hoyo del que se nos hace tan difícil salir. La lucha por salir se hace agotadora: un pasito hacia arriba y veinte hacia abajo. Nos gana el desanimo y el pesimismo. Pensamos que lo mas fácil sería dejarlo todo, resignarnos a quedarnos allí, ¿pero no es eso un tipo de muerte?

domingo, 17 de abril de 2011

Xenofobia

Una de las cuestiones que más me preocupan es la discriminación que avanza como una vorágine por todos los confines de la tierra.  Esta tarde he visto un vídeo grabado durante una protesta en Tel Aviv, en contra de los inmigrantes africanos y filipinos. Las acusaciones de los nativos en contra de los inmigrantes siempre son las mismas, sin importar el país : que están ''destrozando o transformando el país'', que son ''criminales,'' y que "los gobernantes no hacen lo suficiente para frenar la inmigración," que "traen enfermedades" y otras mil cosas.

Uno de los manifestantes entrevistado en el vídeo abogaba por que fueran devueltos a sus países de origen los extranjeros, y que se les impida el ingreso en el futuro. Me impactó muchísimo escucharlo repetir una frase que recientemente emitió David Cameron, el primer ministro de Inglaterra: "El multiculturalismo ha fracasado."   ¡Qué rápido llega la retórica de odio a oídos dispuestos a escucharla! Concluyó el entrevistado que los inmigrantes africanos han arruinado a Europa porque sus culturas son irreconciliables, son unos salvajes, criminales, y que él definitivamente no quiere eso para Israel. ¡Vaya ironía el pueblo perseguido convertido en  perseguidor!

Otro caso de racismo y xenofobia está ocurriendo en Libia. Los "rebeldes" desde febrero, han estado acusando a Gadafi de haber importado "mercenarios extranjeros." Los medios de comunicación occidentales y los libios en Twitter han repetido 'este hecho' hasta el cansancio; sin embargo, resulta que los "mercenarios extranjeros" no son más que inmigrantes africanos negros. ¡Qué casualidad! Éstos trabajadores han sido acosados, detenidos, y varios asesinados por los rebeldes.

Es verdaderamente trágico presenciar este tipo de discriminación y racismo en contra de las poblaciones negras o inmigrantes. Por todas partes se pasan leyes xenófobas,  así sea inconstitucionales, como respuesta a la presencia no deseada de extranjeros en el territorio nacional. Existe un deseo desmesurado de distanciarse del otro, de animalizarlo, y así justificar su discriminación. ¿Aceptaremos algún día que en realidad sólo existe una raza, la humana, y que todas las distinciones, simplemente, son objetos de minupulación, ideadas por los gobernantes y poderosos para controlar la población?

La respuesta a esa pregunta no la sé, pero me conformaría con que las grandes potencias mundiales, que son las más afectadas por la inmigración, hicieran uso de la memoria histórica, y analizaran, el porqué de las olas migratorias. ¿Qué han hecho estas naciones para limitar el avance del llamado 'tercer mundo,' y atraer a sus habitantes hasta sus costas?

¿Será que las naciones desarrolladas, de algún modo, han provocado estas oleadas masivas de inmigrantes, debido al estancamiento económico y social, a la manipulación política, a modelos económicos devastadores, o el saqueo de los recursos naturales de sus países de origen? ¿Habría hoy oleadas masivas de africanos y latinoamericanos sin su intervención en el destino político y económico de esas masas continentales? Creo que sería un ejercicio revelador. 

martes, 5 de abril de 2011

J. Mer-Khamis: guerrero de la paz

Al margen de la violencia que siempre acapara los titulares sobre Gaza, existen también personas como Juliano Mer-Khamis que luchan por la liberación física y espiritual del pueblo palestino a través de la expresión artística. Para los que no lo conocen, Juliano Mer-Khamis fue un actor israelí que dedicó gran parte de su vida –inicialmente junto a su madre- a los niños palestinos, víctimas la de la violencia de la  política expansionista de Israel y de la resistencia palestina. Su lucha se centró en ayudarlos a canalizar la violencia en que viven, a través del arte. La teoría de Juliano era que la tercera intifada palestina debía ser a través del arte y la cultura.

Juliano Mer-Khamis fue asesinado ayer enfrente de El Teatro de la Libertad que fundó en el 2006, después de que el pionero,  fundado en 1988, fuera destruido por el ejército israelí en el 2003. En el momento del asesinato Juliano estaba en su carro con su bebé, y la niñera. Le dispararon a quemarropa, unos  hombres encapuchados, propinándole cinco disparos en el pecho. El bebé y la niñera sobrevivieron. La esposa de Juliano está embarazada de gemelos.

Juliano Mer-Khamis se había resistido a abandonar a los niños de gaza al fatalismo, a pesar de haber recibido amenazas de muerte por años.  Ayer las amenazas se cristalizaron, segándole la vida a un hombre que era un rayo de esperanza en lo que es la antesala del infierno. Juliano Mer-Khamis engendraba en sí mismo el conflicto y la tragedia del pueblo palestino: hijo de madre israelí (judía) y padre de origen árabe (cristiano). Un ciudadano israelí comprometido con la paz y la justicia, quien optó por luchar del lado de los oprimidos, cuando pudo haber vivido cómodamente en Israel, su país natal. Yo lo admiraba mucho. ¡Ojalá hubieran más seres humanos como él!

El asesinato de Juliano Mer-Khamis me ha tocado profundamente. Es un asesinato político. No sé quiénes fueron los responsables.  Ni estoy en condición de identificar culpables, sin embargo, ambos bandos tenían motivos para eliminar a Juliano Mer-Khamis: uno porque el arte es un arma poderosa, capaz de persuadir, transformar y provocar cambios sociales y políticos, y otro porque se oponían a su misión liberadora a través del arte, por no estar alineada con el Corán –por ejemplo,  el que en el teatro los niños no fueran segregados por sexo, o que un niño representara un cerdo en The Animal Farm y sobre todo la naturaleza secular del trabajo de Juliano Mer-Khamis. ¡Ojalá se haga justicia porque el mundo ha perdido uno de los hombres necesarios!

Para entender la importancia de El teatro de la libertad y el trabajo de Juliano Mer-Khamis, hay que ver El documental ARNA’s Children.  Es una mirada panorámica a las causas y consecuencias de la violencia en Gaza, y cómo afecta a los palestinos desde la niñez.  El documental empieza con una protesta, y luego nos muestra a la señora Arna –la madre de Juliano- luchando por darle una gota de normalidad a la vida de los niños desplazados por la contínua ocupación israelí.  La cámara capta la destrucción física y psicológica del estado de sitio en que viven los niños de Gaza. ARNA’s children subraya la violencia, la resistencia del espíritu humano, el teatro como catarsis, la misión redentora del arte, y el inevitable y trágico destino de la juventud palestina.

El trabajo de Juliano logra captar el alma violada, y a la vez pura de los niños que han vivido sitiados por la violencia. En sus miradas vemos el dolor, en sus almas percibimos los surcos del horror, pero también, la esperanza y la inocencia. En un período de cinco años, varios de ellos mueren luchando contra el ejército israelí en entre 2002 y 2003, y otro dos cometen un ataque suicida en Israel.  Recomiendo ver el documental a quien no lo haya visto: es la lucha del espíritu humano por sobrevivir en las más desesperadas condiciones. El verlo, no nos deja inmune,  nos obliga a cuestionar el estatuo quo, y más importante aún, a ponernos en el lugar de los protagonistas, e inevitablemente, a preguntarnos ¿qué haríamos nosotros en el lugar de ellos?

domingo, 3 de abril de 2011

La corrupción moral

Existe cierta malaise sintomática de que algo anda muy mal en el curso que ha seguido los Estados Unidos desde principios del siglo XX, y del que parece no haber vuelta atrás. El afán intervencionista que no parece saciarse, los convirtió en una potencia económica y militar pero el país tiene el alma corrupta. El alma de la nación ha sido desmoralizada por la avaricia, el deseo de dominio mundial y su cultura guerrera. Es un mal sistemático que parece corromperlo todo.

Esta tarde, mientras leía El sueño del celta, de Vargas Llosa, leí una frase y me quedé pensando que captaba bien el ambiente de ruina moral de los Estados Unidos: "-La corrupción moral, la corrupción del alma que lo invade todo en este país- repitió con voz hueca, tenebrosa, como sobrecogido por una visión apocalíptica." El personaje se refería al estado de corrupción y violencia que observaba por todas partes en pleno proceso de colonización de El Congo, y que según él, llevaría el país a la ruina moral.

Yo diría lo mismo de los Estados Unidos hoy en día, y del papel que  juega en el mundo, especialmente en el oriente medio y el norte de África en estos días. Obama autorizó la intervención militar de Libia, usando la retórica más cínica que yo haya podido escuchar: bombardear un país, para salvar vidas. Lo terrible de todo es que la gente le cree, y acepta repetir los mismos errores de siempre. No importa que el discurso sea el mismo, y que ya lo hayan escuchado mil veces.

¿Con qué autoridad moral pretende Estados Unidos ir a "salvar civiles" en Libia cuando en este preciso momento son responsables, directa e indirectamente de las muertes de civiles en Gaza, Iraq, Afganistán y Bahrain y Yemen, por mencionar algunos? Es una excusa bastante risible, pero el pueblo americano y los medios de prensa la aceptan como válida.  No dudo de que el pueblo americano tiene intenciones genuinas al apoyar a Obama en su "intervención humanitaria," pero el problema es que toda la idea es una falacia. Han estado ahí tantas veces, y siempre vuelven a caer en el mismo error.

Imagino que la idea de verse como "salvadores" de "salvajes" y llevarles ''el progreso y la civilización'' los hace sentirse imprescindibles para ''el desarrollo del mundo." ¡Oh esa vieja y euro-céntrica idea de ir a salvar a los nativos de su propio salvajismo, sigue bien arraigada aún en pleno siglo XXI! Dicho de otro modo, el colonialismo y el imperialismo siguen tan vigentes como siempre.

sábado, 2 de abril de 2011

Mi historia la escribo yo

Anoche vino a visitarme mi vecina: una señora de unos sesenta y tantos años, con los ojos llorosos, y sin saber qué hacer porque su compañero sentimental ha terminado la relación que tenía con ella. Estaba hablando por teléfono con una amiga, y preparando la cena. Dejé lo que hacía y la atendí.

La señora me dobla la edad, y viene a pedirme consejos porque ella no sabe cómo yo me he quedado sola después de haberme separado de quien ella llama "mi marido" hace ya tanto tiempo. "Yo la veo a usted siempre tan bonita,  sonriente, se ve feliz sola." "Yo quisiera ser así, pero siento que necesito tener a alguien en mi vida para sentirme bien." Trato de explicarle que la vida en pareja es sólo una parte del todo, y que si no la tenemos, existe cierto vacío, es cierto, pero que hay otras razones por las que vale la pena vivir.

Trato de consolarla, y no sé muy bien qué decirle, porque a mí se me hace un caso tan fácil de resolver, pero entiendo que su mundo se le ha venido abajo. La escucho, y Le pregunto qué es lo que extraña de un hombre que según ella misma, le hace la vida miserable. Me dice que no sabe, que simplemente no sabe vivir sola. Entiendo su dolor, pero le explico que en la vida uno elige con lo que puede lidiar, y que  no estoy dispuesta a soportar la mitad de las cosas que ella le soportaba a su pareja.

Es un tipo posesivo y bastante desagradable. No le permite pasar tiempo con sus amigas, cuando el está en casa,no  puede hablar con nadie, si ve algún numero desconocido en el teléfono, llama para averiguar quien es. La abusa emocionalmente, y la hace sentir que no vale nada. Y yo me pregunto, ¿para qué voy yo a  pasar mi valioso tiempo con una persona así? Para mí la soledad es mil veces preferible a vivir en esas circunstancias.

A mí me apena mucho esta señora. Quisiera ayudarla. Le he propuesto miles de cosas para mejorar su calidad de vida, pero no hace nada con su vida. Le he propuesto que ocupe su tiempo: que sea voluntaria, que lea, que busque un grupo de apoyo para mujeres como ella, que salga a caminar, pero se niega a todo. Insiste en que le explique ¿cómo hago para vivir sola? Ella me ve yendo de un lado a otro, siempre poniendo mi mejor cara, aunque mi mundo se esté cayendo a pedazos. Probablemente piensa que mi vida es perfecta, pero como la de todos, está lejos de serlo.

Yo también me siento sola. Me gustaría compartir mi vida con alguien que quiera ser mi compañero, no mi carcelero. Por otro lado, no estoy dispuesta a vivir mi vida a amargada por no haber podido formar una pareja en estos años. Prefiero enfocarme en lo que sí tengo, y en lo que puedo cambiar, a vivir lamentándome de todo lo que carezco. Me resisto a ser la estrella estelar de mi propia tragedia, o a ser un personaje secundario en la historia de nadie. Mi historia la escribo yo, y sigo mi propio curso, aunque mis pasos me lleven a un lugar distinto al de los demás, por lo menos, tendré la satisfacción de haber elegido cómo vivir mi vida.