Las heridas emocionales son invisibles para la vista, pero no por ello menos serias. Identificar qué nos duele y por qué, es muy difícil. Es un proceso largo, produciendo tal cansancio que, a veces, se pierde la fe en una posible recuperación.
Aislar la fuente del dolor, aceptar su impacto en nuestra vida, y hacer un compromiso de sanar es agotador. El secreto, tal vez sea, no darnos por vencidos y aferrarnos a todo lo que nos sostenga de pie y nos ayude a seguir adelante.
Muy apropiada esta reflexión!
ResponderEliminarCreo que sólo cuando miramos hacia atrás nos damos cuenta de que el camino recorrido ha sido largo.
Lo que importa, sin embargo, es dar ese paso hacia adelante. Uno solo a la vez y mantenerse dándolo, porque a la vez que se nos abre el camino a nosotros se le abre de ese modo también a los demás, pues si no nos hemos dado cuenta más de uno nos sigue, a veces de cerca otras de lejos y ellos están prestos a ayudarnos y a levantarnos cuando alguna piedrecita de esas se interpone en el camino y nos hace tambalear y hasta caer..
El secreto está en la aceptación, en aceptar lo que ha ocurrido, no en buscar substitutivos. Una vez lo has aceptado ya puede irse, mientras no lo aceptes seguirá ahí.
ResponderEliminarEspero haberte ayudado.
Animo, Sonia. No creo mucho que haya secretos. Cada situación tiene su respuesta.
ResponderEliminarPor cierto, me gusta mucho el nuevo horizonte de tu planeta. Se ve muy bien. Me recuerda a un librito de la adolescencia que de seguro habrás leído: Juan Salvador Gaviota.
Las heridas emocionales son mucho más dolorosas que las físicas. Las emocionales que a veces ni sabes porque son, no se pueden explicar. Te encuentras incomunicado y sólo, con una soledad fría que te parte en dos y sin fuerza ni para salir del pozo, es verdad. Pero la experiencia de mi vida me dice que el Ying y el Yan siempre se suceden y no hay mal que dure para siempre aunque tampoco dure para siempre el bienestar del espíritu. Es así y no hay más.. Un beso Lola
ResponderEliminarhttp://boheme.zruspas.org
Los cojos emocionales usan muletas no porque las necesiten, si no porque ya estan acostumbrados a ellas... El secreto es saber cuando deshacerse de las muletas. Lo mas obvio para muchos es el de aferrarse a lo que para ellos tiene mejor sentido, para ellos no puede ser de ninguna otra manera.
ResponderEliminarfer, eso de que alguien siempre nos sigue me ha gustado mucho. Es cierto, a veces, a mitad de camino aparecen personas que nunca supimos estaban ahí, y otras que estaban simplemente desaparecen :).
ResponderEliminarMaribel, creo que tienes razón. sin embargo, la aceptación es una de las muchas etapas de la sanación, y no se puede forzar. Tiene que llegar cuando la persona está lista :).
Víctor, qué alegría que hayas vuelto. Hacías falta en nuestra comunidad virtual :). Bienvenido a casa. Pasaré a ver que encuentro en Libro Abierto uno de estos días :).
Hola Lola y bienvenida a mi planeta :). Gracias por leerme y tomarte el tiempo de expresar tu opinión.
Tienes razón ni la tristeza es para siempre ni la alegría tampoco :). Pasaré a conocer tu blog muy pronto.
Anónimo, las cuestiones emocionales suelen ser más complicadas que lo que el ciudadano promedio puede entender. A veces, entender requiere estudios, aunque claro que para sentir simpatía por quien sufre y ofrecer una mano a quien trata de levantarse no hace falta ir a la universidad. Eso se logra buscando en lo más profundo de nuestra condición de humano.
Creo que si las personas no dejan "las muletas" es porque es difícil, y solo con la ayuda profesional y el apoyo de los familiares y amigos pueden lograrlo, o en algunos casos, llegar a manejar la situación. Personalmente, no creo que una persona que esté bien, elija vivir de esa manera, eso es producto de la condición emocional en la que se encuentran.
Saludos a todos y gracias por leer.
Víctor, se me olvidó darte las gracias por el piropo al nuevo look de mi planeta :). Gracias. Y sabes, no me he leído, lo pondré en la lista de los "por leer"
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