miércoles, 19 de septiembre de 2007

Un buen maestro nunca pierde la fe en ti, aun cuando tu ya la hayas perdido

Hace algún tiempo que venía postergando una llamada pendiente. Debí haber llamado, pero nunca me animé a hacerlo, tal vez por miedo a enfrentar la situación, que sé yo. Pues, como no llamé, me me llamó él. Me hubiera gustado haber sido yo quien hubiera llamado, porque era a mí a quien me correspondía hacerlo, pero no se dieron así las cosas.

Tras la muerte de mi amiga, y el contínuo exceso de obligaciones, me alejé sin dejar huellas. Me he quedado diciendo que voy a regresar, pero se me ha hecho difícil encontrar el camino. Pero, él como todo buen maestro, no perdió la fe en mí. Me dijo que le daba gusto que estuviera bien, se alegró mucho de escucharme, y saber de mí después de unos meses sin hablar; a mí, me alegró que me llamara. Me disculpé por la ausencia, y él me contestó que entendía el momento difícil que había pasado. Se portó como lo que siempre ha sido para mí, un guía, un amigo, un maestro. Me dijo que me esperaba cuando quisiera regresar a clase y me invitó a un recital de piano que dará una amiga suya.

Al despedirse me dijo una frase que me gustó mucho:
"Everything is a passing scene, even life itself." Me quedé reflexionando en lo que dijo, me dije a mí misma, regresaré a clase en unas semanas.

6 comentarios:

  1. Es un buen maestro porque ante todo sabe que sus alumnos son personas.

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  2. Siéntete orgullosa. No recuerdo el último profesor que depositara esa confianza en mí, ahora que tengo los años que tengo, o los que tu tienes ahora.

    Solo recuerdo a personas que estaban muy agobiadas con su diario vivir como para ponerse a darles a otros las ganas que ellos no tenían para hacer realidad sus sueños, fantasías, o malos deseos.

    Un ser complejo y que todos dejamos pasar por alto es el ser maestro. Te lo digo por mi experiencia en esa área, y por lo compartido con muchos otros a esos niveles en donde se debaten la clase media con la clase dominante.

    Un saludo.

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  3. En casa de mi abuela había un gran piano con más de 200 años. A los niños casi ni nos dejaban acercanos porque con los golpes o el vibrar del suelo se desafinaba.

    Cuando le oíamos tocar a mamá o a la abuela nos encantaba. Creo que desde entonces respeto mucho más a quien toca ese instrumento y me emociono con sus notas al sonar.

    Besorrios.

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  4. Se siente mal eso verdad? saber que debimos hacer algo y la otra persona lo hace primero.
    Fue un gran gesto de su parte, darte seguimiento y aliento.
    Continua con tus clases, si? dejanos saber.
    Saludos

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  5. Gracias chicos por sus comentarios.

    Besos y abrazos!

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