sábado, 15 de noviembre de 2014

Sin el mundo en las manos

No soy de las personas que piensa que todo tiempo pasado fue mejor. Vivimos en un momento maravilloso en el que la tecnología y la ciencia nos ofrecen posibilidades impensables para  nuestros antepasados. La tecnología nos ha puesto el mundo en la palma de las manos, y esto ha resultado en que siempre estamos conectados, escasa vez presentes donde nos encontramos.

A mí, esa omnipresencia de la tecnología, que se traduce en intromisión en nuestro diario vivir, puede llegar a molestarme. Me desagrada nuestra adicción al móvil, por ejemplo. Me molesta su uso durante la cena o un encuentro casual con una persona, de quien quieres su plena atención. El caso es peor si hay un interés romántico, y se explora la posibilidad de una relación. He vivido algunas experiencias horrorosas en este ámbito.

Anoche, sin embargo, duré horas conversando con un ser humano a quien no vi sacar su teléfono en toda la velada. Tampoco lo hice yo, excepto cuando se fue al baño, mi teléfono vibró al entrar un mensaje de una amiga. Lo contesté, me excusé rápidamente, y lo regresé a mi cartera. Cuando mi amigo volvió, lo que sostenía en la mano era una copa de vino. Nada más.

Nuestras manos estuvieron sobre la mesa, libres de aparatos electrónicos, desconectadas del mundo. Me a gustó estar plenamente presente, de espaldas al mundo que latía detrás de la pantalla del móvil. Quisiera repetir esta experiencia más a menudo y con una audiencia más extendida.   

4 comentarios:

  1. Mañana tengo una cita. Iré sin móvil. Espero que las dos horas pasen volando sin artilugios de ningún tipo. Tienes razón.

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  2. Naturalmente. Yo no soy mucho de movil pero me molesta mogollón cuando estoy con alguien que lo tiene todo el rato en la mano aunque no hable con él.

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  3. Una vez que recordás esa sensación, y la experimentás, querés reincidir. Está todo bien con la tecnología, es eso simplemente, el problema somos los que abusamos de esas facilidades que nos brinda.

    A veces es simple ceguera. Por olvidar, por no caer en la cuenta de lo que significaba vivir el preciso momento en que una mirada estaba puesta sobre nosotros, creando un instante preciso.

    Habrá más experiencias como esa, pero quizás no sean tan comunes como uno quisiera, sino pequeños oasis donde parar a disfrutar plenamente.

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  4. Joselu, te aplaudo. Ojalá disfrutara la compañia :)

    Lola, igual a mí, aunque no estoy inocente de culpas :P Pero intento limitar el uso del móvil cuando tengo compañía.

    Ale, gusto en verte por aquí. Esperemos que sigan ocurriendo estas experiencias aunque sean escasas. :)

    Saludos,
    Sonia

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