Un día 20 de septiembre de 1991 la vida que había llevado me cambió para siempre. Tuve que dejar mi escuela, mis amigos y mi lugar de nacimiento para hacer vida en un lugar desconocido.
Desde entonces, resido en Nueva York. El proceso de adaptación fue largo y arduo, pero con el pasar de los años, aquella ciudad abrumadora -de una primera impresión- poco a poco se fue convirtiendo en mi casa.Foto via The Arts Blog
Tienes mucho tiempo viviendo en la gran ciudad. En 1993 mi familia estuvo a punto de tomar esa decisión también, pero dimos un viaje de paseo primero y mis hermanos y yo no quisimos por pensar que nunca nos ibamos a adaptar.
ResponderEliminar5 años mas tardes, mis 3 hermanos se fueron, acá todavía quedo yo pensando que la gran ciudad es mucho para mi, solo me gusta ir de visita.
Hay días en los que la Ciudad es mucho más grandes.
ResponderEliminarUn abrazo!
Mana, cuanto me has hecho recordar el día que, al igual que tú, cambio mi mundo de repente. En mi caso fue un 13 de julio de 1990. Nunca olvidaré ese día.
ResponderEliminarAdaptarse no es fácil, pero se da. Aunque para mí, que pase de un país latinoamericano a otro, las cosas no fueron en algunos aspectos tan fuertes.
Abrazos eternos
Cómo es difícil olvidarse la fecha exacta de esos cambios. En nuestro caso tambien llegamos en Otonio. Un 5 de octubre de la hace 12 anios. Cómo se ha olvidar uno esos acontecimientos.
ResponderEliminarMuchas gracias por compatir tus vivencias. Me 'obligan' a compartir las nuestras.
Sonia, sé que estoy tarde con mi comentario, pero habrás notado que ando menos activo en estas cosas. Entiendo lo que dices y tengo solamente un tiempecito de ventaja sobre el tuyo en EE.UU. Es como dice la frase: el hogar es donde está el corazón. Es natural que uno se adapte. Y, de mi parte, aunque siempre queda el agradecimiento y la conexión al lugar de origen, uno aprende a querer y apreciar su realidad donde sea que uno se encuentre. Celebro tu aniversario contigo: por otros años de realizaciones.
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