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Mientras estaba en la República Dominicana tropecé, literalmente con
Diario de un libertino de
Rubem Fonseca. Confieso que jamás había oído hablar de Rubem Fonseca y mucho menos de su obra.
El libro llamó mi atención, bueno siendo sincera, el título. Quería algo ligero, corto y divertido. No estaba como para enrollarme esos días. Había demasiados problemas reales como para traer los de un libro.
Me lo llevé a casa. Lo abrí y me atrapó desde el principio. Es un libro que podría ser una narración en un blog: personal, "sincero" y con con cierto tono del narcisismo que permea en el mundo blog.
El narrador nos va contando sobre su vida a retazos desde del presente.
En el momento en que escribe el diario, también está escribiendo un bildungsroman -es lo que le dice a su editor, la verdad es que el libro no va saliendo bien. Muchas veces no tiene idea de qué escribir, y confiesa que preferiría no hacerlo. Rufus es un escritor que tras conocer el éxito con su primer libro, jamás ha podido repetir la hazaña.
Nuestro libertino está involucrado sentimentalmente con Hariette, luego con Lucía, luego con las dos; más adelante, se liga a Clorinda, y también a Virna -un familiar cercano de ésta última.
Lo que había empezado como diario va adquiriendo características de una novela policial. Rufus emprende, por lo menos tres pesquisas, –dos bastantes absurdas-: ¿Quiénes son los padres de Clorinda?¿Dónde está el cuerpo de un hombre que fue muerto en un motel? ¿Cómo probar que él -Rufus- era inocente del delito de violación que se le imputaba?
Se descubre quienes son los padres de Clorinda, la circunstancias de su nacimiento, y el pasado oscuro de la supuesta víctima de violación. Al final, cuando Rufus cree que va a aclarar la acusación en su contra, ocurre un asesinato, que lo impide. Rufus descubre quién es la única persona que tenía motivos para matarlo. Sin embargo, en un brote de compasión por el prójimo, insospechado en un cínico como él, decide no denunciar al asesino. Sólo el lector se enterará de la verdad.
El libro hizo exactamente lo que yo deseaba: entretenerme. Me lo leí de una sentada una noche calurosa de agosto en la República Dominicana.