Anoche caminaba yo por los pasillos del Aeropuerto Cibao en las primeras horas de la madrugada; me sentía soñolienta, cansada, medio melancólica, y con muchas ganas de que terminara la larga noche que me esperaba. Iba arrastrando mi malelita, o tal vez era ella quien me arrastraba a mí, de repente, escuché una voz atolondrada que se me acercaba, ¿es usted Quintina Santana? Negué con la cabeza, pero no pude evitar reírme. Me dije para mis adentros, ¡vaya nombrecito! El joven llevaba prisa, papeles en las manos y una auténtica preocupación por la mujer del desgraciado nombre.
Seguí andando por los pasillos muertos del aeropuerto, contando los minutos para que me dejaran abordar el avión. Al entrar a la sala de espera detuve la mirada en un señor muy bien vestido, y de rostro conocido, "Juan" -dije yo-, "Sonia" dijo él. Nos tomamos un café, me puso al tanto de su vida: divorcio, novia nueva, tercer viaje en lo que va de año, enamorado, futuro sabático, una promesa de vernos pronto para continuar la charla. Le conté de mi viaje también: playa, Liz, Osi, abuelas, amigos, a ratos perdida totalmente en mi propio país, feliz, aturdida, Sto. Dgo., bloggers, feria del libro, Manuel del Cabral, momentos mágicos, intoxicación en boca chica, viaje por la espina dorsal de la isla, cinco días en el país, en fin casi todo de mi viaje a la Rep. Dom.
Ya en el avión, llegó una señora de gafas, de joyas bastante extravagantes, con demasiado equipaje de mano, y una gran facilidad para no cerrar la boca. Por fin se sentó, me miró a los ojos y me dijo préstame tu celular tengo que hacer dos llamadas, aquí esta señora -le dije-, a los dos minutos vuelve y me dice préstame un lapicero, se lo pasé también, no sé cómo derramó toda la tinta de mi bolígrafo favorito sobre la mesita, respiré calmada; luego me volvió a pedir otro, y por ahí se fue. Luego se instaló a hablar con el chico que venía a su lado. ¡Era algo insoportable! Eran las cinco de la mañana, y yo que me moría por echarme una pavita -aunque casi nunca duermo en el avión. La señora empezó a llenar los formularios de aduana, y alcancé a ver su nombre: Quintina Santana, me sonreí, y entendí por fin que me la había sacado en un chufly.
jejejejejeje, la famosa Quintina Santana, jajaja te tocó!!
ResponderEliminarcuando hablaste de Juan, pensé en Kragos, jejejejeje
Hola Sonia!!
ResponderEliminarNo sabes cuanto lamenté que no pudieramos compartir más en tu visita.
Deseo ya te sientas mejor.
Ah y Quintina, imaginate, la tapa del pomo.
Un abrazo.
Para que digas que no estabas de suerte. No todos los días se conoce a alguien con ese nombre.
ResponderEliminarQuintina Santana?, buen nombre para un cuento. O es acaso un personaje de tu invención, sonia?
ResponderEliminarNo me extranaría que en tu somnolencia, te hayas encontrado con esa señora tan extraña.
Un abrazo.
jojo pobrecilla señora, el martes pasado mi compañero de avión se llamaba Tarcisio =S
ResponderEliminarTe quedaron preciosas esas fotos. Pareciera como si estuvieras dentro de las pinturas, o saliendo de ellas?
ResponderEliminarFue ahi que se quedo tu corazon (o una parte de el) cuando te fuiste en tu epoca de teenager? Querrias entrar ahi de nuevo?
Dr. Kragos anda muy lejos por estos días no se si ya regresó.
ResponderEliminarGinnette, dentro de lo que cabe la pase bien. Gracias por esperarme... El trafico la verdad estaba fatal. La próxima vez sera mejor. Al otro día tuve que ir al medico no me mejore hasta que me hartaron de inyecciones :(.
Alex, en eso tienes razón. Pero Dios esa suerte como que mejor no gracias. Es señora fastidió demasiado.
Dirat, No que la vida es sueño... tal vez tenga razón.
Sandy, no te puedo creer, jajajaj Tarcisio, ese si que es feo, jajajaja.
Fernando, ahí empece a vivir,y por eso siempre será un lugar muy especial. Aunque ya no soy aquella niña que esas paredes conocieron.
Mil gracias por leerme, besos y abrazos compartidos.
Jajajajaja que risa con la Quintina Santana jajajajaja. Y que nombre este!
ResponderEliminarQue lindo que hayas estado en RD, visitando los tuyos :).
Que linda sales en la foto :).
Un beso.
Ah! y en cuanto a Quintina, quizas es hermana de una profesora que tuve que se llamaba Secundina :D.
ResponderEliminar¡Pero esa doña te designó su asistente personal sin pedirte ningún permiso!. Como hay gente que abusa de la solidaridad y la paciencia de otros. No podía tener nombre más fatal jejeje
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