Usted tiene la palabra....

El blog es un gran medio para expresar e intercambiar ideas con personas de diferentes partes del mundo desde la comodidad de una computadora. Este nos facilita lo que la sociedad nos niega: la integración de los seres humanos sin reparar en el color de su piel, la religión, orientación sexual, ideales políticos, nivel de educación o nivel económico. Nos da la oportunidad de coexistir, y compartir con personas que a veces nada tienen en común con nosotros. El propósito por el que traigo a colación todo esto, no es otro que desahogar mi frustración con los comentarios -o falta de éstos- de escritos que yo considero de suma importancia. He llegado a semejante conclusión después de ver la gran cantidad de buenos “posts” que son ignorados a diario por tratar temas que requieren un poco de ejercicio mental. Muchos de ustedes escriben artículos dignos de ser comentados. Artículos en los que se discuten temas de actualidad, a veces ignorados por los medios de comunicación por no responder a intereses creados. Sin embargo, esos artículos pasan desapercibidos convenientemente; hay quienes comentan como si tomaran el tema con pinza, por temor a decir algo que pueda ofender. Prefieren guardarse lo que piensan antes que decir algo que puede resultar incómodo para algunos. Hoy quiero recordarles que el escribir, a veces, debe ser incomodo, debe ser como esa piedrita en el zapato que molesta. De esa incomodidad y el intercambio de ideas surgen los cambios sociales. No en vano la Inquisición – y todos los que han seguido su endemoniado ejemplo- prohibía la circulación de libros que consideraba peligrosos, especialmente los que provenían del exterior. Nosotros no podemos darnos el lujo de autocensurarnos. Se ha derramado demasiado sangre para que hoy podamos expresarnos libremente, ¿por qué no hacer honor a esos que nos dejaron ese derecho y esa obligación? Si nosotros somos el presente y el futuro, ¿por qué dejar en manos de unos pocos los temas cruciales de la sociedad actual? Debemos aprender a debatir ideas sin llegar a la agresión personal. Permítanme decirles que el que se ofenda con un comentario hecho responsablemente y con respeto, sólo por ser adverso a sus ideas, es un tirano de la libre expresión; y eso es inadmisible. Temas como la política, la religión, la libre expresión, el patriotismo, las guerras, están entre los que rigen nuestro diario devenir. El ciudadano no sólo tiene derechos, si no también responsabilidades, y aportar al debate y por ende al curso de nuestra sociedad es una obligación. Estos son temas que deben ser debatidos por todos, no por algunos elegidos. Es obvio que para algunos es mucho más fácil hacerse de la vista gorda y pretender que no tienen el deber de contribuir, de aportar su granito de arena para la construcción de un mundo más justo. No estoy abogando por una revolución armada, pero si por una revolución interna, consciente e individual. Esa es la verdadera revolución, la que va a cambiar el mundo. El cambio llegará el día que los seres humanos dejen de vivir en sus “propias burbujas” y se decidan a tomar parte activa en esta sociedad. Sin embargo, mientras los temas importantes se dejan para que los discutan “los elegidos” nada va a cambiar. Esta abulia lleva a muchos a apoyar a guerras injustas, leyes que sólo benefician a unos pocos, y a contribuir al retroceso en el plano de los derechos civiles – ésos que nos ha llevado toda una vida obtener; y todo por la modorra en que vive un gran sector de la sociedad. A veces se dan cuenta muy tarde de lo que han apoyado y luego le echan la culpa al gobierno, no señor la culpa es suya por vivir en las nubes, y no entrar al debate. Esta reflexión es una exhortación a que conversen, a que no tengan miedo de dar su opinión de una manera responsable y respetuosa. En otras palabras discutan las ideas sin ataques personales. El día que los hombres aprendan a hacer eso, habremos dado un paso hacia la construcción de un mundo mejor un individuo a la vez.

La última revolución - Eros Ramazzotti