La historia de Suzanne Heintz se esparce como pólvora: La mujer que formó una familia con dos maniquíes. Incialmente, cuando leí el titular la idea me pareció una tontería. Me pregunté ¿a quién se le ocurre hacer una familia con maniquíes? Imaginé a una loca más a las que el Internet le ofrece una plataforma. Pero, ¡qué equivocada estaba!
Hice clic en el vínculo, y al observar las fotos me di cuenta de que lo que hacía Heintz era pura sátira. Los Heintz proyectan la imagen de una familia típica, feliz, que pasa tiempo junta en casa, y que una vez al año va de vacaciones. Suzanne aparece en su rol de madre y esposa: lava los platos, mantiene el jardín, sirve la cena, acuesta a la hija, y el esposo simplemente está. Está sentado a la mesa esperando la cena o leyendo el periódico. Una familia mainstream como quisiera perpetuar nuestra sociedad.
La foto más impactante para mí es la que nos ofrece una escena matinal en la que el Sr. y la Sra. Heintz están sentados a la mesa. Podemos percibir la rabia, que bordea la tristeza, o viceversa, de la señora Heintz. La señora simplemente está ahí con los labios cotraídos, la mirada perdida, mientras intenta comerse una toronja.
El espectador siente el infierno que vive la señora de la casa. La escena nos obliga a contemplar la vida ficticia y la real de Suzanne. ¿Es ésta la felicidad que la sociedad quiere para ella? ¿Qué tal si ella está verdaderamente contenta con su forma de vivir? ¿Por qué exigirle que sea quien no es, y entre a un matrimonio para callar la sociedad? ¿A eso se llama ser feliz?
La respuesta de Suzanne Heintz es brillante. Si lo que se precisa es una familia a cualquier precio, ella provee una, aunque sea de plástico. La osadía de Heintz le acerca un espejo a la sociedad, en el que se proyecta lo rídiculo de su obsesión con el matrimonio y la familia como únicos caminos para las mujeres. Una idea que fue siempre rídicula, pero que el siglo XXI acentúa particularmente.
No hay felicidad ni exito sin hijos ni esposo para la mujer. Se puede haber logrado miles de metas, pero el no complementarlo con un matrimonio los hace irrelevantes. No importa que tan plena sea su vida, ésta será vista como una "pobre mujer." Todos sienten lástima por las mujeres exitosas y solteras; a pesar de que ellas están viviendo su vida, tal cual la pensaron, y no siguiendo un esquema.
A la gran mayoría se le escapa que el no casarse ni tener hijos es sólo una opción. Muchas mujeres son felices así, y el vivir en el siglo XXI se lo permite, aun cuando el resto de la sociedad se resista a asimilarlo, y las siga hostigando con preguntas, que más que respuestas buscan explicaciones. Sería genial si en vez de cuestionar la forma cómo una mujer ha elegido vivir su vida, se la aceptara tal cual, y si es obligatorio interrogar, que sea sobre su estilo de vida, y no sobre el que obiviamente rechazó.
Hice clic en el vínculo, y al observar las fotos me di cuenta de que lo que hacía Heintz era pura sátira. Los Heintz proyectan la imagen de una familia típica, feliz, que pasa tiempo junta en casa, y que una vez al año va de vacaciones. Suzanne aparece en su rol de madre y esposa: lava los platos, mantiene el jardín, sirve la cena, acuesta a la hija, y el esposo simplemente está. Está sentado a la mesa esperando la cena o leyendo el periódico. Una familia mainstream como quisiera perpetuar nuestra sociedad.
La foto más impactante para mí es la que nos ofrece una escena matinal en la que el Sr. y la Sra. Heintz están sentados a la mesa. Podemos percibir la rabia, que bordea la tristeza, o viceversa, de la señora Heintz. La señora simplemente está ahí con los labios cotraídos, la mirada perdida, mientras intenta comerse una toronja.
El espectador siente el infierno que vive la señora de la casa. La escena nos obliga a contemplar la vida ficticia y la real de Suzanne. ¿Es ésta la felicidad que la sociedad quiere para ella? ¿Qué tal si ella está verdaderamente contenta con su forma de vivir? ¿Por qué exigirle que sea quien no es, y entre a un matrimonio para callar la sociedad? ¿A eso se llama ser feliz?
La respuesta de Suzanne Heintz es brillante. Si lo que se precisa es una familia a cualquier precio, ella provee una, aunque sea de plástico. La osadía de Heintz le acerca un espejo a la sociedad, en el que se proyecta lo rídiculo de su obsesión con el matrimonio y la familia como únicos caminos para las mujeres. Una idea que fue siempre rídicula, pero que el siglo XXI acentúa particularmente.
No hay felicidad ni exito sin hijos ni esposo para la mujer. Se puede haber logrado miles de metas, pero el no complementarlo con un matrimonio los hace irrelevantes. No importa que tan plena sea su vida, ésta será vista como una "pobre mujer." Todos sienten lástima por las mujeres exitosas y solteras; a pesar de que ellas están viviendo su vida, tal cual la pensaron, y no siguiendo un esquema.
A la gran mayoría se le escapa que el no casarse ni tener hijos es sólo una opción. Muchas mujeres son felices así, y el vivir en el siglo XXI se lo permite, aun cuando el resto de la sociedad se resista a asimilarlo, y las siga hostigando con preguntas, que más que respuestas buscan explicaciones. Sería genial si en vez de cuestionar la forma cómo una mujer ha elegido vivir su vida, se la aceptara tal cual, y si es obligatorio interrogar, que sea sobre su estilo de vida, y no sobre el que obiviamente rechazó.
Superbuena tu reflexión, Sonia.
ResponderEliminarGracias por leer, querida Lola
ResponderEliminarVi las fotos hace unas semanas, a raíz de un reportaje que le hizo BBC. Me encanta su crítica, acertada, sobre el modelo de "ser" que quiere imponerse como "bueno y válido". Me encanta tu reflexión al respecto, Sonia. Comparto.
ResponderEliminarGenial, no sabía nada de esto. El arte tiene tantas formas y maneras de mostrar que lo obvio no es tan obvio. Leyéndote a ti y otros amig@s blogueros me digo que hay que mantener vivos los blogs, que ocupan un espacio que no lo sustituye fácilmente el medio social de las actualizaciones fáciles.
ResponderEliminar@Argenida, De acuerdo. Certera, y sencillísima. Gracias por pasar a saludar, y dejarme tu pensamiento.
ResponderEliminar@Víctor, Es un proyecto de varios años pero que saltó a la fama tras un viaje familiar a Francia. Y estoy totalmnete de acuerdo contigo, no cambio los blogs por FB ni Twitter.
Me encanta leer blogs y escribirlos. No soy de la que le gusta hacer exposiciones kilómetricas en Twitter, por ejemplo.
El contenido se pierde con el tiempo. Las entradas en los blogs permanecen. Sí, hay muchos blogs que vele la pena leer, a pesar de que hay menos blogs, creo que la calidad hoy es superior a hace algunos años.
Un placer tenerte por aquí, Víctor
Abrazos a ambos <3
Sólo los blogs fuertes e interesantes sobreviven. Los principios de la evolución o una especie de Darwinismo existen en la blogósfera. Este blog y esta entrega son una muestra de ello: cada vez mejor :)
ResponderEliminar@fer Darwinismo bloguístico lol
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