El jugador aún busca armar estrategias sobre el tablero; su mano se dispone a mover piezas, a inventar cuartadas inútiles... Ignora que la partida que ha de jugar ya fue ganada, y que él únicamente es un actor jugando a ser Dios... Títeres son por igual el jugador y las piezas, actores de una comedia infinita. ¿Qué dios habrá creado a Dios, al jugador, a las piezas y al tablero?
a la verdad esto es un texto que tiene mucho para reflexionar
ResponderEliminarEso! Somos piezas movidas por esa mano invisible...
ResponderEliminarTantas preguntas que pudiste haber hecho y se te ocurre precisamente esa?
ResponderEliminarHola, primeravez en tu blog & me like it!
C u
Mi buen amigo unamuno, una vez me hizo esas preguntitas.
ResponderEliminarSaludos!
Iba a comentar ...pero sin algo en el estomago... es muy dificil!
ResponderEliminarAtabex llevame al paso...
Que profundidad! ...somos todos titeres tomados por el hilo del viento que con sus hebras de nubes tejidas por agujetas de arcoiris somos manipulados a donde el creador supremo fije su mirada. Fichas colocadas en cuadros de la vida, movidas estrategicamente sin saber el destino que nos aguarda.
ResponderEliminar>click<
Necesito un pica pollo, yo se que no tiene nada que ver con lo que se esta discutiendo, pero lo necesito...
ResponderEliminarHolas!!!
ResponderEliminarPues nada que tu más reciente post me recuerda unos sonetos de Jorge Luis Borges sobre el Ajedrez:
Ajedrez
I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Y sí, en último, lo que se está preguntando con esto es sobre hasta qué puntos somos libres y a hasta qué punto somos hijos del destino. Ya sabes, los griegos eran trágicos en ese asunto. Homero en "Ilíada" decía algo como "Somos juguetes de los dioses. Somos como moscas en manos de niños crueles: las matan para divertirse".
ResponderEliminarYo por eso, me quedo con el cristianismo. Ahí ta San Agustín y su "De Civitate Dei".
Salú!
Interesante!!... asi como es de profundo lo que dices asi sera la repuesta de la ultima pregunta que dices ... si hay alguien capaza de responderla!
ResponderEliminarSaludos!
preguntas, preguntas y mas preguntas.
ResponderEliminara donde vamos?
de donde venimos?
tenemos algun proposito?
vale la pena vivir?
en un texto tan breve, estan planteadas tantas preguntas.
como dice le anarquis, con el estomago vacio no se puede.
un cariño, sonia.
te diste cuenta? te llamé sonia.
bye
Ya habia dejado un comentario pero ahora es para felicitarte por aparecer en el blogs de la semana eso quiere decir que lo estas haciendo muy bien es mas lo estas haciendo muy bien!!!
ResponderEliminarFelicitaciones!
uff eso pone a pensar a uno!, pero kre o k las tres fueron creados por un proposito..por y para algo.
ResponderEliminarSaludos!!!
ResponderEliminarYo siempre he sido creyente de que somos dueños de nuestro destino, pero últimamente me estoy dando cuenta de que no es así; lamentablemente.
Taba un poco perdido, pero por ahora volví! Pasa por mi blog para que entiendas.
Ciao...