domingo, 20 de mayo de 2012

De propaganda política y libertad de expresión

Los dominicanos elegirán hoy un "nuevo" presidente. Han sido largos meses de discusión política -aunque mejor sería decir, partidaria, ya que se habla más de los partidos que de "propuestas políticas." En República Dominicana las afiliaciones políticas son hereditarias, lo que lleva a que éstas sean apasionadas, y muy poco reflexivas. Afortunadamente, todo el circo político ha terminado; de hecho debió haber terminado el viernes, pues existe una ley electoral que prohíbe la propaganda política 48 horas antes de las elecciones.

Esta ley electoral prohíbe la propaganda política formal: caravanas, anuncios, y toda acción proselitista por parte de los partidos. No estoy en desacuerdo con que cesen las actividades propagandísticas formales dos días antes de la contienda electoral. Sin embargo, me parece absurdo que muchos hayan extrapolado esa ley a las redes sociales, y hayan exigido a los usuarios que se abstengan de hablar de su predilección por un candidato.

En Twitter y Facebook muchos han amonestado a sus contactos/seguidores por hacer campaña por un candidato. ¿A caso no tienen derecho a expresar su predilección política en las redes sociales? Para mí, las redes sociales son precisamente para la gente decir lo que piensa, aunque sus opiniones nos parezcan estupideces garrafales o no las compartamos.

Otro aspecto que me molesta sobremanera es el que se le pida a quien quiera hablar que no lo haga porque  "la gente debe reflexionar." ¡Qué poca fe se tiene en los ciudadanos! El que vaya a reflexionar lo hará por sí solo, no necesita la "providencial" intervención de unos auto-designados agentes de la ley para que hablen por ellos.

Para mí, ha sido difícil soportar tanta basura que se dice en Twitter sobre los partidos tradicionales. Uno ve a gente que considera inteligente haciendo campaña por charlatanes comprobados, y no se puede evitar sentir decepción. Sin embargo, esa es mi opinión, y no me ha sido dado el derecho de coartarles la libertad que tienen de decir lo que piensan y hacer lo que quieran con sus cuentas en las redes sociales.

El asunto es es bastante sencillo: si no te gusta lo que dicen deja de seguirlos, en silencio, y sin espectáculo. No hay que tomar poses de dictador, amenazando a quien se salga del demarcado redil. Todos tenemos derechos a decir lo que pensamos, aunque a quien lo escuche le revuelva el estómago y le bulla la sangre. A mí me pasa constantemente, pero defiendo el derecho de todo ser humano a expresar lo que piensa siempre, libremente y por el medio que sea, aunque me parezca una gran estupidez.

1 comentario:

  1. ¡Qué entrega más estupenda! Me ha encantado. ¡Bravo! Y como comentábamos el otro día el que algo sea legal no necesariamente lo hace defendible o racional o adecuado o extensible a todos los ámbitos. Recordábamos que la esclavitud, la prohibición del alcohol, el apartheid, el que las mujeres no votaran por poner varios ejemplos, en un tiempo fueron cosas legales y si nos ponemos a investigar hay muchas leyes que deberían derogarse o reformularse o abolirse... El hecho de que algo sea legal no significa que no pueda cuestionarse y/o rechazarse. De hecho es una de las prerrogativas del avance del conocimiento científico. Todo lo que no puede ser cuestionado o refutado entra en el campo de los dogmas y las religiones. Por eso el derecho a disentir debe siempre existir. Utilizar la ley para tratar de acallar la libre expresión (no estamos hablando de actos vandálicos) y amenazar con castigar a quienes se atrevan a transgredirla me parece que es algo muy común en las mejores dictaduras tanto de derecha como de izquierda... Los ejemplos sobran!

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