A pesar del
brillante sol de noviembre, un opaco velo me cubre la frente... ¿Qué tengo?
¿Qué me pasa? Tal vez, un ataque
incontrolable de soledad física y cósmica. No hay nadie en esta enorme ciudad
que pueda calmar esta sed de compañía. Somos más de ocho millones de almas pudriéndonos juntas,
enclaustradas en cada una de las fortificadas celdas de esta sofisticada prisión. ¡Oh, Nueva York! Cuánta
podredumbre! ¡Qué maravillosa cloaca!
sospiro U_U
ResponderEliminarAbrazos querida Sandy :).
ResponderEliminarYo también necesito compañía... y mira que este trópico si ofrece... pero aquí la lejanía es otra...
ResponderEliminarLejos y cerca pero aquí seguimos a tu lado querida Sonia.
ResponderEliminarBenjamín te mando una abrazo de compañía desde mi planeta :D.
ResponderEliminarMilton, gracias por la compañía y gracias por el inmerecido escrito del otro día. Me haces un gran honor. Muchas gracias.
Abrazos