Me aferro a algunas costumbres y se me hace difícil sustituirlas por otras. Este es el caso de la palabra impresa. Tengo un Kindle, leo blogs, leo libros en línea, y todo eso me gusta mucho, pero prefiero los libros impresos. Siento que me satisfacen más. Me siento más cerca, más conectada con ellos. ¿Manía? Tal vez.
Suelo perderme en las bibliotecas y librerías por horas. Y no me lo tomen a mal, pero me gusta hacer estas actividades sola, porque nunca sé cuánto tiempo me llevarán, y porque, a veces, la compañía me estorba al sacarme de súbito de los laberintos a los que me conducen los libros.
Si pido el libro por correo, me disfruto el proceso de selección, la espera y al escuchar el timbre de la puerta, salto de alegría, como si se tratara de un gran acontecimiento. Esta semana pedí una edición de 1984 y Animal Farm porque después de muchos años se me antojó volver a leer a Orwell. Me pasé la semana a la expectativa, ansiando su llegada. Ayer al escuchar el timbre, me dije 'es mi libro' y quise ponerme de pie de súbito, pero un dolor punzante me recordó que, por ahora, no puedo hacer movimientos bruscos. Ya más despacio, me encaminé hasta la puerta, y ahí estaba una señora de marrón con mi nuevo tesoro.
Para mí, no hay nada como tocar el papel, sentirlo crujir entre las yemas de los dedos, y aspirar el olor a tinta recién salida de la imprenta o nauseabunda, apolillada, por el uso de los años. Me emociona sobremanera, leer libros de antaño, de esos que están reservados en bibliotecas especiales para los viciosos como yo, que no dudamos en ponernos unos guantes blancos, y sentarnos a revivir sus páginas frágiles, a punto de desintegrarse. Por eso, aunque lea muchísimo en formato digital, para esta terca, la palabra impresa nunca pasará de moda.
Eres una dinosauria, pero con alas de dragón.
ResponderEliminarMe inscribo al club de dinosaurias :)
ResponderEliminarHace unas semanas leí un artículo en la revista El Malpensante que hacía el ejercicio del mundo al revés: ¿Cómo sería si el libro digital hubiese sido primero que el del papel, siendo este último la novedad? A ver si lo consigo para que lo puedas leer. A mí me parece inverosímil, pero me dibujó una sonrisa mientras lo leía.
Víctor, llevaré ese calificativo con mucho orgullo, entonces :)
ResponderEliminarArgénida, es difícil saberlo, la verdad, lol. Pero lo que me gusta no es lo novedoso o arcaico del libro, sino el toque, la intimidad que establezco con un libro en mi mano, al tocar el pergamino, sus hojas, al escribir en sus márgenes :). En ocasiones he llevado un libro a mi pecho y lo he abrazado emocionada, lol, no me veo abrazando la pantalla de mi laptop, lol.
Me encantaría leer el artículo :)
Abrazos a los dos :)
Hola Sonia, el comentario de Victor me hizo gracia!!! pero la verdad aún hay personas como a Uds. y a mi nos gusta tocar las hojas de los libros. Me uno al nuevo clan de dinosausarias jajjaja
ResponderEliminarSaludos primaverales