El charango es un instrumento boliviano creado por los indígenas imitando la guitarra de los conquistadores.  Siempre me ha gustado la música producida por esta pequeñísima guitarra, que es capaz de reproducir los sonidos que emanan de los Andes, y sin embargo, jamás había indagado sobre su origen. 
Ayer por casualidad descubrí un documental que se llama, precisamente, 
El charango. Es un filme complejo, que subraya los efectos del colonialismo en la población indígena y a la vez muestra la supervivencia del espíritu humano. El foco de 
El charango es la mina de 
Cerro Rico en Potosí, Bolivia. Esta mina es la mayor reserva de plata del mundo, y sigue operándose de la misma manera rudimentaria que se hacía en el siglo XVI.  
El documental incluye tomas del centro de la mina mientras los mineros trabajan, desafiando la dificultad que supone para los extranjeros respirar a una altura de 14.000 pies sobre el nivel del mar. Uno de los descubrimientos más sorprendentes es el de una deidad, que se encuentra en el mismo centro de la mina, a la cual los mineros llaman El Tío, y  le rinden culto, y le hacen ofrendas de tabaco y alcohol a cambio de salud y dinero. Mientras en la superficie se imponía el catolicismo, en el interior de la mina, los indígenas adoraban y aún siguen adorando a El tío. 
El propósito del documental es mostrar la supervivencia del espíritu humano aun en las más desesperadas de las situaciones. A pesar de las condiciones inhumanas de las minas, y de la muerte de  unos ocho millones de esclavos indígenas y africanos, el espíritu humano sobrevive. Un ejemplo tangible es que los indígenas fueron  capaces de crear un instrumento imitando la guitarra española, a través  del cual podían expresar sus penas y alegrías, y que siglos más tarde es símbolo de todo la región andina. Para la  construcción del charango, tradicionalmente, se usaba la concha de 
un  armadillo. Uno de los indígenas entrevistados, explica que tras la  muerte el armadillo vive para siempre al reproducir el llanto de los Andes.
La yuxtaposición entre  las condiciones de trabajo en la mina de 
Cerro Rico y el nacimiento del charango se convierten en el tema central del filme. Pero, a pesar de que el director logra exitosamente su propósito, el final es un rotundo fracaso. Decide terminar el documental con el sacrificio de una llama, sin haber incluido en el filme nada que pudiera justificar tal sacrificio, lo que lo hace ver como gratuito, y deja al espectador sin entender el por qué de éste. No queda claro qué es lo que busca lograr el director con esta ultima escena.
La creación de un buen filme requiere la manipulación de elementos que  funcionen a nivel consciente e inconsciente en el espectador. Todo debe  tener un propósito en el desarrollo de la trama. Se debe ir creando un  ambiente que nos lleve a un final, si no satisfactorio para el  espectador, por lo menos justificable.Éste no es el caso en 
El charango, lo que es una verdadera lástima porque nos hace olvidar el buen trabajo que hace el director a lo largo del documental.