El señor presidente Barack Obama ha hablado. Dio un discurso magnífico. Su retórica nos dio matices de la realidad, la gravedad, la urgencia de la situación, y las consecuencias de la inacción; nos ofreció paralelismos con otras épocas difíciles de la historia de la Nación, y nos recordó nuestras responsabilidades cívicas -como padres, maestros –como guardianes de la formación académica de los que serán nuestro futuro: los niños-, y nos impregnó a todos de un cauteloso pero contundente optimismo.
El haber incluido el costo –proyectado o real- en el presupuesto nacional de las guerras de Iraq y Afganistán -por primera vez en siete años- es un paso hacia la transparencia y la responsabilidad fiscal. ¡Enhorabuena! Ya basta de ocultarnos el costo real a los ciudadanos que, desafortunadmente nos hemos visto obligados financiarlas.
La intención de reducir el déficit y los gastos innecesarios apunta en la dirección correcta. Por otro lado, Obama continúa adelante con su agenda política. Puso un gran esfuerzo en explicar por qué la responsabilidad fiscal, y el resolver los problemas de la nación no están en oposición. No es cuánto gastamos sino en qué y cómo lo gastamos. Obama asegura que es posible implementar las reformas/mejoras necesarias, al mismo tiempo que toma medidas para llevar a cabo el largo proceso de recuperación de toda una época de irresponsabilidad gobernativa, institucional, corporativa e individual.
El entender las causas y las dimensiones del problema, tener la visión de una posible solución, reconocer los obstáculos a vencer –esperados e inesperados-, y fijar una meta clara y concreta del resultado deseado nos presentaron a un Obama seguro de sí, en total control del su papel de Jefe de Estado. Ha sido el mejor discurso de su corta gestión.
Esperemos a ver que tantos baches nos aguardan en el largo trayecto hacía la recuperación económica y moral de la Nación. Nos resta esperar. ¿Cómo reacciona el mercado al discurso del presidente Obama? Ya veremos.
Foto vía CNN
miércoles, 25 de febrero de 2009
domingo, 22 de febrero de 2009
lunes, 16 de febrero de 2009
Un continum de violencia en contra de las mujeres
La semana pasada vi una entrevista con Ben Affleck, en la que describía su último viaje al Congo. Los invito a leer el artículo que escribió sobre su experiencia, y que pública Time Magazine .
La revista también publica fotos que complementan el artículo. Estas captan la violencia del genocidio en el Condo, ante la mirada indiferente del resto del mundo. Según Ben Afflect, su intención es despertar la consciencia del mundo acerca de dicha situación, y, al mismo tiempo, contrarrestar la noción de pasividad que se ha creado en torno a las víctimas de dicho conflicto; por ello, busca divulgar las historias de resistencia y lucha de las personas que él conoció.
Me impactaron dos fotos: la de una niña muy pequeña, y la de quien fuera una joven mujer, -digo fuera porque su rostro no refleja en lo absoluto su edad-; por el contrario, éste refleja la violencia, el abuso y la impotencia de quien fue violada por una vandada de hombres, y posteriormente encendiada. Por eso, esta joven mujer, lleva las heridas de la tristeza no sólo en el alma, sino también en el rostro. ¡Bárbaros!
Aunque las dos fotos pertenecen a dos seres distintos, me parecen ser una sola; sus vidas se proyectan como un continum de violencia que se repite para siempre. Desafortunadamente, sus terribles experiencias son sólo una muestra de las de un gran número de mujeres en medio de este conflicto. Sin embargo, la razón por la que me impactaron estas dos fotos, no es por la desgracia que retratan, sino porque ambas, a pesar del miedo, se enfrentan a la adversidad de frente. La mirada de la niña es desafiante, y el rostro mutilado de la joven se convierten en testimonio y resistencia para que otras mujeres sepan que no están solas.
La historia de Ben Affleck cuenta la de las mujeres sin voz del Congo, pero ellas no son las únicas. Las estadísticas de las víctimas de violencia sexual en los Estados Unidos son alarmantes. Sin embargo, los datos de las que callan, suponemos, son muchos más altos. ¡Ya basta de silencio!
Fotos vía Time Magazine
La revista también publica fotos que complementan el artículo. Estas captan la violencia del genocidio en el Condo, ante la mirada indiferente del resto del mundo. Según Ben Afflect, su intención es despertar la consciencia del mundo acerca de dicha situación, y, al mismo tiempo, contrarrestar la noción de pasividad que se ha creado en torno a las víctimas de dicho conflicto; por ello, busca divulgar las historias de resistencia y lucha de las personas que él conoció.
Me impactaron dos fotos: la de una niña muy pequeña, y la de quien fuera una joven mujer, -digo fuera porque su rostro no refleja en lo absoluto su edad-; por el contrario, éste refleja la violencia, el abuso y la impotencia de quien fue violada por una vandada de hombres, y posteriormente encendiada. Por eso, esta joven mujer, lleva las heridas de la tristeza no sólo en el alma, sino también en el rostro. ¡Bárbaros!
Aunque las dos fotos pertenecen a dos seres distintos, me parecen ser una sola; sus vidas se proyectan como un continum de violencia que se repite para siempre. Desafortunadamente, sus terribles experiencias son sólo una muestra de las de un gran número de mujeres en medio de este conflicto. Sin embargo, la razón por la que me impactaron estas dos fotos, no es por la desgracia que retratan, sino porque ambas, a pesar del miedo, se enfrentan a la adversidad de frente. La mirada de la niña es desafiante, y el rostro mutilado de la joven se convierten en testimonio y resistencia para que otras mujeres sepan que no están solas.
La historia de Ben Affleck cuenta la de las mujeres sin voz del Congo, pero ellas no son las únicas. Las estadísticas de las víctimas de violencia sexual en los Estados Unidos son alarmantes. Sin embargo, los datos de las que callan, suponemos, son muchos más altos. ¡Ya basta de silencio!
Fotos vía Time Magazine
sábado, 14 de febrero de 2009
Muy pronto iré de viaje a Obaba
Mi más reciente romance con un escritor va viento en popa. Se trata del que inicié hace unos dos años con Bernardo Atxaga. Leí El hijo del acordeonista, y aunque he olvidado los detalles, hay imágenes que vienen a mi memoria frecuentemente.
Esta mañana me levanté con ganas de leer ese libro de nuevo. Si, tengo la manía de leer un libro varias veces, pero sólo cuando me gusta mucho-; pero preferí pedir Obabakoak su novela de 1988, y así añadir un nuevo capítulo a nuestra unidireccional historia.
Por los próximos días esperare con ansias que llegue mi nuevo libro -me imagino que esa expectativa era lo que sentía la gente que esperaba una carta con mucho anhelo antes de la ERA DIGITAL. Que se sepa que si no sé lo que es esperar una carta es porque en la Rep. Dom. el correo no funcionaba, y en estos tiempos de cultura digital, desafortunadamente, la gente no escribe cartas :(.
Post relacionados:
Mi nuevo amor es acordeonista
Atxaga, o la reinterpretación de la Edad de Oro
P.D. Este post es para que Engels y Marco dejen de calumniarme con que sólo leo a los difuntos :P.
Esta mañana me levanté con ganas de leer ese libro de nuevo. Si, tengo la manía de leer un libro varias veces, pero sólo cuando me gusta mucho-; pero preferí pedir Obabakoak su novela de 1988, y así añadir un nuevo capítulo a nuestra unidireccional historia.
Por los próximos días esperare con ansias que llegue mi nuevo libro -me imagino que esa expectativa era lo que sentía la gente que esperaba una carta con mucho anhelo antes de la ERA DIGITAL. Que se sepa que si no sé lo que es esperar una carta es porque en la Rep. Dom. el correo no funcionaba, y en estos tiempos de cultura digital, desafortunadamente, la gente no escribe cartas :(.
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viernes, 13 de febrero de 2009
Y, el día de mañana, ¿qué tiene que ver con el amor?
Mañana es Día del "amor". O al menos así nos lo han hecho creer. Si no tienes una cita especial con una persona que te adora, probablemente estarás triste, infeliz y desaprovechando sorbos de vida por tu "fracaso."
Una de mis estudiantes me dijo hoy que odiaba el día de mañana porque siempre está sola; lo que me llevó a pensar, ¿qués es siempre, a penas cuentas con 17 añitos? Pero, por supuesto, que me mordí la lengua. Me reí y le dije que no pasaba nada, que eso era sólo idea de gente muy inteligente que le gustaba ganar dinero traficando con los sentimientos de la gente.
La próxima pregunta fue sobre qué enviarle a su amado que está en la universidad Internacional de la Florida, -momento que yo aproveché para que fueran sus compañeros quienes les contestaran la pregunta, porque ¿qué voy yo a saber que hace feliz el corazón adolescente enamorado de la generación milenio? De adolescente, nunca me importo San Valentín y mucho menos tuve una relación que debiera cumplir dicho requisito. Eso sí, disfruté de un lindo amor, que supongo, no era tan distinto al de mi adorada estudiante.
Pero en fin, ¿para quién celebra la gente este día, o todos los otros días con tan marcado valor comercial? A veces, comparto con gente que parece vivir su vida, yendo con la corriente y haciendo lo que la gente espera que ellos hagan, sin importarle lo que ellos de veras quieren hacer, ya que lo más importante es ser parte del clan. ¡Hay que celebrar San Valentín porque todos lo celebran!
Ser parte del clan es una linda idea, pero qué pasa cuando la vida no sigue un patrón "normal". Es decir, no es como el clan hubiera esperado que fuera. Si eres como yo, celebras tu vida, y todo lo que la rodea, aceptas tu situación actual, tal cual es en ese momento, y haces lo que te hace feliz. ¡Qué importa que un príncipe azul no venga a "rescatarte y a darle sentido a tu vida" cada catorce de febrero!
Para mí la celebración del Día de San Valentín es bastante superficial. Yo necesito que me demuestren amor todos los días del año, no sólo cuando el calendario lo manda. No me importa no ser parte del desfile de gente que mañana se acuerda de que su pareja cuenta, y que debe demostrarle afecto. De hecho, no me interesa ser parte de ese clan, y preferiría una pareja que celebrara el amor conmigo todos los días. Yo pertenezco a otro clan, al que no ve en lo superficial del día de mañana una medida vital. Sería muy triste pensar que necesito de éste día para amar, o celebrar el amor.
¡Qué pasen un feliz día, y que sientan la magia del amor todos los días del año!
Una de mis estudiantes me dijo hoy que odiaba el día de mañana porque siempre está sola; lo que me llevó a pensar, ¿qués es siempre, a penas cuentas con 17 añitos? Pero, por supuesto, que me mordí la lengua. Me reí y le dije que no pasaba nada, que eso era sólo idea de gente muy inteligente que le gustaba ganar dinero traficando con los sentimientos de la gente.
La próxima pregunta fue sobre qué enviarle a su amado que está en la universidad Internacional de la Florida, -momento que yo aproveché para que fueran sus compañeros quienes les contestaran la pregunta, porque ¿qué voy yo a saber que hace feliz el corazón adolescente enamorado de la generación milenio? De adolescente, nunca me importo San Valentín y mucho menos tuve una relación que debiera cumplir dicho requisito. Eso sí, disfruté de un lindo amor, que supongo, no era tan distinto al de mi adorada estudiante.
Pero en fin, ¿para quién celebra la gente este día, o todos los otros días con tan marcado valor comercial? A veces, comparto con gente que parece vivir su vida, yendo con la corriente y haciendo lo que la gente espera que ellos hagan, sin importarle lo que ellos de veras quieren hacer, ya que lo más importante es ser parte del clan. ¡Hay que celebrar San Valentín porque todos lo celebran!
Ser parte del clan es una linda idea, pero qué pasa cuando la vida no sigue un patrón "normal". Es decir, no es como el clan hubiera esperado que fuera. Si eres como yo, celebras tu vida, y todo lo que la rodea, aceptas tu situación actual, tal cual es en ese momento, y haces lo que te hace feliz. ¡Qué importa que un príncipe azul no venga a "rescatarte y a darle sentido a tu vida" cada catorce de febrero!
Para mí la celebración del Día de San Valentín es bastante superficial. Yo necesito que me demuestren amor todos los días del año, no sólo cuando el calendario lo manda. No me importa no ser parte del desfile de gente que mañana se acuerda de que su pareja cuenta, y que debe demostrarle afecto. De hecho, no me interesa ser parte de ese clan, y preferiría una pareja que celebrara el amor conmigo todos los días. Yo pertenezco a otro clan, al que no ve en lo superficial del día de mañana una medida vital. Sería muy triste pensar que necesito de éste día para amar, o celebrar el amor.
¡Qué pasen un feliz día, y que sientan la magia del amor todos los días del año!
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