En estos momentos de guerras, miles de seres humanos se ven obligados a abandonar su tierra, con la firme esperanza de salvar lo más preciado que tienen: su vida. Muchos lograrán su cometido, pero otros tantos se quedarán en el intento; sin embargo el instinto de supervivencia del ser humano siempre dirá que vale la pena intentarlo, independientemente de los resultados. Por esta razón, armados con lo poco que se pueden llevar, desafían el peligro, con la esperanza de conquistar la tierra prometida.
Al ver en la tele y los periódicos el éxodo de los libaneses y otros nacionales escapando de las zonas afecta por la última campaña bélica, me puse a pensar en todas "las batallas" -la económica, política, religiosa entre otras- que obligan a un ser humano a abandonar su tierra. Mi reflexión me llevó a la frontera, ya sea una valla o el inmenso mar. Me di cuenta de que hasta el momento en que un ser humano se ve obligado a cruzar una frontera, ésta es sólo la línea que lo separa de lo que no es, o tal vez de lo que no se quiere ser. Ese espacio salvaguarda todo lo que define la nación: la cultura, la historia, los símbolos. A partir de la frontera se identifica la nacionalidad, nuestra individualidad como nación. Por lo tanto, salirnos del marco de la frontera, es como volver a nacer, es dejar el vientre de la madre por segunda vez. Por esta razón, para los inmigrantes, la frontera es un lugar terrible, porque nos convierte en seres trasplantados a un país que no es el nuestro. Profundizando en mi reflexión, me preguntaba, ¿qué es lo que se gana al cruzar una frontera? ¿Qué es lo que se pierde? He terminado por aceptar que la respuesta más coherente a ambas preguntas sería decir que TODO. Al conquistar la frontera, nos aguarda el vacío de lo que quedó atrás, pero también el vacío de lo desconocido, esa página en blanco donde comenzaremos a trazar el boceto de un mundo por construir . En ese momento empieza la batalla interna de un ser que vive en dos mundos, o tal vez en tres: el país de origen, el país adoptado y un país inventado que nos ayuda a sobrevivir -es algo así como una mezcla de los dos, pero ninguno en esencia. En ese lugar inventado, coexisten antiguas y nuevas costumbres que batallan por sobrevivr; y sin darnos cuenta, sin querer, poco a poco nos vamos convirtiendo en ciudadanos de un limbo. Un lugar que no figura en el mapa, un lugar que no es ni de aqui ni de alla.
Bueno, vieja, eta vaina ta freaky, freaky... ya no se puede vivir en ningún lao... y eso, que hace par de años en el mundo se estaban matando y en Dominicana todo chilling, chilling... pero bueeeeeno... ya quisiera una entrada para el limbo...
ResponderEliminarYo disiento de lo que dices, mi estimada. Aunque claro, no he estado en la situación de emigrar, por tanto, habrás de tomar en consideración el asunto. Lo que digo es más bien, por intuición.
ResponderEliminarCreo que cuando abandona su tierra, cuando es un "trasterrado", se pierde mucho, y la sensación de vacío le puede rodear a mucho, pero... ¿no es acaso todo ese patrimonio cultural que mamamos en nuestra tierra natal, lo que nos ayuda a confrontar el nuevo paraje?
Creo que puede existir la sensación del limbo. La sensación del infierno o la del cielo estando en otro lugar que no tiene mi misma lengua o mis mismas costumbres, símbolos, etc. Pero, ¿realmente llegamos sin nada?
A la hora de la verdad, sólo llegamos con lo que el espíritu sembró, y en esas situaciones, vemos que ha cosechado.
Llorar a los muertos es llorar culturalmente. Llorar la patria dejada es llorarla con el arsenal espiritual que nos proporcionó. Algo se muere, pero también algo vuelve a transmutarse: lo distinto que anida en lo otro, lo otro que anida en lo distinto.
Porque, finalmente, como diría Gadamer, existe un único horizonte: el horizonte humano. Por tanto, las culturas no son totalmente inconmensurables.
Saludos!
El problema es que a suerte sobrevivimos a nacer una vez, y volver a nacer, no todos pueden con eso baby.
ResponderEliminarRecuerda que la soledad es la peor de las muertes
Caramba, tocaste un tema de la maxima actualidad, es lamentable ver esas escenas de dolor al tener que salir de tu pais de origen, dejando alla gran parte de tu vida y si a eso se suma que es por culpa de la crueldad de ciertos individuos que pretenden arreglar sus asuntos a base de tirar bombas todavia es peor.
ResponderEliminarDe todas formas la inmigracion ya es de por si dura, para que encima este motivada por esa causa.
Besos Sonia.
Naty.
PD: Gracias por alentarme con mi cuento,pasare pagina y me olvidare de MR.Cortocircuitos jajajajaja.
Kandy, te entiendo, creeme. No todo es negativo, por el contrario hay muchas cosas positivas -por lo menos en mi caso, pero eso no quita que la experiencia sea un tanto traumática.
ResponderEliminarSearch, Me gustó muchísimo tu análisis. Creo que tiene razón muchas cosas que dice. Definitivamente, ese patrimonio cultural nos ayuda a sobrevivir, es lo que somos, sin embargo en la mayoría de los casos la cultura original y la nueva están en conflicto. Los costumbres nuestras a veces no nos ayudan con las nuevas. Hay una resistencia, una batalla.
Yo le llamo limbo, porque es un lugar suspendido en el espacio, no eres del todo aceptado en el nuevo país, pero tampoco en el de origen, porque te conviertes en extranjero en tu propia tierra. Se crea una estupida división entre los que se quedan y los que se han ido. El caso es peor para los hijos de inmigrantes, porque esos no son aceptados en el país que nacen, y no se sienten tan conectado al país de sus padres. Es un poco complejo el caso este, la verdad. Por eso muchos llegan a renegar de su herencia cultura y eso si que es una verdadera tragedia, porque un árbol no puede vivir sin raíces.
Un abrazo
Gary, el inmigrante se vive de esperanzas: de volver, de una vida mejor, de reunirse con la familia, etc. Bien dicho.
Un abrazo
Gabriel, es muy dificil el proceso pero no imposible. La soledad es cruel, pero también puede ser buena amiga.
Naty, me parte el alma ver a tantas personas sufriendo por un estúpido conflicto enraízado en creencias religiosas. Es impresionante el odio que existe en esa región. Me duele ver a tanta gente desplaza, pero me imagino que los hay que ni siquiera tienen esa opción. Esto es alarmante, y me duele que Estados Unidos y Europa no tomen una posición más firme para ponerle fin a este absurdo.
Saludos!
P.D. Olvidate de ese señor cortocircuito, y pa' lante
Al dejar mi pueblo tendido en la falda de las montaña, dejé tambien la gente y las cosas que hoy me hacen querer regresar. Me pusiste triste carajo.....
ResponderEliminarTe invito a una jornada para ayudar a salvaguardar a los niños de los impactos de la cultura de la violencia, comprometiéndonos a promover una contra cultura, la "CULTURA DE LA PAZ"... te he leído y veo que compartimos muchos conceptos alrededor de la guerra y la paz.
ResponderEliminarBesos fuera del limbo.
Natinat
lo lamentable es que los pudientes son los que tienen mas posibilidades de escapar!
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