lunes, 31 de julio de 2006
viernes, 28 de julio de 2006
Cadáver
jueves, 27 de julio de 2006
Disney: un mundo de fantasías
http://www.nlcnet.org/campaigns/shahmakhdum/
martes, 25 de julio de 2006
Nueva York no es para supremacistas
Traigo a colación estos datos demográficos porque nuesta diversidad está siendo atacada por el grupo anti-inmigrantes, The Minuteman Project. Este grupo de supremacistas blancos está planeando una manifestación en la Zona Cero mañana 26 de julio a las 12:00 P.M.
Derechos sobre la línea, es un documental que trata de The minuteman Project y sus abusos en la frontera, si quieres ver un fragmento haz click aquí.
domingo, 23 de julio de 2006
Mi paraíso perdido
sábado, 22 de julio de 2006
Rehén
Su mirada perdida me ataviesa el corazón como un puñal de frío acero. En esos ojos tristemente hermosos, se reflejan la desesperanza, la derrota, la impotencia ante un mundo que le ha fallado. Decir que sé lo que esa criaturita ha visto, sería mentir, no puedo ni siquiera imaginármelo. Sin embargo, sus ojos me hablan de violencia, injusticias, explosiones, de casas construidas una y otra vez sobre sus propias ruinas. Para este angelito, hoy es igual que ayer y mañana será otro ayer... Es tan sólo una pieza inútil de un juego que nadie quiere ganar, porque les conviene perpetuar la partida. Un pobre rehén, de cuyo secuestro se benefician por igual "SALVAJES" y "CIVILIZADOS".
jueves, 20 de julio de 2006
miércoles, 19 de julio de 2006
Exodo
Al ver en la tele y los periódicos el éxodo de los libaneses y otros nacionales escapando de las zonas afecta por la última campaña bélica, me puse a pensar en todas "las batallas" -la económica, política, religiosa entre otras- que obligan a un ser humano a abandonar su tierra. Mi reflexión me llevó a la frontera, ya sea una valla o el inmenso mar. Me di cuenta de que hasta el momento en que un ser humano se ve obligado a cruzar una frontera, ésta es sólo la línea que lo separa de lo que no es, o tal vez de lo que no se quiere ser. Ese espacio salvaguarda todo lo que define la nación: la cultura, la historia, los símbolos. A partir de la frontera se identifica la nacionalidad, nuestra individualidad como nación. Por lo tanto, salirnos del marco de la frontera, es como volver a nacer, es dejar el vientre de la madre por segunda vez. Por esta razón, para los inmigrantes, la frontera es un lugar terrible, porque nos convierte en seres trasplantados a un país que no es el nuestro. Profundizando en mi reflexión, me preguntaba, ¿qué es lo que se gana al cruzar una frontera? ¿Qué es lo que se pierde? He terminado por aceptar que la respuesta más coherente a ambas preguntas sería decir que TODO. Al conquistar la frontera, nos aguarda el vacío de lo que quedó atrás, pero también el vacío de lo desconocido, esa página en blanco donde comenzaremos a trazar el boceto de un mundo por construir . En ese momento empieza la batalla interna de un ser que vive en dos mundos, o tal vez en tres: el país de origen, el país adoptado y un país inventado que nos ayuda a sobrevivir -es algo así como una mezcla de los dos, pero ninguno en esencia. En ese lugar inventado, coexisten antiguas y nuevas costumbres que batallan por sobrevivr; y sin darnos cuenta, sin querer, poco a poco nos vamos convirtiendo en ciudadanos de un limbo. Un lugar que no figura en el mapa, un lugar que no es ni de aqui ni de alla.
El olor de las cerezas
La señora Montemayor, se consumíó en este ambiente sofocante, envuelta en historias de ayer, que ya no volvería a leer. Entre ella y su soledad sólo se interponían los titulares que leía cada mañana. Todos los días repetía el perpetuo rito: iba a la terraza y buscaba frenéticamente en los periódicos una noticia que no leyó jamás. Llevaba más de treinta años siento fiel a esa costumbre. Leía todos los periódicos que cada mañana llegaban a su puerta, todos, nacionales e internacionales. Estas ansias de noticias la fueron desquiziando; en los últimos años su vida se resumía en estar en la terraza rodeada de sus periódicos y acariciar el espinazo de Charlie.
Podría concluirse que su insignificante existencia sólo la hubiera justificado una razón: ésa que ella buscaba todas las mañanas en cada titular que leía. Esa que la convirtió en prisionera de su espacio y de sí misma. Inexplicablemente, la angustia en que vivió no dejó huellas visibles de su dolor. Sólo su yo interior supo de la decepción que sentía cada mañana frente al periódico en la terraza de su casa. El era testigo y protagonista de su calvario.
Hoy fue diferente. Como si tratara de vencer la interminable espera, se internó en la nada al compás del vaivén del único mueble de la casa que todavía le quedaba alma. Ese en que ella y Charles se mecían mientras degustaban algunas cerezas... Sin proponérselo, una espesa modorra se virtió sobre ella indetenible, implacable, fulminante... Sus vivencias pasaron en frente de ella lentamente, yuxtapuesta, amontonadas. Le pareció que a los lejos escuchó el desesperado grito de Charlie, se incorporó y lo rescató amablemente. Sus ojos brillaron y reflejaron una compasiva mirada; nadie hubiera podido adivinar que tal carámbano humano era capaz de albergar aquel tierno sentimiento. Charlie era el único ser viviente que le importaba...
-Cariño, ¿te lastimé? Perdóname. Sabes que sería incapaz...
A la interrogante de la señora siguió una respuesta que ella parecía entender muy bien. Visiblemente conmovida, por sus mejillas corrieron dos gruesas lágrimas, al tiempo que lo estrechaba fuertemente contra su pecho. Esos pechos marchitos por los años, sedientos de una caricia... Por primera vez en muchos años sintió el calor de un ser vivo. La señora lo abrazaba más fuerte cada vez, sus ojos eran dos llamaradas de fuego. Charlie estaba inmóvil, tranquilo, dejándose acariciar. Sin advertirlo, inocentemente le correspondió con una sutil carricia. Al instante todo se transformó; un dulce olor a cerezas se deslizó por el ambiente. Los muebles ya no eran opacos, las cortinas se movían al compás del viento que empezó a azotar, la expresión seca y agreste de la señora Montemayor iba cediendo poco a poco. Súbitamente, como si siguiera una orden inquebrantable, se tendió sobre el viejo desván de la sala; ahora sólo se dejaba llevar, por el devenir de sus recuerdos. Sus párpados escurrieron la humedad de sus ojos de fuego... Ya, toda ella era un volcán: sus piernas, sus pechos enchidos, toda su piel, iba al encuentro de tiempos mejores.
Un intenso olor a cereza impregnó completamente el ambiente. La señora Montemayor, daba vueltas, y se confundía con unos hilos de seda rojo carmesí. Por su cuello viajaba el aliento cansado de aquel que había sido su mejor amante, Charles. Por primera vez en treinta años había vuelto a conquistar la frontera del placer; sintió que le salían alas... A lo lejos quedaron los periódicos y la infructuosa búsqueda de cada mañana en la terraza. Abrió los ojos, se vio sola sobre el viejo mueble, sin sábanas de seda. Agonizante, se incorporó, y se encontró en el centro de la sala librando una férrea lucha. Modorrosa y atormentada, preferería creer que lo que vivió fue sólo un espejismo y nada más. El deseo era ahora culpa. A su alrededor todo era opaco, el aire seguía estático, todo volvió a la inercia de siempre. El dulce olor de las cerezas, era ahora un amargo cloroformo. Desorientada, y queriendo escapar de sí, se encaminó hacia su dormitorio. Inúltimente trató de olvidarse de que su piel la había traicionado ante el más inocente de los roces. Un impulso la condujo hacia aquel lugar que por años había evitado: el sepulcro. Se detuvo ante el envejecido muble, abrigado por el polvo y la telaraña, lo abrió automáticamente, sin proponérselo. Sintió sus ojos bullir pero no lloró. Sacó un manojo de papeles amarillentos, carcomidos por el tiempo, los abrazó y los soltó como si la quemaran; pronunció algunas palabras que no llegó a escuchar:
-¿Otra cereza?, Cariño
-Si, amor mío....
lunes, 17 de julio de 2006
La mujer del tren
Los movimientos de la mujer son orientados por la ubicación de sus niños: son tierra y sol. Sin proponérmelo, vuelvo a mirarla, ahora presiento que en cada centímetro de grasa que se siembra sobre su cuerpo, se esconde un gran dolor; me fijo detenidamente y veo que los dolores se multiplican, el último más intenso que el anterior. Todos ellos han confabulado para hacerla un harapo, un despojo humano; sólo si se la observa atentamente se hace visible este concierto de pesares. Tal vez ni ella misma lo sepa, pero si se busca más adentro, abriéndose paso entre las capas de grasa, yace un ser que pudo haber sido algo más...
Es imposible, detenerme ahora, en sus ojeras veo las interminables noches de desvelos: los de madre, los de amiga, los de hija, los de puta de su marido. Sus cicatrices, delatan las huellas del abusador que sin piedad la golpea, en medio de su pequeñez, de su complejo, de su enfermedad. Mientras él se hunde en su miseria, ella se consume al tiempo que engorda sin límite. Poco a poco se va apagando esa chispa que alguna vez tuvo, en su lugar se cierne una nube que la envuelve, la limita, la destruye, le cierra todas las puertas. Inútilmente, batallo por no verme en ella... pero no hay vuelta atrás, su historia me sobrecoge por completo, o ¿es la mía que se apodera de la de ella?¿Cómo saberlo? De pronto, ya no somos dos sino una, sólo una, infinitamente gorda, profundamente triste, acuchillada por multiples puñales. En medio de sus noches, siento los golpes caer uno tras otros sobre mí; a lo lejos unos niños lloran, y no me importa, olvido que vivo. Esa muerte voluntaria me ayuda a soportar; no siento nada, salgo de mí y la veo a ella y a mí, en un sólo cuerpo siendo devorado por un predador, sus garras, su lengua, su pene, todo él sobre mí; los gritos encienden su deseo; ella y yo somos un sólo cuerpo vacío que llena un espacio, sólo un objeto de control, de dominio, de placer... El sol entra por la ventana tras interminables horas de oscuridad, y nuestro cuerpo sigue ahí como un mueble más -sin nosotras, contemplándolo todo, ajenas, distantes. Poco a poco, los incesantes llantos se hacen cada vez más reales, nuestro cuerpo por fin se levanta dando tumbos, corre el fino trapo que lo separa de los gritos, y su mirada choca con tres chiquitos de ojos asustadizos y caras envejecidas... La puerta se abre, el coche, los críos y la madre se alejan por el andén, sin saber que yo también viví su agonía, que su historia fue también la mía.
sábado, 15 de julio de 2006
War is not child play
viernes, 14 de julio de 2006
40 minutos de viaje
El tren serpenteaba sobre la avenida Roosevelt, y se acercaba a la estación de la calle 74. Ahora subió al tren un grupo de afroamericanos recién egresados de Rikers Island; se reconocen por sus inmaculados zapatos, los cuales pisan el suelo por primera vez, una bolsa plástica -su equipaje-, y un sobre manila con sus documentos o correspondencias. Eran seis o siete más o menos; a la vista saltaba la gran fraternidad que los unía -de esas que se desarrollan entre las personas que han compartido experiencias similares; los demás pasajeros los observaban con una mirada que reflejaba una mezca de miedo y desprecio. El primer grupo se bajó en la estación Grand Central, todos se dieron un abrazo y se desearon buena suerte - un gesto conmovedor, la verdad. Ahora sólo quedaban dos, sentandos juntos, aparentemente inmunes a las miradas persecutorias de los demás pasajeros, y felices de aspirar aires de libertad.
Mi colega y yo nos bajamos en la 5ta Avenida, al salir a la superfice, lo primero que vimos fue unos señores limpiabotas, bastante pintoresco el cuatro por cierto -siempre me llama la atención ver a adultos limpiando zapatos... Seguimos deambulando calle abajo, al doblar la esquina de la 42 y 5ta comenzamos a tropesarnos con los turistas. Esas reconocibles criaturas, que resaltan a la vista entre la multitud. Esos seres que con cámara en manos pululan las calles admirando la vista que se extende ante sus ojos.
Al margen de las majestuosas vitrinas y los rascacielos, nos encontramos a otro inquilino de esta babel de cementos: un desamparado. Iba vestido únicamente con una cobijita que lo enrredaba desde la mitad del muslo hasta las axilas, sostenida por dos sogas: una a la altura de las axilas y la otra por las caderas. Sus pies descalzos besaban el duro pavimento, al tiempo que arrastraba un carrito de compras lleno de cuanto pudo encontrar en la basura. Traía consigo cuanto poseía... Esta imagen contrastaba marcadamente con la limpieza y opulencia de la 5ta avenida. Nos pasó uno a uno por el lado, creo que fui la única que se voltió a verlo, a todos -me imagino- les pareció algo muy normal.
Observé detenidamente mi entorno y vi un sinnúmero de sueños que se confundían con el ruido, y la majestuosidad de la ciudad. Me detuve por unos minutos, aspiré el aire, miré hacia arriba, vi un cielo azul y brillante, contemplé el Empire State building -imponente y sobrio-, le di la espalda a la ciudad, abrí la puerta y me interné en otra babel, ésta de hojas blancas y renglones negros.
martes, 11 de julio de 2006
Volcán
domingo, 9 de julio de 2006
!Qué lástima Zizou!
Es una pena que una mala decisión haya opacado lo que debió haber sido un gran día para Zizou; sin duda que los fanáticos del fútbol lo hubiesen aplaudido y ovacionado como él se merecía; no obstante, lo que debió haber sido un día de júbilo se convirtió en un total bochorno al dejarse cegar por la rabia; a Zizou no se le ocurrió que los berrinches y las pataletas podían esperar, pero el reconocimiento de los fanáticos no; Zizou lo echó todo por la borda en el instante que decidió derribar a un compañero de un cabezaso; por ello se perdió el reconocimiento de los fanáticos que de seguro se conjugaría en un aplauso que tendría eco en los cuatro puntos cardinales; demás está decir que nos decepcionó a todos con su pésima decisión. Los fanáticos esperábamos que saliera por la puerta grande pero tuvimos que conformarnos con verlo salir por la de atrás.
sábado, 8 de julio de 2006
The Cage
en el ritual ejercicio;
Reina y súbditas
se abalanzan
sobre la escurridiza presa,
que abatida se rinde;
Víctima de la fuerza,
todo él se hunde
bajo el peso de la reina;
Conjugando lucha y deseo
ocurre el milagro:
de su muerte surge la vida
que ha de salvar la colmena;
la aprendiz seduce a otras presas
en un rito que se hace perpetuo
The cage
Música por Stravinsky
Coreografía por Jerome Robbins
viernes, 7 de julio de 2006
Dalí se mudará a una nueva casa
Hoy lal leer las noticias me enteré de que debido a que Saint Petersburg se encuentra en la costa del Golfo, y a que las últimas dos temporadas ciclónicas han sido brutales, se ha decidido construir un edificio más resistente a las embatidas de un posible huracán. El nuevo edificio podrá soportar ráfagas de viento de hasta 165 millas por hora. La nueva casa de Dalí estará lista para el 2010. Aplaudo esta decisión porque creo sería imperdonable que nos privaran de disfrutar el talento y el genio de un pintor como Salvador Dalí. Espero volver este verano a Saint Petersburg, así es que ¡Allá nos vemos Dalí!
jueves, 6 de julio de 2006
Detalles insignificantes
- No me le pongas valor monetario a lo que no tiene precio
- No me hagas preguntas indiscretas si ni siquiera sabes mi segundo nombre
- No no te atrevas a revisar mis cosas privadas
- No te la pases hablando de ti todo el tiempo
- No me hables mal de tus novias
- Por favor, que no se te ocurra hablar mal de tu familia
- No trates de impresionarme con trivialidades
- No juzques mis creencias ni forma de ver el mundo
miércoles, 5 de julio de 2006
Sin Rumbo
Para mí, ésta es una guerra avisada a la que no se le hizo caso... Es que los que estamos fuera del ojo del huracán siempre vimos lo que se aproximaba, pero ella no lo vio venir, por esa ceguera conveniente que le resta responsabilidad ante la situación.... Creo que siempre ignoró las señales de peligro, es más de cierta manera es la responsable de lo que ahora vive, aunque claro eso no hace la situación menos lamentable. No creo en el destino -porque eso conlleva aceptar un sinnúmero de cosas que no estoy en condición de aceptar-, pero en lo que si creo es en la relaciónentre causa y efecto. Me apasiona la idea de que un hecho o una decisión pueden alterar totalmente el curso de nuestra vida. Esto se aplica a las relaciones humanas también, ¿cómo serían las cosas si hubiésemos actuado de otra manera? Aunque difícil saberlo, por lo menos sabemos que podrían ser diferentes... Hay cosas pequeñitas que a largo plazo pueden crear un abismo en una familia; por lo tanto la temprana intervención de los padres para corregir la situación es imprescindible. Si los padres -esos seres que deben llevar la brújula en las manos para que el navío no pierda el rumbo- no toman las medidas necesarias el barco está en peligro de naufragar. Sin embargo, la cruel realidad es que los padres a veces están tan desorientados que contribuyen al naufragio. Observemos un caso típico, la rivalidad entre hermanos -aunque claro hay diferentes niveles-, muchas veces ésta está gestada por una marcada predilección de los padres hacia alguno de los hijos... Aunque claro, ellos jamás lo aceptarán, pero sus acciones los delatan. Este es el caso de la familia en cuestión, siempre hubo -aunque la madre lo niega- una predilección por el hijo menor: le celebraba los berrinches, sus deseos siempre eran complacidos -muchas veces a costa de los de la hermana-, pero todo se justificaba por ser el más chiquito... pero el tiempo fue pasando, los berrinches no cesaron y los deseos se iban multiplicando...
Con el pasar de los años el chiquitín berrinchudo se convirtió en adolescente, y como por arte de magia perdió el interés por los estudios, se intensificó su mal genio, el cual siempre iba acompañado de insultos en contra de la hermana o la madre.... La verdad es que el chico siempre supo que podía hacer cualquier cosa y no habrían consecuencias. Para ese entonces, ya la madre no sabía que hacer con él -de hecho nunca lo supo- de todos modos para entonces cualquier reacción hubiese sido en vano -ya era tarde. Hace poco, el orgullo de mamá embarazó a la novia adolescente; ahora tiene un angelito a quien le debe todo, pero a quien no puede darle nada. Otra criatura a quien se le negará lo escencial: un hogar y una buena formación. Es muy triste ver una familia hundirse todos los dias más en la miseria y en la disfuncionalidad; ver padres irresponsables que contribuyen a la desgracia de sus hijos, los cuales se convierten en "hombres" viendo pasar el tiempo en una esquina, cada día más cerca de convertirse en una estadística.
domingo, 2 de julio de 2006
Lamentaciones de un libro
No tengo tus rápidas
ni sofisticadas maneras,
Soy inepto caminante;
Por sí sólo no existo;
Bebo de la fuente de otros;
Añoro el toque de unos dedo
que me hagan renacer
en las manos del lector;
Tú -impostor- emanas vida,
Vives por ti mismo,
Eres Dios, omnipotente;
Otros beben de tu fuente
Desafiando las leyes de la física,
acortando distancias;
Me ahoga la envidia
al sentir que me condenas al anonimato;
Arrogante, me arrebatas cómplices
que dén sentido
a las radiografías del alma
que encierro;
Lo acepto, soy todo tradición,
y tú, todo modernidad;
Aún así me niego a sucumbir,
ante tu creciente popularidad;