Escribo porque lo necesito, sin embargo, a pesar de ello, he optado por no escribir. La razón: me falta tiempo y debo terminar mis proyectos inconclusos. No es una decisión permanente, claro está. Volveré a escribir con cierta regularidad en el otoño. Es difícil no escribir, especialmente ahora que estamos en medio de una campaña electoral cuyos candidatos dan mucho que decir; no es que tenga algo que decir que nadie no haya dicho, sino que la escritura es una forma saludable de procesar la estupidez que pasa por "política" en estos días. Muchas veces he sentido que me asfixio, pero debo cumplir con mi autoimpuesta abstinencia, y conformarme con respirar profundo.
Me he permitido escribir este post, y lo haré cada vez que pueda, por varias razones; una de ella es que Planeta Atabex cumplió ayer un década. Aunque no es ni la sombra de lo que fue, aun le tengo mucho cariño, y a pesar de que me ha pasado por la mente cerrarlo, es difícil vivir sin mi Planeta. Tengo un blog privado, el que he compartido con algunos lectores, pero este es mi consentido. Me gusta su naturaleza anárquica, reflejo de quien lo escribe, en la que cabe todo desde la reflexión personal, a la critica literaria, social y política. Es un fiel reflejo mío, y así quiero que lo siga siendo. Cuando algunas veces he pensado en escribir sobre sólo de un tema, siempre encuentro mil razones para desistir. Me gusta su esencia ecléctica y caótica.
Este blog ha significado muchísimo para mí. Ha sido una larga década que documenta mi evolución y crecimiento. He dejado plasmado aquí varios de los peores momentos de mi vida, pero también algunos de los mejores. He escrito sobre mis dudas, mi soledad, la melancolía, la inmigración, el desamor, la muerte, el ateísmo. He compartido mis gustos literarios por los cuales he hecho amigos y enemigos. He criticado leyes draconianas y discriminatorias, la xenofobia, el racismo, la desigualdad social, el militarismo, el colonialismo, las falsas pretensiones feministas de algunos grupos, y un largo etcétera. A pesar de que disfruto escribir sobre todo lo antes dicho, debo confesar que lo mejor de Planeta Atabex son los amigos que he hecho. A pesar de que la mayoría vive fuera del país, los considero verdaderos amigos, al igual que a los que viven cerca y veo de vez en cuando. Mis amigos blogueros se han convertido parte importante de mi vida, y a veces me parece mentira que nos conociéramos por aquí.
Mientras pensaba sobre este post, llegué a la conclusión de que no soy la misma mujer que inició este blog el 6 de marzo de 2006. Me creo más sabia, no sólo por los años y las experiencias vividos, sino porque me he vuelto mucho más escéptica. Mi escepticismo nace de mi inagotable necesidad de entender, de analizar, de preguntar, y de comprobar, en más de una ocasión, que las cosas no son siempre lo que parecen, y viceversa. La verdad se esconde a veces en los dobleces, en el claroscuro, pues todo es más complicado de lo que parece. Sin embargo, a pesar de todo, nada ha cambiado mis más profundas convicciones. Paradójicamente, me ha hecho mucho más radical en muchos aspectos. Sigo firme en la defensa de los desvalidos, en la denuncia de los poderosos, en la crítica del Estado. El Estado me parece una navaja de doble filo, un mal necesario tal vez, un instrumento que puede hacer justicia, corregir males sociales, corregir inequidades y socorrer al desposeído. Sin embargo, con la misma facilidad puede hacer JUSTO lo contrario. Por ello, es importante, no confiarse del todo, independientemente de quien gobierne. Debemos siempre vigilar, estar al tanto, y no desfallecer jamás en criticar, denunciar sus faltas, porque cada vez que nos callamos, pierden los más vulnerables de la sociedad.
Mi agradecimiento por leerme, por su amistad, y por todo lo que he aprendido con ustedes y de ustedes. Ha sido un honor darles la bienvenida a este mi Planeta y conversar con ustedes. Gracias a los que pasan por mi blog, disculpen mi descuido y ausencia.
¡Hasta pronto!