sábado, 14 de abril de 2012

El prejuicio racial y la pena de muerte en EE.UU.

La pena de muerte es la mayor violación a los derechos humanos de un individuo. Añadamos a ello el hecho de que el castigo es aplicado mayormente a reos pertenecientes a minorías étnicas o raciales, cuyas víctima son de la raza blanca. Es aún evidente que el sistema judicial de EE.UU. aún perpetúa el racismo institucionalizado durante años de esclavitud negra y que privilegia a los blancos. ¿Cómo puede aplicarse un castigo irreversible en estas condiciones? ¿Cuántas personas inocentes han sido ejecutadas por el estado siendo inocentes?

Según las estadísticas, desde que se reinstauró la pena de muerte en 1976, los acusados de asesinato han sido condenados a muerte en un 77% de los casos en los que las víctimas eran de raza blanca, 15% si eran negras, 6% si eran latinas, y  3% si eran de cualquier otra etnia. El 82% de los estudios muestran que la raza de la víctima influye en la posibilidad de que un reo sea condenado a muerte. Es decir, si la víctima es de raza blanca la posibilidad de ser condenado es mucho mayor que si ésta es negra o de cualquier otra minoría.

El año pasado se ejecutaron 43 personas en el país. El caso de mayor notoriedad, nacional e internacional, fue el de Troy Davis. Un caso plagado de irregularidades. Un hombre negro, acusado de asesinar a un policía blanco. La ejecución se fundamentó en la declaración de nueve "testigos", de los cuales siete cambiaron su declaración inicial. Sin embargo, el Estado se negó a considerar la nueva evidencia que, tal vez, pudo haber exonerado a Troy Davis.

El sistema se ensañó contra Troy Davis, y éste fue linchado por el Estado de Georgia, con la complicidad de la Corte Suprema. El caso de Troy Davis me tocó sobremanera porque lo seguí por muchos años, y albergaba la esperanza de que le conmutaran la sentencia, ya que no había pruebas físicas que lo incriminaran. Además, siete testigos se retractaron de su declaración inicial, y existe la declaración de un nuevo testigo que incrimina a OTRA persona.

La corte se negó a considerar la nueva evidencia en el caso de Troy Davis. Si Troy era inocente o no, nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que el Estado le negó la oportunidad de demostrar su inocencia en corte, al no examinar la evidencia que podría haberlo exonerado. Cabe la posibilidad de que Georgia haya matado a un hombre inocente mientras el verdadero asesino esté libre. ¿Habría ocurrido lo mismo si Troy hubieras sido blanco o si la víctima hubiera sido negra? Estoy casi segura que el desenlace habría sido otro.

El caso de Troy Davis puso en la palestra, una vez más, la desigualdad que aún prevalece en sistema judicial estadounidense, y como resultado ha energizado el movimiento abolicionista que se viene gestando en el país por años. Ya son diecisiete los estados que han abolido la pena capital. No es coincidencia que en los últimos cinco años, CINCO estados hayan optado por eliminarla de su código penal -New York ('07), New Jersey ('07), New Mexico ('09), Illinois ('11) y Connecticut ('12). Aunque el número es aún pequeño, es un cambio sumamente significativo ya que hace unos años el apoyo a la pena de muerte era bastante generalizado.

Espero ver el día en que la pena de muerte sea abolida en TODO el territorio nacional, y más que nada quisiera ver un sistema judicial saneado totalmente de las predisposiciones raciales del pasado. 

1 comentario:

  1. No sólo existe el racismo institucionalizado, también mediante instituciones se justifica la desigualdad, como lo señalas sutilmente, interesante post. Saludos.

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