Lecho de luz y sombra

Anoche la tuve conmigo. Se veía hermosa, toda vestida de luz... lucía como una reina en un mar de subditas que adornaban su belleza. Su cuerpo se denotaba perfectamente delineado. Su cara reflejaba un gesto de complicidad, o quizás de agradecimiento al dios que la bañaba de luz.. Su presencia me tenía hipnotizada; ella sonreía coquetamente, y a mí me ganó la emoción. No me lo creía, ¿sería a mí a quien sonreía? Tuve dudas. Tal vez era a alguien más a quien seducía; pero que más daba, si en ese instante era sólo mía... la disfruté aún sabiendo que la compartía, y me dejé arrastrar por su hechicera mirada... y entonces fue imposible saber quien poseía a quien; en la luz de sus ojos se escurrió toda oscurridad y distancia entre las dos. Suavemente sus cabellos se enrredaron en mi cuerpo, pude tocarla, y la sentí vibrar intensamente, o tal vez era yo la que vibraba bajo el ardor de sus caricias.

Me hechizó totalmente, y olvidé que en en su entrega, también estaba él... Recordé que la magia duraría sólo unas horas -hasta que volviera él y magestuoso la dejara en una total oscuridad... Siempre es el mismo rito: el y yo la hacemos surgir de la oscuridad con nuestro fuego... Entonces, ella agradecida, me susurró suavemente unas palabras al oído. La abracé fuertemente, al dibujar mi emoción sobre su cuerpo. Lentamente, seguí cabalgando, colgada de sus cabellos, mientras la noche se iba derritiendo...