Dylan Farrow publica hoy una carta abierta sobre el alegado abuso sexual del que fue víctima cuando tenía siete años. La carta abre con la pregunta ¿Cuál es tu película favorita de Woody Allen? Y nos advierte esperar un poco antes de contestar. Lo que prosigue es su versión de cómo fue abusada sexualmente por su padre adoptivo, Woody Allen.
Según Dylan, Woody Allen la molestó sexualmente desde que ella tuvo memoria, pero el episodio más grave ocurrió en el ático de la casa cuando ella tenía siete años. Farrow cuenta que Woody Allen le dijo que se acostara bocabajo, y jugara con el tren eléctrico de su hermano. Dice que mientras él la abusaba, le decía que era una buena chica, que éste sería su secreto, le prometía viajes a Paris, y salir en sus películas.
Una vez Dylan le confesó a su madre lo ocurrido, empezaron las entrevistas con doctores que intentaban descubrir si ella mentía, y si la acusación era producto del pleito por la custodia legal que se lleva a cabo entre Woody Allen y Mia Farrow. El hecho de que el alegado abusador era el afamado Woody Allen hacía más fácil que muchos estuvieran dispuestos a atacar la credibilidad de la niña.
Dylan Farrow nos cuenta sobre cómo el abuso sexual la marcó. Se sentía responsable de que Woody Allen pudiera estar cerca de otras niñas, ya que no fue condenado. El toque de los hombres le producía miedo, desarrolló trastornos alimenticios y se cortaba la piel. Hoy dice haberlo superado, estar felizmente casada y contar con el apoyo de su madre y sus hermanos.
Dylan Farrow lanza una crítica mordaz a Hollywood, a los críticos de cine, a los actores que lo alaban al recibir premios, a las revistas que los ponen en sus tapas, obviando las acusaciones de abuso sexual. También critica a los que escudan su apoyo a Woody Allen en que nadie sabe lo que ocurrió verdaderamente.
Al final de la carta, nos pide imaginarnos dos cosas: a una hija nuestra, de 7 años, siendo llevada a un ático por Woody Allen, que subsecuentemente siente náusea cada vez que escucha su nombre, y la realidad de que nuestro mundo idolatra al cineasta que la ha abusado. La carta cierra con esa imagen, y con la pregunta inicial: ¿Cuál es tu película favorita de Woody Allen?
La confesión de Dylan Farrow me pareció escalofriante. Y me ha hecho pensar en el viacrucis que viven las víctimas de abuso sexual en nuestra sociedad. Casi siempre se parte de la premisa de que la víctima miente, especialmente, cuando el acusado es famoso o poderoso.
Según Dylan, Woody Allen la molestó sexualmente desde que ella tuvo memoria, pero el episodio más grave ocurrió en el ático de la casa cuando ella tenía siete años. Farrow cuenta que Woody Allen le dijo que se acostara bocabajo, y jugara con el tren eléctrico de su hermano. Dice que mientras él la abusaba, le decía que era una buena chica, que éste sería su secreto, le prometía viajes a Paris, y salir en sus películas.
Una vez Dylan le confesó a su madre lo ocurrido, empezaron las entrevistas con doctores que intentaban descubrir si ella mentía, y si la acusación era producto del pleito por la custodia legal que se lleva a cabo entre Woody Allen y Mia Farrow. El hecho de que el alegado abusador era el afamado Woody Allen hacía más fácil que muchos estuvieran dispuestos a atacar la credibilidad de la niña.
Dylan Farrow nos cuenta sobre cómo el abuso sexual la marcó. Se sentía responsable de que Woody Allen pudiera estar cerca de otras niñas, ya que no fue condenado. El toque de los hombres le producía miedo, desarrolló trastornos alimenticios y se cortaba la piel. Hoy dice haberlo superado, estar felizmente casada y contar con el apoyo de su madre y sus hermanos.
Dylan Farrow lanza una crítica mordaz a Hollywood, a los críticos de cine, a los actores que lo alaban al recibir premios, a las revistas que los ponen en sus tapas, obviando las acusaciones de abuso sexual. También critica a los que escudan su apoyo a Woody Allen en que nadie sabe lo que ocurrió verdaderamente.
Al final de la carta, nos pide imaginarnos dos cosas: a una hija nuestra, de 7 años, siendo llevada a un ático por Woody Allen, que subsecuentemente siente náusea cada vez que escucha su nombre, y la realidad de que nuestro mundo idolatra al cineasta que la ha abusado. La carta cierra con esa imagen, y con la pregunta inicial: ¿Cuál es tu película favorita de Woody Allen?
La confesión de Dylan Farrow me pareció escalofriante. Y me ha hecho pensar en el viacrucis que viven las víctimas de abuso sexual en nuestra sociedad. Casi siempre se parte de la premisa de que la víctima miente, especialmente, cuando el acusado es famoso o poderoso.
No debe sorprendernos que muchas víctimas opten por el silencio. Hablar equivale a revivir el dolor del abuso, y muchas veces, la confesión no lleva a nada. Cada quien decide a quien creerle. Yo le creo a Dylan Farrow, ¿por qué habría de mentir ella? ¿Qué ganaría con eso?
Por otra parte, acepto la parte que me corresponde de su crítica. Siempre he sido amante de las películas de Woody Allen, a pesar de que como ser humano me parece despreciable. Lamento mucho que mi amor por el cine de Woody Allen sea visto por Dylan Farrow como aprobación de sus actos. No lo es en absoluto. Para mí, el brillante cineaste, podría muy bien ser ese abusador que ella describe.