No hay otro remedio que aceptar su presencia; respirar profundo, decirme ya pasará, darme todo el cariño y comprensión posible; evitar juzgarme, y mantener los pensamientos negativos a raya; y por supuesto, hacer esas pequeñas cosas que me ayudan a mitigar sus embates: llorar, leer, escribir, ir al gimnasio, dar una caminata, ir al cine o consentirme con un masaje.
domingo, 7 de junio de 2015
Una daga de acero frío llamada melancolía
No hay otro remedio que aceptar su presencia; respirar profundo, decirme ya pasará, darme todo el cariño y comprensión posible; evitar juzgarme, y mantener los pensamientos negativos a raya; y por supuesto, hacer esas pequeñas cosas que me ayudan a mitigar sus embates: llorar, leer, escribir, ir al gimnasio, dar una caminata, ir al cine o consentirme con un masaje.
domingo, 9 de marzo de 2014
Pequeños placeres
1. Acostarme en la cama con las sábanas acabadas de cambiar
3. Aprender cosas nuevas
4. Asistir a eventos culturales: charlas, museos, exhibiciones, recitales
5. Ayudar a quien me necesita
6. Caminar descalza en un piso perfectamente limpio
7. Consentir a mis sobrinos
8. Conversar con extraños
9. Deambular por las calles de La Ciudad de Nueva York
10. Descubrir lugares nuevos
11. Deshacerme de las cosas que ya no uso
12. Desvelarme para terminar una novela que no puedo soltar
13. Dominar mis miedos
14. Dormir toda la noche y levantarme descansada
15. El aire fresco de las montañas
16. El arrullo del sonido del mar
17. El café negro con nuez moscada
18. El calor del sol en las mejillas
19. El choque de las olas en los arrecifes
20. El color de las hojas en otoño
21. El jugo de los mangos chorreando entre mis dedos
22. El jugo de vegetables
23. El olor a café recién colado
24. El olor salobre del mar
25. El Parque Central
26. El pisco sour
27. El sol poniéndose sobre Manhattan, visto de Astoria Park
28. El té de jengibre
29. Encontrar una notita escrita hace años entre mis cosas
30. Escribir en mi blog y en mi libretita personal
31. Estar en la playa
32. Hablar con mi vecino de 8 años
33. Hacer el amor después de un día de playa
34. Hacer el amor por la mañana
35. Hacer las maletas para un viaje
36. Hojear libros en las librerías
37. Imaginarme el futuro que quiero
38. Ir de gira en familia o con amigos
39. La brisa del amanecer
40. La caricia de la lluvia en mi ventana
41. El roce de mi pelo alborotado por la brisa
42. La chispa en los ojos de un niño que ha entendido un concepto
43. La comedia de George Carlin
44. La comida del mar, especialmente el ceviche
45. La llamada de un amigo sólo para saber cómo estoy
46. La lluvia en días tibios
47. La luna llena
48. La música clásica
49. La poesía que sugiere, y no cuenta
50. La sala de mi casa, una vela y un vino tinto
51. La sensación de bienestar después de hacer ejercicio
52. La soledad y el silencio que me permiten crear, pensar y sosegar mi mundo interior
53. La sonrisa de los niños
54. La sonrisa de mi madre
55. La sopa de fideo y pollo
56. Las cartas o correo electrónicos de gente que hace rato no veo
57. Las noches estrelladas en campo abierto
58. Las películas extranjeras
59. Las primeras flores de la primavera
60. Las rosas amarillas
61. Las tarjetas o correos de mis antiguos estudiantes
62. Los abrazos espontáneos
63. Los animales
64. Los cuadros de mis pintores favoritos
65. Los días de verano
66. Los huevos hervidos, blanditos como me los hacía mi abuela de niña
67. Los mimos de mi madre
68. Los viajes por carretera
69. Los videos divertidos en YouTube
70. Mecerme en una hamaca
71. Meterme al sauna después de hacer ejercicio
72. Mi casa limpia y ordenada
73. Mi trabajo
74. Mis amigos de hace más de 20 años
75. Mis perfumes favoritos
76. Observar a la gente ajena a mi mirada
77. Oler libros nuevos y viejos
78. Pasar horas desconstruyendo un libro
79. Pasar rato charlando con mis amigos en un café de la ciudad
80. Pasear en velero al atardecer
81. Perderme entre los árboles
82. Planear. Soñar. Imaginar posibilidades
83. Presentar mi trabajo en conferencias
84. Recordar mi niñez, feliz, libre
85. Reflexionar sobre todos los obstáculos que he vencido
86. Rodearme de libros
87. Simplificar mi vida
88. Tener la atención total de mis estudiantes cuando les hablo
89. Terminar las cosas que empiezo
90. Tomar fotos
91. Un día libre por la nieve
92. Un masaje de cuerpo entero. Preferiblemente Shiatsu
93. Un mensaje de un amigo que está lejos
94. Un partido de fútbol o de Béisbol
95. Un susurro al oído
96. Una ducha caliente
97. Una historia bien contada
98. Una metáfora bien lograda.
99. Vagar por Astoria Park
sábado, 21 de abril de 2007
Monstruo de las noches

Una mañana me decidí a contarle a la abuela lo sucedido y su respuesta me dejó más confundida aún. No debes alterar las cosas. Aquí nadie se mete con el monstruo. Todos nos hemos acostumbrado a sus gritos y ya no lo escuchamos. Debes tratar de no escucharlo... Anda deseoso de almas, si lo ves sólo dejará un vacío en ti, y enfermarás de melancolía -me dijo.
Traté de hacerle caso a la abuela pero el desesperado llanto de aquella enigmática criatura cortaba el hilo de mis sueños constantemente. ¿Qué podría ser aquello que sonaba como un rebuzno en medio de la tranquilidad de las noches? ... Aunque no lo había visto, ya había establecido que aquel ser salía de su oscura guarida más o menos a la misma hora: entre cuatro y cinco de la mañana....