
Resulta que un periodista iraquí le tiró sus zapatos a Bush, y acompañó su hazaña con el siguiente mensajito: “This is a gift from the Iraqis; this is the farewell kiss, you dog!” Por suerte, para la seguridad nacional, el muy diestro presidente pudo evadir "el atentado," que casi le coloca un zapato por sombrero.
Así lo despidieron de aquellas tierras de las que algunas vez se auto-nombrara "libertador." Es cierto que uno no sabe para quien trabaja, porque convertir al defensor de "la democracia y las libertades civiles" de los iraquíes en víctima de una "zapateada," resulta sorprendente. ¿Cómo hacerle al libertador de Irak una de las mayores afrentas que se le pueden hacer a alguien en suelo iraquí? Me imagino que Bush aún busca una explicación lógica para tal "acto de volencia" contra su persona, un hombre que sólo ha luchado por el bienestar y la libertad de los ciudadanos iraquíes. ¡Qué ironía!
Vía The New York Times
PD. Increíblemente le debo a Bush el haber vuelto a mi planeta después de dos semanas.
PD. Increíblemente le debo a Bush el haber vuelto a mi planeta después de dos semanas.