domingo, 17 de noviembre de 2013

Mi respuesta a un lector

Escribir es desnudarse ante el lector. Es mostrar las arrugas que llevamos en el alma como evidencia de haber vivido. Este blog ha sido una pequeña ventana a mi alma. El que haya leído estes blog sabe de mi soledad, de mi fortaleza, de mis inclinacioes política, de mi ateísmo, de mi amor por la literatura y el arte.

Esta mañana me llega un correo de un lector sobre mi entrada anterior. He decidido contestarle públicamente. He aquí lo que me dice:
"Entiendo cada palabra de este post como si las hubiera escrito yo mismo.
Como nos quedamos en la distancia, te haré una pregunta de las que suelen despertar odio. ¿has pensado en tu cuota de responsabilidad en esa situación que describes?
... "
Me alegra que lo que escribo tenga resonancia en otros. El deseo de identificarnos con los demás es una de las razones por las que escribimos. Esa búsqueda, a veces inconfesa, o tal vez  inadvertida, nos conecta como seres humanos, y hace de la escritura una experiencia universal.

Al leer el correo de mi lector, me quedé pensando. Creo ver más que nada la proyección de sí mismo sobre mí. ¿Sabe el lector la razón de su propia soledad? Quisiera pensar que sí, porque de poco sirve ahondar en la soledad ajena cuando se carece del conocimiento de la propia.

La respuesta a mi lector es sí, soy responsable de mi soledad, pero no por lo que él supone. Mi soledad no es gratuita, sino elegida como la mejor de las opciones disponibles. Ofertas nunca me han faltado, pero no todas las ofertas son aceptables para quien sabe cómo y para qué quiere vivir. El principio que guía mi vida es, preciamente, la pleana consciencia de cómo  y en qué quiero pasar mis días.

Soy una mujer que vive la vida que ha elegido vivir con todo lo que ello supone. Desde esta premisa es justo decir que soy responsable, en gran parte, de mi soledad. Me gusta asumir mis acciones, por algo no creo en dioses, ni en destino, ni en sandeces. Muchos pasan por la vida como autómatas, sin jamás reflexionar sobre el porqué de sus acciones. Jamás ha sido mi caso, y por ello, nunca me he arrepentido de nada, porque todo lo que he hecho ha sido una elección consciente.

Se equiva el lector al suponer que me es imposible vivir o compartir con nadie. He sido mujer de relaciones largas. Mi antigua pareja y yo convivimos por ocho años, aunque jamás nos casamos. No nos hacía falta, no nos importaba, y fuimos felices así. Al pasar de los años decidimos que nuestro ciclo juntos se había cumplido, y nos separamos. Al darnos cuenta de que ya no podríamos ser felices juntos, decidimos hacer lo más digno que pudimos: separarnos por respeto a lo que un día fuimos.

Si lo que supone mi lector es que mi soledad se debe a mis defectos como ser humano, se equivoca, no porque carezca de ellos, sino porque elijo la soledad al drama, a la misera, a la estupidez, al materialismo, al estar al al lado de un ser que está vivo, porque respira. Mi soledad es preferible a esa forma inaguantable de vivir. Quiero compartir mi vida con alguien, hacer vida juntos, compartir cosas comunes, estar juntos para compartir la tristeza y la alegría.

Sepa querido lector que la soledad no es ausencia de alguien o algo. La soledad es estar en presencia de alguien, y sentir que un oceano nos separa. Es no entender quién es el ser que está a tu lado, es no poder avanzar hacia el futuro con metas afines. Es saber que aunque estás ahí justo al lado, la distancia es insondable. Es querer estar en otro lugar, no poder comunicar lo que sientes, lo que anhelas, lo que deseas. Es saber que ese ser que está a tu lado es un desconocido, una persona con quien no te identificas, y a quien jamás podrás entender y viceversa.

Tienes razón, soy responsable de mi soledad porque tener compañía no puede ser la negación de lo que soy. No estoy dispuesta a cambiar mi soledad por migas, por mera presencia física, ni por llenar el requisito social. Mi soledad sólo la cambio por la complicidad de otro ser que busque esa bocana de aire puro que complemente lo que somos y que haga la existencia más llevadera.

Muchas gracias por leerme.

2 comentarios:

  1. Amiga, si te digo que hablas con tanta razón que espantas :)

    Me alegra conocerte, saber que eres de esas personas que no comulga con los clichés, por más bonitos que estos parezcan.

    Es como dices, y sería bueno apuntarle a tu lector que la responsabilidad no solo se limita a soledades, sino también a las compañías.

    Abrazos.

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  2. Es un placer conocerte, Argénida.

    Un abrazo y gracias por visitarme <3

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