martes, 31 de diciembre de 2013

2013: algunas vivencias en retrospectiva

El 2013 fue un buen año. Lo que sigue es un recuento de trece momentos que viví a plenitud este año. El fin de año es siempre momento de pasar balance vital. Prefiero recordar MOMENTOS en los que logré algo tangible, sentí miedo, fui valiente, emprendí alguna aventura, o simplemente disfruté de las cosas que me gustan. He aquí trece experiencias, sin ningún orden específico, que hicieron mi 2013 un año memorable.

I. Una cita amorosa a 275 millas de casa. Quedamos de vernos en un restaurante que está en Oneida Lake, N.Y. Ambos condujimos cinco horas. ¡Esto fue una locura! El resultado fue desastroso, pero me disfruté la aventura. Llegué al lugar, lo esperé. Comimos y charlamos un buen rato. Dimos una caminata cerca del agua, que estaba totalmente congelada, y nos dijimos adiós. No hubo más citas.

II. Me fui al monte a pensar. Estar cerca de los árboles tiene un efecto tranquilizador, y suele ayudarme a aclarar mis pensamientos. Debía decidir algo importante, y estaba aterrada, llena de dudas. Quería la quietud de las montañas para escuchar mi voz interior, sin que mis pensamientos la inhibieran o confundieran.

Me fui a las montañas de Pine Hill New York a estar conmigo misma lejos del bullicio de la ciudad. Me quedé por cuatro días. Empezaba el día con una caminata de dos horas, subiendo montañas. ¡Nada fácil! Durante los días que estuve allí sólo consumí jugos naturales.

Me sentaba a escuchar el agua de un pequeño arroyo serpentear, y eso me daba mucha paz. Sentía que yo también me iba en ese discurrir eterno del arroyo. Pasaba ratos en este estado dejándome arrastrar con el agua.

Quería sólo sentir. No quería analizar nada. Buscaba que brotara de mis adentros, sin esfuerzo, la respuesta a la pregunta que me había hecho.

Me adentré en mí, unos días después, al abrir los ojos en la mañana, ya tenía la respuesta que buscaba.

III. Defendí mi propuesta de disertación y estoy a punto de terminar el primer capítulo. Me tomé ocho meses de investigación, y escritura para darle forma coherente a mi propuesta. El título de mi disertación es Subversión y marginalidad en tres novelas de Juan Filloy de la década de 1930.

IV. Presenté un trabajo sobre mi tesis en la Universidad de Pittsburgh. El trabajo se llama Los otros en las novelas de Juan Filloy. Fue una experiencia muy bonita e estimulante. Conocía gente interesante y que también trabajan en sus tesis.

V. Decidí ser madre soltera. Nunca he sido una mujer tradicional, de esas que sueñan con el matrimonio, el vestido blanco y los hijos desde la infancia. No estaba segura de querer hijos. Siempre pensé que cuando llegara el momento, mi compañero y yo lo decidiríamos. Sin embargo, soy una mujer soltera, que no tiene una relación estable. Así es que me tocó decidirlo sola.

Mi primera intención fue adoptar. Una vez me di cuenta del trabajo, el costo y todo lo que conlleva el proceso, decidí cambiar de plan.  La decisión está tomada, y la ejecutaré cuando sea pertinente.

VI. Consideré cambiar de trabajo. Amo mi trabajo y soy buena en lo que hago. Llevo quince años en mi trabajo actual. Sin embargo, este año por un sinnúmero de factores, decidí explorar un cambio de trabajo. Creo que fue un momento importante, porque lo que estaba al fondo de todo esto, no era ganar más dinero, de hecho ganaría menos si empezara de nuevo, sino un deseo de dedicarme a la enseñanza universitaria. No he decidido nada aún pero es una posibilidad. Veremos que trae el futuro.

VII. Terminé de pagar préstamos estudiantiles y otras deudas. Me propuse pagar todas mis deudas en dos años y lo logré. Soy muy feliz de vivir sin deudas.

VIII. Leí. No sólo para la tesis sino por puro placer. Leí en inglés y español. Leí buenos libros, y otros no tanto. Leí novelas e historia.

Descubrí la figura de Severino Di Giovanni que me ha fascinado, y sobre quién me he formulado una hipótesis relacionada con la tesis, que aún tengo que probar o descartar.

El libro más me impresionó fue Cosmos de Witold Gombrowicz. Al leerlo tuve ganas de decir, “Mierda y eso es posible” como alguna vez dijo Márquez al leer Pedro Paramo. Gombrowicz tiene un estilo único, que suele marearnos, hipnotizarnos, y envolvernos, sin chistar, en las más absurdas aventuras narrativas. Si tuviera que caracterizarlo diría que es cómo una bola de nieve que una vez en movimiento va aumentando, y no se detiene jamás.

El peor libro que leí fue Plegaria nocturnas de Santiago Gamboa –el crítico que dijo que este tipo es, junto a García Márquez, el mejor escritor de Colombia, se le flojeó una tuerca.

IX. Continué con mi deseo de vivir con menos. Todos los días quiero vivir con menos. En mi casa tengo lo esencial. Nada de excesos. Me gusta viajar ligero por la vida, tanto en lo interior como en lo exterior.

X. Experiement'el síndrome de Standhal mientras estuve al ver el David de Michelangelo. Había leído de la gente que es presa de este síndrome ante la abundancia de belleza. Imagino que fue lo que me ocurrió ante la estatua de David. Se me aceleró el pulso, el corazón se me atragantó, y las lágrimas salieron a borbotones, sin que yo hiciera nada. Sin embargo, fue una experiencia que no calficaría de enfermedad. Fue totalmente emotiva y placentera.

Me quedé estupefacta ante tal grado de perfección. Nunca he visto una escultura más perfecta. Al David sólo le falta respirar para ser humano. Su mirada, la alteración de sus venas, sus músculos tensos, esperando el momento justo de atacar a su oponente me sobrecogieron totalmente.

XI. Pasé un día con un perfecto desconocido. Entré a un restaurante y ahí estaba. Ni idea tenía de lo que seguiría después. Un día repleto de atenciones y humanidad compartida. Me regaló flores, comimos helado, y caminamos bajo la lluvia. Fuimos a un museo, y descubrimos callejuelas. Esta experiencia fue algo así como un embrión de romance abortado por el reloj, y la imposibilidad de la distancia.

XII. Escalé un volcán activo. Subí a la cima del Vesubio. Escalé sus 1.238 metros de altura bajo un sol infernal. Valió la pena ya que la vista de Nápoles que ofrece este monte es impresionante. Comprobar la extensión del cráter nos da una idea de la fuerza destructora de este coloso.

XIII. Visité Italia. Siempre había querido ir a Italia. Debí haber ido en el 2003, pero por razones que no vale la pena recordar, el viaje no se dio. Así que este año me regalé un viaje a Italia de cumpleaños. Disfruté cada instante de mi estadía. Me quedé con las ganas de volver, y pasar una larga temporada allí.

Roma: Estar en Roma es estar en un hermosísmo teatro al aire libreCaminé muchísimo. Cogí el metro y el bus. Me perdí. Pregunté. Hablé italiano, español y también inglés. Vi la ciudad iluminada desde Il Ganicolo. Estuve en la fontana de Trevi, en el panteón, en las plazas.

El coliseo, el foro romano y el Palatino¡Qué impresionante estructura es el coliseo! Y, pensar que fue construída en ocho años. ¡Pobres esclavos! Pasé horas muertas disfrutando la vista, leyendo sobre su historia, e imaginando toda la sangre que se derró en este lugar. A un lado está el arco de Constantino, y por otro ángulo el antiguo templo de Venus. Después de visitar el coliseo anduve por la colina del Palatino, y terminé mi día en el Foro Romano. Sin duda uno de mis mejores días en Italia.

El vaticano: Fui al museo, la catedral y anduve callejeando un poco. Me gustó el museo, especialmente los cuartos de Raphael, y la Capilla Sixtina. Sin embargo lo que más me gusto fue haber escalado al tope de la cúpula de la catedral y ver desde arriba Roma, y la plaza de San Pedro. Es una vista espectacular por la que vale la pena escalar los 583 escalones.

Florencia: Todo lo que había esperado de esta mágica ciudad era cierto, y mucho más. Es vivir en un museo al aire libre. Se respira arte por todas partes: edificaciones maravillosas, estatuas, monumentos, todo antes nuestra vista para disfrutar.

Santa Croce: Me gustó mucho más que la catedral. Estaba en obra, pero aun así pude apreciar su belleza. Allí están las tumbas de Dante (vacía), Galileo, Machiavelli y Michelangelo, entre otros. Los mausoleos de Michelangelo y Galileo son preciosos.

Galleria dell’AcademiaHay varias razones para visitarla, la más importante el David de Michelangelo, y sus obras incompletas.Michelangelo siempre dijo que sus figuras estaban dentro del mármol esperando ser descubiertas. Al ver sus obras incompletas se hace palpable este concepto: iba desenterrando sus esculturas, dándole forma, sin modelo previo. Las visualiazaba, y entonces empezaba a "desenterrarlas". Michelangelo fue simplemente genial.

L’Uffizi: Es uno de los museos más impresionantes que he visto. Aquí vi las obras de Giotto, Botticelli,  Caravaggio, Tizziano, Leonardo y otros tantos. Vi una exhibición que se llamaba La primavera del Renacimiento. Simplemente maravillosa. Esta exhibición traza una línea recta desde del nacimiento hasta su máximo esplendor. Nunca antes había contemplado la progresión de la perspectiva y los colores como lo presentaba la exhibición . Pasé una tarde espléndida y salí renovada por tanta belleza.

La piazza di Michelangelo: Ofrece una hermosa vista de la Florencia. Su localización en una colina nos permite ver el sol reflejado en el río, mientras sus rayos van muriendo sobre la ciudad. El sol mortecino tiñe todo el ambiente de ámbar.

La catedral y el baptisterio: Estuve en la catedral, pero no subí al campanario ni al domo. Me faltó tiempo. Bajé al sótano vi las ruinas de la iglesia original (siglos IV y V). Pasé a visitar la tumba de Brunelleschi por un instante. Disfruté mucho más el baptisterio, especialmente las puertas y el techo. Un monumento digno de ver.

Venecia: ¡Qué linda es Venecia! Viajar por el gran canal fue un encanto. La vista es bellísima.

Palazzo Ducale y Ponte dei Sospiriademás de ver las obras de arte que contiene el palacio Duchalli, exploré la antigua cárcel que alberga en el sótano. Y crucé el tristemente celebre Ponte dei sospiri.

La piazza di San Marco: es la plaza más bonita que conozco. Tiene un ambiente mágico. Al caminar entre palomas, enamorados, visitantes de todo tipo, se puede escuchar varias orquestas tocando música clásica. Me tocó disfrutar de las cuatro estaciones de Vivaldi a pleno aire libre. ¡Hermoso!

Venice Ghost WalkingTour: Caminamos por los lugares “encantados” de Venecia. Me gustó mucho, porque me permitió ver partes de la ciudad que por mí cuenta no habría encontrado. El viaje terminó en La Fenice uno de los teatros más importantes de Europa. El teatro ha sido consumido por el fuego dos veces, y como el fénix se ha levantado. En este teatro Verdi estrenó Attila, Rigoletto, La traviata y Simon Boccanegra.

El 2013 fue un año transformador. Puse a pruebas muchas de mis creencias, y creo que salgo de él siendo mejor persona, y dispuesta a mirar la vida de frente, aun cuando en vez de sonrisa me ofrezca una mueca de dolor. 

sábado, 30 de noviembre de 2013

Un comentario sobre Cosecha de huesos de Edwidge Danticat

Cosecha de huesos es uno de los libros más difíciles de leer que he leído. La voz narrativa es a veces una camara cuya reproducción nos estremece. El lector siente lo contado como flechas cuyo blanco es el corazón. Danticat escribe con una prosa punzante, desnuda, poética a ratos. Usa una adjetivación potente, eficaz, y precisa para realzar la narración. La novela se lee rápido, sin embargo, a la mitad se hace un poco lenta, todo toma vuelo de nuevo a partir del inicio de la matanza.

La novela consta de 41 capítulos, la versión de los hechos que leemos es la de Amabelle. Los capítulos se alternan entre lo que ocurre en Alegría -luego en Cap Haitian-, y los pensamientos y sueños de Amabelle. Una vez que ésta y sus compañeros emprenden el viaje de retorno hacia Haití, la narración prescinde de sus reflexiones, y se centra en la matanza y sus consecuencias. Cuando Amabelle se establece en Haití vuelve a contarnos de sus sueños, anhelos y temores.

Cosecha de huesos es una obra de ficción, sin duda, pero sólo se la pueda leer en su contexto histórico: la matanza de miles de haitianos ordena por Trujillo en 1937. Danticat crea personajes ficticios que pudieron haber existido. Son totalmente creíbles, salvo algunas pequeñas incoherencias. La novela muestra el sufrimiento de los personajes en un largo contínuum: la explotación en los cañaverales, el horror de la matanza, la lucha por sobrevivir y retornar a Haití, y finalmente, el trauma psicológico de los sobrevivientes.

Sin embargo, la novela es, más que nada, la historia de Amabelle Désir, una joven haitiana cuya vida estuvo marcada por el río Masacre. En sus aguas perdió a sus padres a los ocho años, lo cruzó para escapar del corte, y al final de la novela Amabelle intenta encontrar en sus aguas un nuevo amanecer para la larga y oscura noche que ha sido su vida.

Amabelle fue encontrada al lado del río Masacre por la familia para la que trabajaría por diecisiete años. Lo que debió haber sido un viaje al mercado, al ahogarse sus padres, se convirtió en una larga estanacia en la República Dominicana, la cual sólo sería interrumpida por la matanza. Los rumores de que ésta se aproximaba la llevaron a decidir marcharse en compañia de su novio, Sebastien, la hermana de éste, y varios otros nacionales haitianos.

Escaparían por la noche después de misa, pero los planes se frustraron, pues los soldados llegaron antes de que pudieran intentarlo. Amabelle se salva por no haber llegado aún a la iglesia. Cuando se entera de que Sebastien y su hermana no han escapado, decide ir por ellos. Yves, el mejor amigo de Sebastien se marcha con ella. En el camino encuentran a otros que también intentan escapar de la masacre o buscan a  un ser querido.

Su destino es Dajabón, unos para ir a la cárcel por los suyos, otros para cruzar el río. En el trayecto se van dando cuenta de lo desesperado de la situación. Vieron villas encendiadas, una familia ahorcada en su propia casa, y al llegar a Dajabón fueron asaltados por una turba, que con perejil en manos, se abanlanzó sobre ellos. Uno de los viajantes es muerto de un machetazo, los demás escapan, algunos mal heridos. Su único objetivo es ahora evitar a los guardias para llegar al río e intentar volver a Haití.

Al final sólo sobreviven Amabelle e Yves, aunque ambos están físicamente vivos, nunca se recuperan de haber presenciado tantas muertes y mutilaciones. Amabelle se queda a vivir con Yves y su madre, pero, a pesar de haber vivido Cap Haitian de niña,  no encuentra la paz al volver a su pueblo natal. A través de los años, ella mantiene la esperanza de encontrar a Sebastien y a su hermana, pero las evidencias apuntan a que éstos fueron asesinados.

La historia que nos relata Amabelle es una verosímil versión, aunque novelada, de lo que pudo haber pasado durante la masacre de Haitianos en la República Dominicana en 1937. Hay a lo largo de la novela un deseo expreso de CONTAR lo vivido durante la tragedia. Edwidge Danticat hace un homenaje a los que perecieron, y sobrevivieron tal horror. Cosecha de huesos es una novela bien lograda, pero más que nada necesaria. Leerla es rescatar a las víctimas de esa otra muerte que es el olvido, y sobre todo una forma de decir, nunca jamás.

Matanza de haitianos:
Dominicans, Haitians Rember The Parsley Massacre 
The River Massacre: The Real and Imagined Borders of Hispaniola

domingo, 24 de noviembre de 2013

Punto final

En la vida como en la escritura hay que saber poner punto final.

No poner punto final en el momento preciso, tiene el mismo resultado en la vida como en la escritura: debilitamiento de la historia, redundancia, y hastío...

Todos conocemos gente gente cuya historia es circular, siempre gira sobre sí misma, atascada entre lo que fue o puedo haber sido. 

La vida precisa de ese punto final, en el momento adecuado, que nos catapulte a un nuevo principio, sin ataduras.

viernes, 22 de noviembre de 2013

El patético espetáculo del luto en las redes sociales

Amar más a los muertos que a los vivos, no es nuevo, pero los nuevos medios lo amplifican como nunca antes. No es lo mismo escuchar a una persona lamentar a un muerto que no valoró, o no conoció en vida, que tener que soportar toda una letanía de lamentos en Facebook o Twitter.

Más de una vez me he preguntado por qué la gente da riendas sueltas a sus emociones en las redes sociales ante muertos que apenas conocía, o que en vida nunca le importaron. Me parece un espetáculo de mal gusto e insufrible. 

Los más insoportables de los "dolientes" virtuales son aquellos que "sufren" la muerte de alguien a quien no conocían. Sin embargo, los que me revientan las vísceras son los que consternados lamentan la desaparición física de alguien para quien nunca tuvieron tiempo.  Ese exibicionismo, que se posiciona a medio camino entre el egocentrismo y el morbo, es patético.

Cuando murió mi abuelo, me sorprendió ver en Facebook cuánto lo querían muchos que jamás tuvieron tiempo para dedicarle un rato. Esta semana vi repetirse el mismo espetáculo: dolientes digitales exhibiendo su luto, cinta negra incluida, por la muerte de un familiar. Muchos de ellos jamás  cruzaron una palabra con la difunta. 

El amor que se profesa a los muertos esta exento de toda responsabilidad, por eso es tan común. Albert Camus lo ha dicho como nadie “¿… sabe usted por qué somos siempre más justos y generosos con los muertos? La razón es muy sencilla. Con ellos no tenemos obligaciones.”   

domingo, 17 de noviembre de 2013

Mi respuesta a un lector

Escribir es desnudarse ante el lector. Es mostrar las arrugas que llevamos en el alma como evidencia de haber vivido. Este blog ha sido una pequeña ventana a mi alma. El que haya leído estes blog sabe de mi soledad, de mi fortaleza, de mis inclinacioes política, de mi ateísmo, de mi amor por la literatura y el arte.

Esta mañana me llega un correo de un lector sobre mi entrada anterior. He decidido contestarle públicamente. He aquí lo que me dice:
"Entiendo cada palabra de este post como si las hubiera escrito yo mismo.
Como nos quedamos en la distancia, te haré una pregunta de las que suelen despertar odio. ¿has pensado en tu cuota de responsabilidad en esa situación que describes?
... "
Me alegra que lo que escribo tenga resonancia en otros. El deseo de identificarnos con los demás es una de las razones por las que escribimos. Esa búsqueda, a veces inconfesa, o tal vez  inadvertida, nos conecta como seres humanos, y hace de la escritura una experiencia universal.

Al leer el correo de mi lector, me quedé pensando. Creo ver más que nada la proyección de sí mismo sobre mí. ¿Sabe el lector la razón de su propia soledad? Quisiera pensar que sí, porque de poco sirve ahondar en la soledad ajena cuando se carece del conocimiento de la propia.

La respuesta a mi lector es sí, soy responsable de mi soledad, pero no por lo que él supone. Mi soledad no es gratuita, sino elegida como la mejor de las opciones disponibles. Ofertas nunca me han faltado, pero no todas las ofertas son aceptables para quien sabe cómo y para qué quiere vivir. El principio que guía mi vida es, preciamente, la pleana consciencia de cómo  y en qué quiero pasar mis días.

Soy una mujer que vive la vida que ha elegido vivir con todo lo que ello supone. Desde esta premisa es justo decir que soy responsable, en gran parte, de mi soledad. Me gusta asumir mis acciones, por algo no creo en dioses, ni en destino, ni en sandeces. Muchos pasan por la vida como autómatas, sin jamás reflexionar sobre el porqué de sus acciones. Jamás ha sido mi caso, y por ello, nunca me he arrepentido de nada, porque todo lo que he hecho ha sido una elección consciente.

Se equiva el lector al suponer que me es imposible vivir o compartir con nadie. He sido mujer de relaciones largas. Mi antigua pareja y yo convivimos por ocho años, aunque jamás nos casamos. No nos hacía falta, no nos importaba, y fuimos felices así. Al pasar de los años decidimos que nuestro ciclo juntos se había cumplido, y nos separamos. Al darnos cuenta de que ya no podríamos ser felices juntos, decidimos hacer lo más digno que pudimos: separarnos por respeto a lo que un día fuimos.

Si lo que supone mi lector es que mi soledad se debe a mis defectos como ser humano, se equivoca, no porque carezca de ellos, sino porque elijo la soledad al drama, a la misera, a la estupidez, al materialismo, al estar al al lado de un ser que está vivo, porque respira. Mi soledad es preferible a esa forma inaguantable de vivir. Quiero compartir mi vida con alguien, hacer vida juntos, compartir cosas comunes, estar juntos para compartir la tristeza y la alegría.

Sepa querido lector que la soledad no es ausencia de alguien o algo. La soledad es estar en presencia de alguien, y sentir que un oceano nos separa. Es no entender quién es el ser que está a tu lado, es no poder avanzar hacia el futuro con metas afines. Es saber que aunque estás ahí justo al lado, la distancia es insondable. Es querer estar en otro lugar, no poder comunicar lo que sientes, lo que anhelas, lo que deseas. Es saber que ese ser que está a tu lado es un desconocido, una persona con quien no te identificas, y a quien jamás podrás entender y viceversa.

Tienes razón, soy responsable de mi soledad porque tener compañía no puede ser la negación de lo que soy. No estoy dispuesta a cambiar mi soledad por migas, por mera presencia física, ni por llenar el requisito social. Mi soledad sólo la cambio por la complicidad de otro ser que busque esa bocana de aire puro que complemente lo que somos y que haga la existencia más llevadera.

Muchas gracias por leerme.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Inexistencia

Me gusta llegar a casa y adentrarme en su silencio, a veces acogedor, otras aplastante. Es mi reino de paz. Sin embargo, hay días en que quisiera un poco de guerra.

Esa soleadad que suele ser un exquisto placer, a veces me abruma. Y, entonces cambiaría su libertad salvadora por unas caricias, unas palabras, o hasta una riña...

Me canso de que todo empiece y termine conmigo, de saber que al tirar la puerta se clausura el mundo exterior, y que nadie ha de venir...

Al llegar a casa quisiera no encontrar las cosas suspendidas en el tiempo, rabiar un poco porque mis papeles no están donde los dejé, o porque hay ropa tirada en el piso...

O talv vez, lo que anhelo es un cómplice que entienda, por ejemplo, la tragedia que supondría amanecer sin el café que olvidé comprar, y presuroso iniciara un plan de contingencia.

Pero siempre que vuelvo, todo está intacto: mis papeles en el escritorio, no hay ropa esparciada en el piso, ni nadie con quien reñir. Y, el café que olvidé traer, deberá esperar hasta mañana como tantas otras veces...

No hay nadie detrás de la puerta. Nadie me espera, ni me extraña, y ésa es la más grande de las soledades. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Mi encuentro con Severino Di Giovanni

Mi curiosidad se encandila con la menor chispa. Casi siempre, lo que sigue es una pesquisa. Ésta es a veces estéril, y otras arroja placenteros descubrimientos. Mi última aventura empezó mientras leía sobre el anarquismo en la Argentina, y tropecé con el nombre de Severino Di Giovanni .

Este descubrimiento casual se ha convertido en una pista interesantísma. El libro que leía, El anarquismo en América Latina, menciona escuetamente el fusilamiento de Severino Di Giovanni en 1931. De inmediato, empecé a averiguar todo lo que he podido sobre este controversial personaje. ¿Quién era este hombre ? Era un italiano, radicado en Buenos Aires, practicante del anarquismo expropiador. A finales de la década de 1920 Di Giovanni se convirtió en el hombre más peligroso de la Argentina.

¿Por qué me interesa? Por varias razones, siendo la más importante mi investigación sobre el anarquismo expropiador en la literatura argentina. Me he formulado la hipotesis de que el anarquista italiano es el modelo sobre el cual está configurado uno de personajes que estudio. He llegado a tal conclusión tras haberme leído el libro Severino Di Giovanni: el idealista de la violencia de Osvaldo Bayer, y ponerlo a contraluz con mi análisis del personaje.

Es todo cuanto diré por ahora. El trabajo dificil está aún por hacer: cotejar la novela con los escritos de Di Giovanni, y probar o descartar la hipótesis. No importa lo que pase, por lo pronto estoy disfrutando la historia de este Robin Hood de la vida real quien por convicción ideológica y amor a la libertad, atentó contra el orden establecido, y pagó con su vida. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

lunes, 30 de septiembre de 2013

El factor demográfico en el conflicto por la nacionalidad dominicana

El fallo del Tribunal Constitucional dominicano sobre la nacionalidad dominicana ha desbordado los ánimos a ambos lados del debate. Por un lado están los nacionalistas de siempre, reaccionarios, delirantes,  que hablan de una abrumadora invasión de inmigrantes haitianos, que vienen a destruir la santa cultura dominicana.  Y por otro, están los que creen que se ha violado la constitución al negarles la nacionalidad de forma retroactiva a personas nacidas en el territorio nacional, por ser hijos de inmigrantes indocumentados.

Al leer la sentencia se hace evidente que ésta tiene un sentido preventivo, un deseo de evitar o diezmar la inmigración haitiana. La nulidad de la nacionalidad a dominicanos de ascendencia haitiana es un escarmiento, un mandar un mensaje a futuros “infractores”. A pesar de que hay otros inmigrantes en el país, la sentencia se centra exclusivamente en el impacto de la inmigración haitiana. Es cierto que la reclamante al centro de la sentencia es de origen haitiano, y que éstos son la mayoría de inmigrantes, pero ¿no debería ser ésta una decisión razonada en terminos universales, y no sólo para señalar a los migrantes haitianos? El señalar exclusivamente a los haitianos hace del dictamen discriminatorio en  base a nacionalidad y raza -lo que prohibe la constitución dominicana.

Lo que encuentro en el subtexto de la sentencia es un miedo al factor demográfico, a que los extranjeros, especifícamente los haitianos, sean una mayoría abrumadora. Esa "amenaza" demográfica, que tanto preocupa a la ultra derecha de países como Israel, con los árabes, y Estados Unidos con los latinos, es una idea racista, divorciada de la realidad. Es un miedo irracional que busca preservar la “pureza” cultural o racial –en algunos casos-, la supuesta superioridad de la cultura y sociedad local, ante  la del señalado invasor, que se considera inferior. Para los nacionalistas "salvar" el país de estas "escorias" es la prioridad, y si hay que violar la constitucion, desnacionalizar a miles de dominicanos de ascencia haitiana, no pasa nada, es sólo daño colateral.

Al conversar con dominicanos nacionalistas que favorecen la extirpación de la nacionalidad a ciudadanos de ascendencia haitiana, sale a relucir un miedo bastante irracional de amanecer un día en un país cuya cultura dominante sea la haitiana. Esto es un miedo infundado, sustentado por la supuesta creencia de que para los haitianos la isla es "una e indivisible", y, por lo tanto, estos buscan la oportunidad de volver a dominar el país. Muchos hablan de la invasión de haitianos, de que hay millones de ellos en la isla, sin embargo, los datos aportados por el estudio, que reproduce la misma sentencia del Tribunal Constitucional, demuestran que estas cifras son exageradas. 

El porcentaje total de inmigrantes en el país, en relación a la población nacional, es de 5,4% (página 23). Es rídiculo pensar que esta cifra pueda poner en peligro la hegemonía nacional. Supongamos, por un instante, el improbable escenario de que se fusionaran las dos naciones, que no es el caso en absoluto, los dominicanos y los haitianos seguirían respectivamente practicando su cultura. La cultura es algo que se arraiga profundamente, y no se pierde nunca sin el consentimiento propio. La cultura, como todo organismo vivo, se transforma, adopta nuevas tendencias, pero no se pierde.  

Es imposible obligar a la gente a adoptar una cultura ajena a la suya, por eso vemos que en todas partes donde hay inmigrantes éstos mantienen pequeños núcleos donde practican su cultura, y dan rienda suelta a la nostalgia por el país que han dejado atrás. La adopción de la cultura dominante por parte de los inmigrantes sólo ocurre en generaciones posteriores. Son los hijos y los nietos de éstos lo que empiezan a perder la cultura, no por obligación, sino por decisión propia, y porque se sienten más cerca de la nación que los vio nacer que de la que dejaron atrás sus progenitores.

La decisión del Tribunal Constitucional de desnacionalizar a miles de dominicanos de ascendencia haitiana es una aberración en sí misma, y viola los derechos de miles de hombres y mujeres que llevan décadas en el país. Sí éstos siguen siendo indocumentados, es un fallo del estado dominicano y sus ineptas leyes migratorias. Esa es una carga que no deben cargar los hijos de estos inmigrantes. Las leyes internacionales, de las que participa la República Dominicana, estipulan que la condición de los padres no es hereditaria. En esta sentencia hay una simbiosis entre el miedo al crecimiento de la población dominicana de ascendencia haitiana ("amenaza demográfica"), y el antihaitianismo proverbial que llevan décadas fomentando sectores conservadores de la Republica Dominicana. Es una verdadera lástima que ambos hayan unido fuerzas para vulnerar a los más indefensos de la sociedad. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

EE.UU un país de prioridades invertidas

El excepcionalismo de Estados Unidos no es más que un mito. El país se queda rezagado ante sus semejantes en varios aspectos: la calidad de la educación, el acceso a servicios sanitarios, y la siempre en expansión brecha entre ricos y pobres, y un largo etcétera.

Esta mañana me he quedado pensando en otro aspecto en que Estados Unidos se queda atrás: la implementación de servicios de trenes de alta velocidad que conecten, por lo menos, las grandes ciudadades. ¿No sería estupendo poder coger un tren y bajarse en la costa opuesta?

No me cabe en la cabeza que en Estados Unidos no existan trenes de alta velocidad como en Europa y Asia. Lo peor aún es que ni siquiera existen planes a futuro. Alguna vez he escuchado a políticos en campaña mencionarlo, pero nada en serio. Todo indica que seguiremos dependiendo de los carros, los autobuses y los aviones para viajar lejos.

¿Cómo es posible? No lo sé. Siempre he creído que deberíamos tener rieles de alta velocidad, pero hoy la falta de ellos me me fastidia mucho más. He aquí las razones: debo ir a dar una ponencia en la Universidad de Pittsburg en unas semanas, y acabo de volver de Europa donde volví a comprobar lo cómodo y útil que son los trenes de alta velocidad.

Jamás imaginé que llegar a Pittsburg fuera tan problemático. Mi intención desde el principio fue viajar en avión, sin imaginar que los billetes estuvieran tan caros. Estas son las opciones disponibles:
  • Para la fecha que quiero, un vuelo directo de ida y vuelta desde La Guardia o el Kennedy cuesta un promedio de 650.00 dólares. Esto me parece un asalto para un vuelo de una hora y media, más o menos.  El año pasado ir a Pittsburg costaba 200.00 dolares ida y vuelva, y tal vez, menos si se compraba el billete con tiempo. Jetblue dejó de viajar a principios de años, lo que ha causado el aumento.
  • Podría conducir, pero son  394 millas, lo que supone un trayecto de aldedor de 6 horas, y supongo que serían más, porque claro debo comer e ir al baño. Me gusta conducir, y no sería la primera vez que conduzca esta distancia, pero no quiero llegar cansada a dar una ponencia, pues saldría después de horas de trabajo.
  • Ir en autobús se lleva unas quince a dicisiete horas. Esto si que ni loca lo hago. ¿Quién diablos puede estar en un bus tanto tiempo? 
  • Si cojo el tren, el viaje serían nueve o diez horas para viajar 394 millas. Insólito. El tren es mejor que el autobús, pues puedes caminar e ir al bar a comer o tomar algo. Pero, la idea de estar en un tren por diez horas, para viajar una distancia relativamente corta, me hace ronchas.
¡Qué maldito fiasco! Esto es simplemente incomprensible. Para ilustrar esta estupidez les cuento que en agosto estuve en Italia, y viaje desde Roma a Florencia (173 millas) y desde allí a Venecia (161), ambos trayectos los recorrí en una hora y media en  tren. El trayecto Madrid-Sevilla (342) lo he hecho en dos horas y medias.

¿Qué impide que tengamos este servicio en EE.UU? Por un lado la desidia de los  gobernantes, y la falta de hacer de este tipo de transporte una prioridad presupuestal. Estoy seguara de que si se redujera el mal llamado presupuesto de "defensa", se podrían invertir los impuestos en infraestructura y otros servicios sociales. Pero claro, ¿para qué invertir impuestos en mejorar nuestra calidad de vida cuando se pueden usar para bombardear inocentes, mantener la alta productividad y ganancias de la Industria de la Guerra, y, de paso, hacer ricos a una pequeña élite? Exacto.

Nos queda clarísimo. Es una cuestión de prioridades: se necesita invertir más en el ejército, en más intervenciones militares, y mucho menos en servicios a los ciudadanos. ¡Obvio!

viernes, 26 de julio de 2013

Bradley Manning, el soldado que se alejó de la manada

Ayer salió en el New York Times un anuncio pagado en apoyo a Bradley Manning. El anuncio ocupó una página completa del periódico. Participé esta iniciativa porque creo que lo que hizo Manning fue un acto de valentía, a diferencia de otros soldados, escuchó su consciencia y mostró al mundo la impunidad con que se actúa en la guerra.

Nunca he sentido el menor respeto por el ejército estadounidense. De hecho, me molesta  que se espere que uno deba sentir reverencia por unos "héroes" que no son más que mercenarios. Éstos matan sin pensar, sin cuestionar nada, impulsando con sus actos los intereses geopolíticos de Estados Unidos, a costa de la sangre de gente inocente. ¿Qué hay de honorable en ello?

Es posible que muchos soldados estadounidenses no sepan de los crímenes del ejército antes de estar en el campo de batalla. Una vez allí, hacen el trabajo para el cual fueron entrenados. Los que sobreviven, luego lidian con las consecuencias de la guerra: unos se suicidan, y otros viven con cargos de consciencia toda su vida. Y, también los hay que no tienen el menor remordimiento, porque creen a ciegas en el ejército.

Bradley Manning, a diferencia de la mayoría, al ver lo que ocurría, decidió actuar cómo mejor pudo: propició que los estadounidenses y el mundo vieran los crímenes que estaban ocurriendo. Imagino que pensó que estos abusos pasaban porque no se sabía de ellos. Se equivocó. Los jefes de alto rango, y muchos de sus conciudadanos lo sabían, pero no les importaba, porque practican el inmoral principio de que el fin justifica los medios.

Imagino que Bradley Manning ve decepcionado, desde la soledad de su celda, cómo a la gran mayoría de los estadounidenses no les importó lo que él quiso mostrarles. El cambio que esperaba ocurririera no ocurrió. En el ejército y el gobierno todo sigue igual. Muchos de los estadounidenses, a quienes pensó conmovería, no se inmutaron; peor aún, éstos se pusieron de lado del ejército, y lo condenan por haber roto su voto de fidelidad al las fuerzas armadas.

La administración de Obama ha sido implacable con Bradley Manning, se ha asegurado de hacer de él un ejemplo para posibles detractores. El juicio ya terminó. El juez dicatará sentencia la próxima semana. Me llena de rabia que Bradley Manning vaya a pasar el resto de su vida en la cárcel por mostrar los crímenes del ejército. Es deprimente que lo penable por la ley sea el sacar a la luz los crímines del ejército, y no los actos en sí. Manning irá a la cárcel, mientras los criminales de guerra disfrutan de su libertad, y muchos hasta lucran dando charlas y vendiendo libros.

Ojalá un día los estadounidense despierten de su letargo y se den cuenta de que sus soldados son emisarios de la muerte, y que el mundo no está en guerra con Estados Unidos, sino al contrario. Y tal vez, de paso, se ponen a pensar en la calidad de vida que podrían tener, si la mayoría de los impuestos que pagamos fueran a los servicios publicos, y no a derramar sangre de "salvages" en algún lejano país.

lunes, 8 de julio de 2013

Una década sí es un siglo

Anoche estaba desvelada y se me ocurrió ponerme a leer entradas en mis antiguas "journals" -no uso la palabra diario, porque jamás he podido llevar uno, no tengo la constancia para hacerlo. Al revisar mis escritos de 2003, algo saltó a la vista: una década después me encuentro en otra encrucijada. La situación es similar, pero de naturaleza muy distinta.

En aquel entonces quería romper la relación de convivencia que había llevado por años con mi antiguo compañero. La verdad ha de ser dicha no era una mala relación, sin embargo, ya no llenaba mis necesidades emocionales. Me sentía sola en compañía, que es la peor de las soledades. Al leer las entradas de esos años, me veo atormentada, confundida, queriendo dar un paso, y sin saber cómo hacerlo sin dañar a mi ex pareja. Estaba segura de que el amor que nos unió, había acabado, pero no quería lastimarlo.

No fue hasta el 2005 cuando di el salto definitivo al vacío. Inicialmente mi recién adquirida libertad era todo lo que necesitba. Estaba feliz, radiante, viajé, conocí gente nueva, pero unos meses después, la realidad se impuso, y empecé a sentir el dolor de la pérdida emocional que había sufrido. Los que siguieron fueron años difíciles, y para empeorar la situación se le sumaron otras crisis inesperadas.

Esa separación inició un período de crecimiento inusitado. Fue una etapa de grandes desiluciones amorosas, de pérdidas de amigos, por mudanza, e inclusive por muerte. Esta década que definitivamente ha sido un siglo, me ha dejado grandes zanjas en el alma, me ha hecho madurar, y de algún modo me ha puesto más en contacto con mi ser, con lo que quiero, con lo que me hace feliz, y a saber hacia donde quiero encaminar mi vida.

Al mirar el camino andado no me arrepiento de haberlo dejado todo. Sin embargo, a veces, me pregunto qué habría sido de nosotros, si me hubiera quedado -estoy plenamente conciente de que "el hubiera no existe," pero creo que es algo inevitable pensar, a veces. La respuesta más segura es que habríamos llegado a odiarnos, y hacernos la vida imposible.  Lo importante es que sigo creyendo que tomé la decisión correcta, y estoy satisfecha con mi elección, aunque el camino haya sido espinoso.

En esta última década he vivido los momentos más difíciles de mi vida, y sin embargo, sigo de pie, los he superado. La vida me ha dado a beber tragos amargos, y me los he tomado, pero creo que ya es hora de una tregua. Por ahora me toca ser valiente de nuevo, y tomar la otra gran decisión de mi vida. Ojalá que en la próxima década, al mirar hacia el 2013, pueda tener la certeza de haber decidido bien.

viernes, 5 de julio de 2013

Juan Pablo II: el santo patrón de pederastas y dictadores

La Iglesia Católica no termina de burlarse de los hombres y mujeres que genuinamente ponen su fe en ella. Ésta lleva siglos cometiendo horrores, tales como la persecución de los librepensadores que han puesto en evidencia sus falsas aserciones, y el encubrimiento de los curas pederastas y el apoyo moral, y en ocasiones material, a sangrientos dictadores.

Me entero hoy de que Juan Pablo II fue declarado santo por el papa Francisco, ya que cuenta con los dos "milagros” necesarios para pasar de beato a santo. Esto a mí me deja un mal sabor de boca. El mero concepto de “milagro” es un fraude. La iglesia usa su posición de poder para hacer creer a las masas que tal persona, en este caso, Juan Pablo II ha hecho una intervención divina. Los hacedores de "milagros" no son más que charlatanes que llevan siglos engañando a los feligreses.

Dejando lo del fraude a un lado, me pregunto ¿qué demonios tiene de santo Juan Pablo II? Al pensar en su larga trayectoria, me vienen a la mente, no muy benignas acciones. Echemos una corta mirada a su siniestro curriculum vitae. Sólo voy a mencionar tres porque la lista es larga.

Juan Pablo II hizo caso omiso ante la llamada de auxilio de Monseñor Arnulfo Romero, mientras se masacraba al pueblo salvadoreño. Tras varios intentos de comunicarse con su Santidad, el bueno de Monseñor Romero logra hablar con él, quien le dice que se concentre en dar misa y que desista de su preocupación por los civiles asesinados. Monseñor Romero fue asesinado poco tiempo después por un integrante del ejército.

Protegió a los pederastas con toda su influencia. Hoy sabemos que Juan Pablo II sabía de las violaciones de los curas, y los encubrió. Muchos han querido insinuar que el papa no sabía de las acusaciones. Sin embargo, hay documento que prueban no sólo que lo sabía, sino que intentó encubrir a los acusados. Por otro lado, está su protección a Marcial Maciel el fundador de Los legendarios de Cristo, un consumado pederasta, a quien Juan Pablo II impidió se investigara.

Juan Pablo II vio con beneplácito las dictaduras militares de América Latina, incluyendo la argentina, en la que miles fueron desaparecidos, y cientos de niños les fueron robados a sus familias biológicas. En Chile la Iglesia reasignó a sacerdotes hostiles al régimen de Pinochet. Por ejemplo, el cardenal Silva Enríquez que defendía los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet fue sustituido por Jorge Medina quien era adepto a la dictadura. En lo personal, Juan Pablo segundo bendijo a Pinochet, le dio la comunión y en 1993 le envió un telegrama personal. Es obvio que Pinochet era uno de los suyos.

Para muestra baste un botón como dice el popular refrán. Lo que a mí me queda muy claro es que con sus credenciales Juan Pablo II sólo puede ser el santo patrón de los pederastas y los dictadores. 

sábado, 29 de junio de 2013

Obama y Mandela, dos hombres con prioridades muy distintas

Esta mañana leí la crónica “Unable to visit with Mandela, Obama honors his legacy.” El artículo resalta la conexión obvia entre Mandela y Obama: ambos fueron los primeros presidentes negros de sus respectivos países. Sin embargo, más allá de este detalle circunstancial los legados de ambos hombres no podrían ser más distintos.

El artículo muestra a Obama compungido por el deterioro de la salud de Mandela, y no escatima en elogios para el ex presidente sudafricano. Confieso que me es imposible escuchar a Obama hablar y no analizar cada palabra que dice en el contexto sus acciones. Me quedé pensando por un momento sobre la siguiente pregunta: ¿qué ha significado la elección de Barack Obama para los negros?

La respuesta es nada. Sí, nada. Obama es el primer presidente negro del país, sin embargo, esto no ha beneficiado a los afroamericanos en absoluto. De hecho, las estadísticas indican que su situación ha empeorado durante la administración de Obama. El presidente negro trabaja para perpetuar el statu quo, y para asegurarse de que los tentáculos del imperio se esparzan por el globo. ¿Sirve de algo que su piel sea negra si todo lo hace como sus predecesores blancos?

Sí nos hacemos esa misma pregunta sobre Mandela, la cosa cambia. A diferencia de Obama, Mandela luchó contra el statu quo, siempre estuvo del lado de los oprimidos, habló con la verdad, una verdad incómoda para los opresores y sus solapadores, fue un rayo de esperanza en la oscuridad del apartheid.  La lucha de Mandela se tradujo en cambios tangibles que mejoraron la vida de los negros. Mandela enfrentó el poder por un mejor futuro para los marginados, Obama es el poder, y aplasta a los que se atreven a enfrentarlo.

Para mí es una ofensa equiparar los roles de Obama y a Mandela, así sea superficialmente. El primero es el hombre más poderoso del planeta, el jefe del ejército más sanguinario del mundo, y usa su poder para matar, encarcelar, y aniquilar a los que lo desafían, y luchan por la libertad, la justicia y la verdad. El segundo fue uno de los hombres más nobles y justo del siglo XX. Mandela lo dio todo por los oprimidos, se enfrentó al poder para reclamar justicia e igualdad. Fue un libertador, un hacedor de posibilidades, un visionario de un futuro que para muchos era imposible en la Sudáfrica del Apartheid. Obama es su antítesis.

Sabiendo lo que ya sabemos de Obama, pensemos por un momento sobre la siguiente pregunta: ¿de qué lado habría estado Obama en el conflicto sudafricano? A mí me queda clarísimo que Obama habría estado del lado del statu quo, del bando de los opresores; y a Mandela, lo habría encarcelado igual, y habría distorcionado sus actos con la mezquina propaganda a la que ya nos tiene acostumbrados para justificar lo injustificable. Es por esto que a mí sus palabras de elogio para Mandela me suenan huecas, un ejercicio de oratoria carente de signficado. 

jueves, 13 de junio de 2013

La admiración no es negociable

El mes pasado alguien me dijo que quería que lo admirara. No he podido deshacerme de este comentario que se me ha quedado atrapado en la memoria. La admiración es como el respeto, no exige, se gana. Uno, como el otro, se logra siendo quienes somos y haciendo lo que sabemos hacer. Nadie puede decidir ser admirado, son los que nos observan los que nos otorgan ese privilegio.

Vivo en una sociedad obsesionada con el dinero, la fama y el falso heroísmo. Por cuestión de principios, rechazo este paradigma. Para mí, el objeto de admiración está estrechamente ligado a mis valores. No es algo negociable, y no permito que se me imponga. Es algo que surge espontáneamente sin que ello suponga un esfuerzo para el objeto de mi admiración, porque la persona en su estado natural de hacer las cosas, provoca que le ofrende mi admiración y mi respeto.

No admiro a la gran mayoría de gente que es adulada por millones de personas por hacer cosas superficiales. Suelo admirar a la gente que lucha contra las injusticias, a las madres dedicadas a sus hijos, a las personas que vencen adversidades, a los que conscientemente viven con lo necesario, a los pobres en posesiones y ricos en vida interior, a los que luchan por un mundo mejor, a los que entienden la fuente de la opresión y luchan contra ella, a los que resisten la violencia de ejércitos invasores, a los que valoran una flor y la poesía, a los que saben disfrutar el presente sin olvidar el futuro, a los que sirvern a los demás, a los que hacen lo que aman sin importar cuánto dinero ganen haciéndolo, y a muchos otros más.

Nunca podría admirar a las manufacturadas personalidades del medio artístico, al avaro inversor de Wall Street que tiene sangre en sus manos, y poco le importa de dónde provienen sus ganancias, al presidente de los EE. UU. y su papel de emperador, a los mercenarios del ejército estadounidenses, a los racistas, a los explotadores, a los que estereotipan a toda una etnia o a una nación , a los que no cuestionan nada, a los títeres, a los aduladores, a los que poseen privilegios y no lo usan para nivelar la balanza, a los materialistas, a los que convenientemente se quedan “desinformados” sobre los crímenes de EE.UU.,  a los que prefieren no pensar.

Mientras más lo pienso más ofensivo se me hace el comentario de aquel amigo. No tengo obligación de admirar a nadie. Si quiere mi insignificante admiración, simplemente sea quien es,  sea humilde, luche por algo más grande que usted, valore lo que nada cuesta, piense, no generalice. Asegúrese de hacer las cosas que importan en la vida, sin que su avaricia, estupidez, apatía, desamor, desinformación selectiva lo revelen como un imbécil. Sólo entonces podría pedirme mi admiración, aunque claro, para entonces ya no sería necesario, pues estaría rendida a sus pies.

lunes, 13 de mayo de 2013

Difuntos presentes y futuros

La casa todos los días se ensancha un poco más. El espacio se multiplica, se van añadiendo habitaciones nuevas, inmensas, desconocidas, por las cuales se asoman a burlarse de mí los fantasmas de todos mis difuntos. Los reconozco a cada uno de ellos, y los invito a venir a mi lado.

Hago un inventario post mórtem, y no puedo evitar dejar escapar una lágrima. ¡Sólo una!... Una más de tantas que van dar a mi almohada en la fría vigilia de la noche. Y, sin embargo, al día siguiente, abro los ojos, me sacudo la espesura de la noche, y vuelvo a construir sobre las ruinas. No importa cuántas veces haya dicho "ya basta", "ya no más" o "me rindo." Siempre me abro paso entre los escombros, y empiezo de nuevo a construir el presente de un futuro difunto.

jueves, 18 de abril de 2013

Residencia en mi interior

Conocer a alguien lleva tiempo, años, y ni siquiera así tendremos nunca la certeza de saber quién es verdaderamente ese otro ser. De igual modo, llegar a conocernos a nosotros mismos es tanto o más difícil. El proceso requiere poner un espejo en esos sitios oscuros que preferiríamos no ver –aunque está claro que llegar a esos baches es la mayor parte del trabajo, y reconocernos con nuestras miserias es el principio del conocimiento propio.
Entender quiénes somos requiere soledad, trabajo, dedicación, esfuerzo consciente, y un viajar constante hacia adentro.  Requiere estar a solas con uno mismo, sentir el dolor en vez de evadirlo, reconocer la desesperación, la soledad cósmica, los miedos, las inseguridades. Es enfrentar nuestros demonios, esos que nos han legado otros, y los de nuestra propia autoría. Se precisa de conversar con hombres que vinieron antes, y que sintieron la misma angustia, el mismo desasosiego y dolor. Sentir su soledad, mitiga de algún modo la nuestra. A través de esos náufragos, entendemos, a veces, nuestra agonía.
Llevo años mirándome por dentro, he ganado terreno, sin embargo, el campo siempre se ensancha sin que pueda hacer nada.  El ser no es estático, mucho menos lo son las circunstancias, y el mundo físico. Me he visto actuar en situaciones que jamás imaginé. He caído mil veces, y me he levantado otras tantas. He sufrido y gozado profundamente. He vivido una vida auténtica, sin subterfugios ni escapismos.
La vida es un largo aprendizaje para algunos, para otro sólo un trayecto que hay que pasar lo mejor posible, y sin pensar mucho. A esos los detesto, pero a la vez los envidio. Nunca podré ver la vida desde su óptica. Eso es cuestión meditada, asumida y superada. Es una cuestión filosófica. Prefiero sentir el dolor de la existencia que drogarme con banalidades que no me sirven de nada, porque al final la angustia permanece.
Para mí la vida no es un valle poblado de flores, si es valle, es de tribulación. Nuestra primera desgracia es nacer. Nos traen a una fiesta a la que no pedimos venir. Ya aquí hay que hacer del desastre lo que podamos. Cada quien debe dotar de significado este sinsentido. Muchos encuentran su oasis en ficciones de origen mundano, que por dos milenios han pasado por divinas. Esas ficciones que a tantos ayudan a transitar este pasaje, han servido de excusas por siglos para subjugar, invadir, y perpetuar el poder. A mí esa ficción no me sirve. No mitiga ni mi angustia, ni mi dolor, ni mi soledad cósmica.
Mi visión de la vida es pesimista, lo sé. No espero que nadie la comparta ni la entienda. No es ni mejor, ni peor que la de los demás, simplemente es la mía. Es una visión hecha de vivencias, de soledades, de dolores, de decepciones, de lecturas.  A pesar de mi visión nihilista, he elegido construir, en vez de destruir. Por años he ido creándome un mundo propio, que funciona como amortiguador entre el sinsentido y mi día a día. Mi mundo inventado fortalece mi naturaleza solidaria, mi amor por la gente, mi intento de ser la voz de los oprimidos, y mi lucha constante de ser mejor persona cada día. 

domingo, 14 de abril de 2013

El sistema judicial de EE.UU. sigue siendo racista

Se equivoca quien crea que el racismo institucionalizado es cosa del pasado en EE.UU. Para constatar que el racismo aún permea en las instituciones del estado baste con asomarse al sistema judicial, en cualquiera de sus ramas. He escrito de esto antes, específicamente sobre la pena de muerte y su aplicación de forma injusta, y desigual entre reos pertenecientes a las minorías.

Esta mañana, antes de levantarme, leí una noticia que me enfureció, ya que evidencia el racismo inherente en los cuerpos policiales. Un policía de la Florida fue destituido por practicar tiro al blanco con una foto del asesinado adolescente, Trayvon Martin. Además de la repulsión que causa esta acción, el problema es mucho mayor. Es decir, lo verdaderamente grave es lo que implica el que un policía se sienta con la libertad de practicar tiro al blanco con un niño afroamericano, quien, además, fue victima de un crimen racial. ¿Qué creencias pueden llevarlo a cometer esta aberración? Esa es la pregunta fundamental.

Al analizar esa pregunta, uno entiende que el tiro al blanco con la foto de Trayvon Martin es un simple síntoma de una práctica que se extiende por todo el país, especialmente, en las ciudades con grandes poblaciones minoritarias. La acción del agente son el resultado de las practicas racistas en las que incurren las fuerzas policiales. Esto no es un secreto para nadie, excepto, para los racistas que se empeñan en negarlo. Es plenamente aceptado en las fuerzas policiales asesinar  a integrantes de la minoría con la mayor naturalidad del mundo. Las estadísticas están ahí para probarlo. 

La policía tiene la preconcebida noción de que pueden hostigar, perseguir y asesinar a miembros de las minorías, y hacer preguntas después. ¿Por qué? Sin duda porque cuentan con el apoyo de toda la institución, y la benevolencia de los jueces.

Uno de los ejemplos más claros del racismo en las fuerzas policiales de la nación lo ofrece la estrategia Stop and Frisk de la policía de Nueva York. Los negros y los latinos han sido asediados por años por la práctica de esta estrategia policial. Actualmente, hay una investigación en corte sobre Stop and Frisk, impulsada por organizaciones civiles. No hace mucho el jefe de la policía de Nueva York  dijo públicamente que la policía busca instaurar miedo en los grupos minoritarios, de modo que cada vez que salgan de la casa, estén consientes de que están bajo la mirilla de la policía (paráfrasis y traducción libre). ¿Diría lo mismo sobre los anglosajones? Jamás.

No hay que olvidar que la mayoría de las personas detenidas y hostigada por la policía y su Stop and Frisk no ha cometido ningún crimen, excepto tener fisionomías latina o afroamericana. Es lo que ocurrió con el asesinado de Trayvon Martín: fue asesinado por el "potencial criminal" que su piel negra le suponía al guardia de la comunidad George Zimmerman.  

La brutalidad policial, el continuo asesinato de integrantes de la minoría, la impunidad con que se manejan los policías, y la ligereza con la que las cortes tratan su abuso de poder son indicaciones del racismo que existe en el sistema judicial.  

domingo, 7 de abril de 2013

"Violeta se fue a los cielos" de Andrés Wood

La película "Violeta se fue a los cielos" de Andrés Wood se presenta en el Lincoln Plaza Cinemas desde el 29 de marzo. El film está basado en el libro del mismo nombre de Ángel Parra, hijo de la cantante Violeta Parra.

Vi la película, y me quedé reflexionando en que hay seres humanos que por su complejidad parecen ser inabordables como personajes. Este es el caso de Violeta Parra. Andrés Wood intenta mostrar a Violeta en todas sus dimensiones, pero fracasa -aunque no del todo. Lo que vemos en la pantalla no es la vida de Violeta Parra, sino una interpretación, una visión un poco sesgada de este huracán de mujer.

La película muestra destellos de su complejidad, sin embargo, salimos del teatro sintiéndonos un tanto insatisfechos. Para mitigar las carencias del guión, el director recurre, una y otra vez, a la música y a las muchas entrevistas que nos dejó Violeta.

Me parece que son las canciones y las entrevistas las que salvan la cinta, junto a dos o tres escenas bien logradas. Éstas se imponen en el filme, ya que a través de ellas percibimos la total vitalidad de Violeta Parra. Nos la muestran profunda, vital, divertida, con gran sensibilidad e ingenio, deshacedora de convenciones sociales, valiente, e intensa en toda la extensión de la palabra.

En "Violeta se fue a los cielos" aparecen sólo destellos de la Violeta que nos regala, por ejemplo, Nicanor Parra en su  poema "Defensa de Violeta Parra." ¡Qué maravilloso hubiera sido si Andrés Wood hubiera intentado darnos esta Violeta! En la película falta mucho de la mujer que cautivó el mundo con la frescura de su personalidad y la sensibilidad de su espíritu.

Otro gran ausente en la película es Chile. Sólo vemos su geografía en el eterno deambular de la cantante, nada más. No existe el menor intento de contextualizar la realidad política y social en la que vivió, y que tanto influyeron en sus creaciones y su cosmovisión.

Un gran acierto de la película es, sin duda, la actuación de Francisca Gavilán. Hace una magnifica interpretación de Violeta Parra, -excepto por algunos excesos que comete al mostrárnosla como una mujer tosca, y poco femenina. Me parece que Wood lleva a Gavilán a caer en exageraciones y nimiedades que diezman su actuación y la historia en general. Por ejemplo, el empecinado esfuerzo de recalcar las marcas de la viruela en la cara de la niña Violeta. La vemos rodeada de la más precaria pobreza y abandono, y el director insiste en ponerla ante un espejo preocupada por las marcas en su piel.

Esta obsesión por la apariencia física se convierte en hilo conductor que nos lleva a una Violeta adulta al borde del suicidio, de nuevo en frente del espejo, observando sus cicatrices, sus estrías y su vientre flácido. Sin embargo, a diferencia de cuando era una pequeña, esta escena se justifica por su contexto: Violeta sigue amando a un hombre que la ha dejado por una mujer más joven. En la escena captamos su angustia, su pesar por el implacable paso del tiempo, su soledad, su desesperación.

El mundo de Violeta empieza a crujir bajo sus pies: la soledad, la falta de apoyo del público, el fracaso del espacio en el que pensaba seguir compartiendo su música y la de otros cantantes, la llevan a terminar con su vida a los cuarenta y nueve años. Al final del filme, la vemos exhausta, sin la fuerza que la caracteriza. Violeta decide suicidarse, y ponerle fin a una vida dolorosa y que ella siente, sin esperanza.

La película es una conglomeración de momentos de la vida de Violeta Parra, vistos por ella misma desde la antesala la muerte. Es un desandar los pasos andados. El director nos muestra sus ojos llorosos varias veces para recordarnos que lo que vemos es el balance vital de una mujer que está a punto de morir.

A pesar de las limitaciones, vale la pena ver "Violeta se fue a los cielos." Me gustó mucho. Es sumamente emotiva,  a ratos nos hace reír, llorar y hasta entonar las canciones de la legendaria cantante. La película cierra con su canción más famosa: "Gracias a la vida," escrita un año antes de suicidarse. 

lunes, 1 de abril de 2013

Guerra entre desiguales

Se acerca el fin de las vacaciones de pascuas. Y, al darme cuenta de que se me van acabando, siento unas ganas enormes de tirar de la cola del tiempo, y obligarlo a detenerse; pero, es una guerra inútil entre desiguales.

¡Oh, el tiempo! Ese monstruo invisible que no descansa nunca, y que, con su paso, va transformándome física y mentalmente, empujándome a lo inevitable.

Sí, el tiempo es un verdugo, y algún día acabará por devorarme, arrastrándome  consigo en un eterno devenir hacia la nada.

Cuadro: Sand Clock por Santiago Caruso. Tomado de la página DeviantART 

sábado, 30 de marzo de 2013

Una vuelta por la ciudad

Este sábado me dediqué a andar por la ciudad como una turista más, una de esos con los que tropezamos a cada paso. Me mezclé con los curiosos hombres y mujeres, que a diario son presas de la magia de la Ciudad de Nueva York. Ésos que sin proponérselo, nos limitan el paso por las atiborradas aceras de Manhattan en nuestra constante carrera contra el tiempo.
Estuve en Central Park, Fui al Lincoln Plaza a ver Amour -después de haberlo pospuesto mil veces-, cené en Landmarc en Columbus Circle.  Caminé por horas, absorbiendo el maravilloso bullicio de la gran ciudad.

Fue un día espectacular que empezó a las nueve de la mañana, y terminó a las ocho de la noche. Esta vez no fui de excursión sola, como suelo hacer. Me acompaño mi amiga Karen, a quien no siempre veo, a pesar de vivir al cruzar de la calle. Suena increíble, pero es cierto. Eso es parte de la desgracia y magia de vivir en esta  ciudad.

Karen y yo nos despedimos a eso de las ocho. Su día aún no terminaba. Debía asistir a una cena para los integrantes de una banda musical con la que trabaja. La cena sería en algún hotel del bajo Manhattan. Yo estaba exhausta, por lo tanto, tomé el tren y me regresé a casa.

El próximo sábado hemos decidido volver a andar por Manhattan. Iremos al MoMA, especialmente, a ver The Scream que ha estado aquí desde octubre, y aún no hemos ido a verlo. Por nada del mundo, me quiero perder la oportunidad de ver este cuadro que tanto me intriga.

domingo, 17 de marzo de 2013

Hablemos de maternidad por adopción

Me gustaría adoptar cuando el momento sea oportuno. Ese momento lo he venido situando en un futuro lejano, después de lograr algunas metas, la mayoría de las cuales he logrado ya.

El querer adoptar no excluye el tener hijos biológicos, sino que sería una combinación de ambos métodos. Quería un niño biológico primero, y adoptaría el segundo. Según yo, el hacerlo en este orden, haría a mi futuro hijo adoptivo sentirse deseado. ¡Cosas mías!

Ese ha sido mi pensar por años, pero hoy mi realidad es distinta, y me obliga a repensar las cosas: soy una mujer soltera. Nunca he sido partidaria de tener hijos de cualquiera. Si sé que una relación está condenada a terminar mi instinto ha sido cuidarme de no quedar embarazada. 

Ayer hablaba con alguien de mis planes de adoptar, y me sugirió que me embarazara por inseminación artificial. Sin embargo, a mí ésta me presenta un sinnúmero de problemas éticos que no sé si pueda resolver, siendo el mayor la imposibilidad de que un niño sepa quien es su padre. Si mi madre me dijera a mí que soy el producto de un banco de semen, a mí eso me acarrearía grandes problemas existenciales. No soy capaz de poner a una criatura en esa posición. 

He aquí algunas razones por las que estoy considerando adoptar:
  • No he encontrado un hombre con quien quiera aumentar la especie. Al pensar en procrear siempre he pensado en la futura criatura antes que en mí. 
  • Prefiero brindarle mi amor y la oportunidad de una mejor vida a un niño cuyos padres no han podido o querido ofrecérsela, que atravesar un proceso antinatural de inseminación.
  • Creo que la adopción es un servicio a la humanidad. Es ayudar a resolver un problema que ya existe.
  • Estoy segura de que amaría a un niño adoptado igual que a uno biológico.Tengo gran capacidad para amar, especialmente a los niños.
Por lo antes dicho, he empezado a organizar todo lo necesario para adoptar como mujer soltera, lo cual sólo lo permiten alrededor de diez países en todo el mundo. Es un proceso largo, caro y difícil. Una adopción puede llevarse unos dos años, lo que para mí sería ideal; sin embargo, puede darse el caso de que sea una cuestión de meses. No estoy lista para ser mamá en tan poco tiempo, por lo tanto, ahora sólo investigo y me oriento sobre el proceso.

Por otro lado, la adopción es un tema tabú en la cultura hispana. Muchas personas no lo ven bien, y tratan de convencer a los que pensamos tomar ese camino de no hacerlo. Sin haberlo solicitado nos dan una lista de razones para no adoptar, muchas de las cuales son simplemente producto de su aprehensión y desinformación. 

No sé cómo reaccionará mi familia ante mi decisión de adoptar.Tengo que empezar a darle la terapia, y eso llevará algún tiempo. En lo personal no me importa lo que piensen, pero, no se trata de mí, sino del niño. No quiero que se sienta rechazado, como dije antes, lo más importante es su bienestar, y no mi necesidad de encontrar un nuevo propósito a mi vida. 

sábado, 9 de marzo de 2013

El consumismo limita nuestra experiencia vital

Nunca he sentido la necesidad de sucumbir al consumismo que permea en nuestra sociedad.  Se me hace detestable por varios motivos, siendo dos de los principales el modelo económico que lo promueve y la estupidez de los ciudadanos que no se dan cuenta que son peones en un tablero de ajedrez.

Me entristece ver gente que gasta lo que tiene y no tiene en consumir sin darse cuenta de que esta necesidad de consumir no es casual, sino orquestada desde los círculos económicos y políticos de la nación. Esta conducta lleva a que los pobres sean cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. 

Hace unos días conversaba con una señora que me aconsejaba cambiar mi carro y mudarme a un apartamento mejor. Según ella, yo podía hacerlo ya que mi salario y estabilidad laboral me lo permitían. Sin embargo, aunque esto es cierto, a mí no me hace falta ni un apartamento ni carro nuevo. Me siento a gusto con mi carro de hace 9 años y con mi apartamento de hace 11. 

Prefiero usar mi dinero para viajar, ahorrar para cuando lo necesite, y ayudar, en lo posible, a mi familia y a organizaciones que están verdaderamente comprometidas con el bienestar de los menos afortunados. El dinero no me sirve para otra cosa. Muchos piensan que su valor como seres humanos depende de las cosas materiales que tengan. A mí me basta con vivir cómoda y poder hacer lo que quiera con mi dinero. 

Mi postura está sustentada en mis principios anti-consumismo y en una filosofía de vida de que sólo quiero vivir con lo necesario. En mi casa tengo lo justo, nada más. Soy humanista en espíritu y acciones; y creo que las cosas superficiales e innecesarias entorpecen la existencia y nos alejan de nuestra esencia humana. 

Admiro a aquellos seres que pueden tomar consciencia de lo dañino que es vivir para consumir, y hacen consciencia de que nuestras carencias existencialistas no se llenan con cosas materiales. Ésas sólo se mitigan con el amor, el ser solidario, el hacer lo que nos apasiona, el ayudar a los que nos necesitan, el dedicar parte de nuestro tiempo en este planeta a proyectos más grandes que nosotros mismos. Debemos hacer lo que podamos para mitigar el dolor de otros y ser agentes de cambio.

Mi forma de vivir surge de entender que soy parte de la fabrica social y humana de nuestro planeta, y no de que tengo un alma que salvar. No espero recompensa divina por mis acciones mientras dure mi residencia en la tierra. Mi única recompensa es el alivio de aquellos a quienes puedo ayudar y la satisfacción de haber hecho lo que estaba a mi alcance. Ni siquiera me interesa el agradecimiento, pues para mí, el privilegio consiste en hacer mi pequeña contribución a la familia humana. 

domingo, 24 de febrero de 2013

El privilegio de ser hombre

El privilegio masculino es muy parecido al concepto de white privilege¿A qué me refiero cuando hablo de privilegio masculino? Me refiero a esas cosas que los hombres pueden hacer simplemente por ser hombres, y sin que nadie se las atribuya a todo el género masculino como ocurre con las mujeres.

Las mujeres lidiamos con las consecuencias del privilegio masculino todos los días, ya sea en la vida matrimonial, en la fuerza laboral, con las decisiones que tomamos de cómo vivir nuestras vidas, al enfrentarnos al acoso sexual, al ser responsabilizadas por las violaciones sexuales, y un largo etcétera. Es cierto que hay hombres que son acosados, y hasta violados pero ésos son casos aislados y no resultado de un problema sistémico. 

En lo cotidiano, un hombre que vaya haciendo estupideces en las carreteras nunca escuchará un: "mujer habías de ser." No. Es simplemente un caso aislado, por el contrario, si es una mujer deja de serlo. Del mismo modo, si un hombre tiene muchas parejas sexuales, nadie le toma eso en cuenta, por el contrario, se le celebra su vida sexual. Si es una mujer se la crucifica y se le cuelga la etiqueta de puta. Baste para probar lo que acabo de decir el hecho de que ni siquiera existe una palabra denigrante para describir esta conducta sexual en el hombre.

En lo laboral, por lo general, los hombres tienen más acceso a las posiciones de poder, aun cuando en la compañía haya mujeres igualmente capaces. Si las cualificaciones son similares, la balanza se inclina por el sexo masculino. Esto también suele ocurrir en lo salarial. Está comprobado que a las mujeres les pagan menos por hacer el mismo trabajo que hacen los hombres. 

En lo personal, si una mujer decide no casarse ni tener hijos, esto es considerado una afrenta. La soltería en el hombre no es mal vista, y mucho menos es base para disminuir o cuestionar su masculinidad. Una mujer sin hijos o soltera, se ve como menos mujer. Si la mujer se casa y tienen hijos, y si fuera necesario que uno de los dos sacrifique la carrera, el hombre espera que sea la mujer la que lo haga. 

Lo peor de todo esto es que los hombres como portadores de dicho privilegio, no siempre pueden verlo. Peor aún es que muchos piensan que el feminismo ha resuelto la desigualdad entre géneros. Es innegable que hemos avanzado en la lucha por la igual, sin embargo, los avances, a veces, son puramente ornamentales y el núcleo del privilegio sigue intacto.

Una dulce bienvenida

Esta mañana abrí los ojos, y me pregunté ¿por qué levantarme? Me asomé a un abismo y no alcancé a ver el fondo.  Evité profundizar sobre las razones de mi angustia. Opté por centrar mi atención en mi respiración. Quería llenar el vacío de energía, de oxígeno, de vida. Quince minutos bastaron para reunir la fuerza necesaria para levantarme.

Ya de pie, fue una mañana ordinaria: una visita al baño, otra a la cocina y de vuelta a mi cuarto. Agarré las llaves, mi cartera, y tiré la puerta.

Al salir a la calle, la niebla que llevaba en el alma, se había materializado en el entorno. Era un día nebuloso y húmedo.
Al llegar al trabajo, la respuesta a mi pregunta me esperaba en los ojos de mis estudiantes. Me recibieron con mucha alegría, con comida, globo y una hermosa tarjeta hecha a mano que muestra lecciones aprendidas. ¡Mil gracias!




Escrito el 11 de febrero de 2013

domingo, 10 de febrero de 2013

El efecto hechizante de Onetti

Leer a Onetti es siempre una agradable aventura. Empecé a leer La vida breve y aunque a penas llevo unas sesenta páginas leídas, estoy rendida a sus pies, como tantas otras veces. 

La trama de la novela, hasta ahora, está anclada en la vida de un hombre que está en su dormitorio, a media noche, mientras escucha a una mujer hablar en el apartamento del lado. El hombre reflexiona sobre la condición médica de su mujer, Gertrudis, y sobre su propio desahucio vital, algo típico en los personajes de Onetti.  En medio de sus cavilaciones, van surgiendo fragmentos de la conversación que ha tenido con un tal Julio Stein, quien le ha pedido un guion cinematográfico.

Este ir y venir entre lo que está viviendo, y el guion que va a escribir, empiezan a esbozarse el argumento y los personajes. Progresivamente, el día a día de Brausen se va convirtiendo en doble materia literaria: la novela que leemos y el guion que escribirá. Este constante tirar y halar de diferentes hilos conductores y voces narrativas produce una sensación de vértigo literario, que requiere de nuestra atención y complicidad, o de lo contrario, nos marearemos.

Onetti da por sentada la complicidad del lector para ir armando con él la trama; por ello nos hace guiños que espera sigamos para ir navegando por el conglomerado de su creación, sin perdernos. La narración avanza rápidamente, a través de sus recuerdos y retratos. Así, ante nuestros ojos va construyendo las historias de los personajes que conformarán la novela y el guion. 

Me encanta asistir a la creación, no sólo de la novela, sino del guion. Onetti nos hace participe del proceso creador y de su esperanza de "salvarse" a través de él. Sin embargo, sabemos de antemano que en Onetti la salvación será siempre imposible. 

Veremos que tal avanza la novela, por ahora, soy presa, víctima una vez más, del hechizo de Onetti. 

martes, 5 de febrero de 2013

El hombre ilustrado o los demonios de Ray Bradbury

En El hombre Ilustrado Ray Bradbury hace uso de un relato marco para hilvanar las dieciocho historias que conforman el libro. El relato marco es un recurso literario viejísimo. Creo que el primero en usarlo en occidente fue Boccaccio en El Decamerón. Es un recurso pensado para dar unidad a un libro cuyas historias no se relacionan entre sí. En El hombre ilustrado el marco lo proporciona un hombre cuyos tatuajes cobran vidas mientras éste duerme.

El narrador es el testigo ocular que ve transformarse los tatuaje del hombre en cada una de las fantasías o pesadillas que nosotros leemos. Estos tatuajes no son convencionales, sino verdaderas obras de arte, dignas de un gran pintor. Nos enteramos de que fueron pintados por una mujer que vino del futuro, pero que ha desaparecido. El hombre ilustrado no ha dejado de buscarla para que lo libere de la carga que supone ser el escenario andante en el que se proyecta un futuro "distópico," que interfiere con su día a día.

Estas dieciocho historias nos muestran al clásico Bradbury con su narrativa sencilla, depurada, y de gran atractivo, la creación de una atmósfera de ciencia ficción teñida por un terror cuasi gótico, la existencia de un futuro espeluznante, caracterizado por guerras atómicas y biológicas. Nos adentramos en un universo habitado por seres deshumanizados por la mecanización de su diario vivir, de gobiernos avaros y crueles, capaces de colonizar otros mundos en nombre de la bonanza económica y el "progreso."

Las historias que más me cautivaron fueron “The Veldt”, “The Other Foot”, “The exiles”, “The Fox and the Forest”, “The Concrete Mixer”, “The Visitor” y “Marionettes, Inc.” En todas hay resonancia de la vida en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial: la censura, la persecución de los sospechosos, la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, la amenaza siempre latente de una guerra nuclear, los viajes al espacio y la incorporación en la vida diaria de aparatos electrónicos o mecánicos. Son historias de ficción en cuyo subtexto encontramos residuos de la sociedad en que vivió su creador, de sus preocupaciones y anhelos. De algún modo, los tatuajes del hombre funcionan como símbolos del mismo Bradbury y su habilidad para transformar la vida en ficción, y viceversa.

Me quedé prendada de Bradbury  cuando leí Fahrenheit 451, y desde entonces el romance sigue creciendo. En El hombre ilustrado encuentro de nuevo a ese escritor de gran imaginación, posicionado entre la fantasía y el terror, sumamente preocupado por el mundo cambiante en que vivió al cual siempre le observo con reserva. Bradbury murió en el 2012 sin haber aprendido a conducir, si saber usar una computadora, previniéndonos sobre los peligros del Internet y la televisión, y creyendo ciegamente en la magia de la lectura como piedra fundacional de la escritura.

He aquí un vídeo que disfruté muchísimo hace ya algún tiempo: An Evening with Ray Bradbury.

domingo, 27 de enero de 2013

Las mujeres, las nuevas mercenarias del ejército

El Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Leon E. Panetta ha anunciado que las mujeres podrán pelear en combate. Muchos han sido los elogios a tal decisión, por considerarla como "señal de progreso" en la lucha por la igualdad entre los géneros.  Esta decisión parece emanar de un repentino y reciente descubrimiento: las mujeres son capaces de hacer las mismas cosas que los hombres. Sin embargo, esta epifanía del ejército no es nada innovadora, de hecho llega bastante tarde. 

Me pregunto cuáles son las verdaderas razones por las que las mujeres ahora son capaces de pelear en combate. ¿No será que con las interminables guerras el ejército se ve en necesidad de aumentar sus combatientes? Dudo muchísimo de que el verdadero motivo de tal decisión haya sido influido por un deseo genuino de cerrar la brecha que aún separa a los géneros en Estados Unidos. Si la igualdad fuera la razón, habríamos empezado por otro lugar, por ejemplo, la igualdad salarial. Ésa sí sería una señal de progreso, porque impactaría la vida de las mujeres, y no las arcas del Imperio.

Me parece que esta medida encaja perfectamente con la agenda de la administración actual: por un lado, mantener el status quo inalterado, y por el otro, crear la ilusión de que bajo su mandato el país avanza. Los liberales andan sumamente orgullosos de todos sus "logros" durante la presidencia de Obama. Sin embargo, tales logros no son más que ornamentales, porque los verdaderos problemas siguen intactos. Por ejemplo, el que ahora los homosexuales y las mujeres pueden asesinar en el ejército es objeto de celebración para los liberales, pero no para mí. 

Para mí, estos no son logros, sino distracciones. Celebramos que las minorías entren al orden establecido, pero nos distraen de los verdaderos problemas. Creo que en vez, de celebrar esta acciones manipulativas de los políticos, los liberales deberían preguntarse ¿por qué rayos todos los días necesitamos más mercenarios?¿Por qué hoy el ejército necesita de estos hombres y mujeres que ayer no eran aptos para pelear?

Los seguidores del presidente Obama han terminado por asquearme, por su ceguera partidaria -los acérrimos críticos de Bush, hoy justifican las mismas acciones a Obama. Se dejan manipular por medidas decorativas y hacen caso omiso a sus aberrantes acciones. Por ejemplo, sus devotos nada tienen que decir sobre las guerras, la lista negra del presidente, los asesinatos extrajudiciales, los criminales recortes a programas sociales, ni del aumento de la pobreza bajo Obama.

El hecho de que ahora las mujeres puedan asesinar no es progreso, sino una desgracia. No hay nada que celebrar en que las mujeres ahora pueden unirse a las filas de los mercenarios del ejército estadounidense en su afán de lograr la hegemonía del Imperio. Las feministas al celebrar tales acciones le ponen una estampa de aprobación al asesinato de hombres, mujeres y niños en países extranjeros, en vez de denunciarlo y luchar por su exterminio. El feminismo en el que yo creo lucha en contra de la opresión, no se hace parte de ella,  y mucho menos su instrumento.

viernes, 25 de enero de 2013

Shaharazad

Abrí la puerta y al encuentro me salió la soledad. Se me fue metiendo por los poros hasta transformarse en una serpiente enrollada en el estomago.

Es preciso convertirme en guerrillera,y luchar. Debo resistir este monstruo gigantesco que amenaza con devorarme... Sí. Me adentraré en las montañas de la imaginación, y haré que de mi fusil broten palabras... Entonces, las iré hilvanando, y con cada una de ellas, trenzaré una corona de laurel, que luciré orgullosa si logro dilatar mi muerte una noche más.

jueves, 24 de enero de 2013

El hombre ilustrado de Ray Bradbury

Empecé a leer otro libro de Ray Bradbury. Esta vez me acompaña The Ilustrated Man y las fantásticas figuras que habitan en su piel. Es un libro perfecto para leer antes de dormir, porque puedo perderme por mundos desconocidos, emprender aventuras increíbles y concluirlas, sin tener que esperar al otro día para saber cómo terminan.

Es grandioso presenciar el momento en que cada una de las historias tatuadas en el cuerpo del vagabundo se apodera del escenario, y estoy en primera fila, como su única espectadora. Cada noche me meto en la cama cuando aun no tengo sueño para poder regalarme ese placer.

Recostada en el espaldar de la cama, con una sonrisa en los labios, me dejo raptar por unos personajes que me llevan a descubrir sus mundos. Al final, cuando baja el telón, y el último de mis nuevos amigos, se repliega de vuelta al tatuaje, su historia, su magia se queda conmigo, y a veces me acompaña en mis sueños.

domingo, 13 de enero de 2013

La invisibilidad de la guerra ayuda a su perpetuación

Todos los días aviones no tripulados vuelan por los cielos en busca de los enemigos del gobierno estadounidense. Este tipo de ataques coordinados por la C.I.A. se lleva a acabo en varios países, como Somalia,Yemen, Pakistán, Afganistán, Irak, y quién sabe cuántos otros más se irán añadiendo. Este programa de guerra no convencional se ha triplicado durante la presidencia de Obama. Sin embargo, el 83% de la población estadounidense lo aprueba, y no repara en los problemas éticos -adicionales a una guerra tradicional- que éstos representan.

Por lo general, jamás he aceptado la versión de Washington sobre nada que tenga que ver con la eufemísticamente llamada "política extranjera" del país. Pues, los auto-creados problemas de Estados Unidos se solucionarían en el momento que los gobernantes dejen de manufacturarlos. Por mi postura escéptica ante el gobierno, me cuento entre el 17% que se opone a estas operaciones secretas de la C.I.A. He aquí sólo algunas:
  • Estos vehículos no tripulados entran en el espacio aéreo de naciones soberanas, sin prestar la menor importancia a ello. Estoy segura que Estados Unidos jamás toleraría tales acciones en su territorio.
  • El programa es parte de una guerra no declarada, que se hace infinita, pero siempre justificada por los ataques terroristas del 11 de septiembre. 
  • Todo el que muere en estos ataques es calificado de "militante" de Al-Qaeda, de inmediato, sin importar que se trate de niños, mujeres, huéspedes de una boda o lo que sea. Todos los muertos son siempre militantes, sin que la prensa ni los ciudadanos pidan prueba de ello.
  • Los soldados que van a la guerra saben que van a matar, pero pueden ser matados también. En el caso de estos ataques a control remoto los soldados estadounidenses matan desde la comodidad de un asiento a miles de millas de sus víctimas, y por lo tanto,no incurren ningún riesgo. Sólo deben apretar un botón, y hacer añicos a su blanco -cero vísceras, cero sangre que presenciar. Es como jugar a la guerra en un videojuego, y nada más.
  • Es un asesinato a sangre fría y de forma muy cobarde, sin dar a las víctimas la oportunidad de defenderse, pues no se dan cuenta que son blanco de guerra. Además, un gran número de ellos son personas inocentes que nada tienen que ver con el terrorismo.
  • Los acusados son asesinados sin ser condenados de nada. Esto es sencillamente irónico: un presidente con formación en derecho constitucional, prefiere asesinar a sus enemigos, a llevarlos a corte aun cuando tiene la oportunidad de hacerlo -como en el caso de Osama Bin Laden. 
El país más asediado por estos ataques invisibles es Pakistán.  Según un estudio de Bureau of Investigative Journalism entre junio de 2004 y la mitad de septiembre de 2012, entre 2562 y 3325 personas fueron asesinadas en ataques con aviones no tripulados. De estos entre 474 y 881 eran civiles, entre ellos 176 niños. Sin embargo, Washington vende estos ataques a sus ciudadanos como sumamente precisos. 

Algo que a mí me molesta mucho es que cada vez que Estados Unidos mata a alguien con uno de estos sofisticados aviones, la versión oficial es que se trataba de un "militante" de Al-Qaeda. La prensa tradicional, escrita y televisiva se hace eco de esta narrativa, aceptando la versión oficial de los hechos sin mayor dificultad. Sin embargo, poco a poco empieza a emerger una contra-narrativa que da otra versión de quiénes eran los asesinados, y el impacto que estos ataques tienen en la población civil.

Creo firmemente que una de las razones por las que los estadounidenses son tan tolerantes a las guerras es que éstas siempre son peleadas en tierras extranjeras, lejos de la realidad del ciudadano promedio, y cuyas noticias le llegan filtradas por una prensa que se hace eco de la narrativa del gobierno, en vez de cuestionarla. Los ataques con aviones no tripulados han venido a aumentar la visión sesgada de los estadounidenses sobre las guerras. La invisibilidad, y la falta de víctimas nacionales seguirá contribuyendo a que éstos acepten guerras interminables más fácilmente que si fueran sus propios hijos los que cayeran abatidos.