domingo, 31 de julio de 2011

El accidente que me mandó al hospital

Llevaba treinta y nueve días sin publicar nada en el blog. Me moría por escribir, pero no tenía ni laptop ni Internet en el hospital donde pasé veinte dos días recuperándome de un aparatoso accidente automovilístico.

El accidente interrumpió todos mis planes de verano. Los días anteriores los había pasado preparándome para el último examen antes de la disertación doctoral. Además, estaba trabajando en el prólogo a un libro de poesía que me habían pedido, y había empezado una clase de francés. Estaba muy ilusionada y llena de planes.

El día del accidente, el ocho de julio, me levanté temprano. Estudié un par de horas,  lavé una máquina de ropa e hice otros pendientes. Esa mañana había recibido la llamada de un amigo a quien no veía desde hacía dos semanas porque estaba de viaje. Me invitó a comer y acepté. Me recogió a las dos de la tarde. Fuimos a un restaurante en Brooklyn.

Salimos del restaurante a las cuatro de la tarde al tiempo que empezaba una llovizna. Yo debía regresar a mis estudios, y él tenía que ir a visitar a un paciente a quien días antes le  habían puesto una válvula en el corazón.

Hasta entonces, todo era perfecto. Antes de regresar a nuestras obligaciones, decidimos pasar por un lugar que quedaba a orillas del río, pues aún teníamos algo de tiempo. Tenía bonita vista, y sería agradable, me dijo. Estuve de acuerdo.

Entre conversaciones y risas, doblamos unas cuantas calles, y terminamos en Flatbush Avenue e hicimos  una derecha. Eran ya las 4:17 de la tarde. Un poco más adelante, hizo una izquierda, vi un carro que se aproximaba extremadamente rápido, y supe que nos impactaría. Todo pasó tan rápido que no llegué a racionalizarlo ni a sentir miedo.

El impacto fue estruendoso, me dicen que el carro dio varias vueltas sobre sí hasta terminar estrellándose contra un poste. Según el policía, el segundo impacto fue a unas cuantas pulgadas del tanque de gasolina. En ese instante  no veía nada estaba cubierta  por las bolsas de aire.

El dolor no se hizo esperar. El primer síntoma fue la falta de aire. Sentía que me asfixiaba, no sabía exactamente bien por qué. Creí que me asfixiaría y tuve mucho miedo -los estudios médicos indicarían que el pulmón sufrió un poco con el impacto, y entonces entendí la falta de aire. También, me dolían las piernas muchísimo y no podía moverlas. Estaba sangrando pero no sabía de dónde. Mi compañero me daba ánimo y me decían que vendrían a ayudarnos pronto, y así fue.

El accidente ocurrió cerca de una estación de bomberos y un cuartel de la policía, según me dijeron. En unos minutos estuve rodeada de gente tratando de ayudarme.  Había vuelto a respirar normalmente, y ya no tenía miedo. Ni siquiera estaba preocupada, una de esas cosas extrañas de las que somos capaces y que descubrimos en momentos de crisis.

Un socorrista se me acercó, me colocó un collar ortopédico, y me sostuvo por veinte minutos, el tiempo que se llevó rescatarme de los escombros del carro. El carro estaba tan dañado por el lado del pasajero que tuvieron que sacarme por el asiento del chófer.

Al levantarme sentí aún mucho más dolor en la cadera y las piernas. Me pusieron en la camilla, me subieron a la ambulancia. El socorrista que había estado conmigo todo el tiempo dictaminó que me llevarían al Hospital Bellevue por ser el mejor centro de la Ciudad para lidiar con fracturas y traumas por accidente -eso me dijo.

Ya en la ambulancia y al comprender que mis lesiones habían sido mayormente en lo que yo creía era la columna y las piernas, le pregunté angustiada al socorrista sí volvería a caminar. Me pidió que moviera los dedos de los pies, y lo pude hacer; entonces me dijo que no podía asegurarme nada sin antes saber que tipo de lesiones tenía, pero que pudiera mover los dedos de los pies y pudiera sentir sus manos tocándome las piernas eran excelentes señales. Creo que  el gesto de dolor que se había plasmado en mi rostro se ensanchó en una sonrisa.

15 comentarios:

  1. Que suerte que estás ya en casa ¿tienes quien te apoye en estos días de recuperación? muchos abrazos y besos... =)

    me dejaste pensando en la impermanencia... ando budista hoy

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  2. Mucho ánimo con la recuperación ahora... Según leía me he puesto nerviosa y todo... Ay madre! Vaya experiencia... A mí en su día me atropelló un coche, con lo que me quedé amnésica durante unas horas y por suerte no tuve lesiones graves.

    Espero que te estén cuidando y dando mimos como te mereces ahora!!! :)

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  3. Mana! Lo bueno es que ya estás en casa y mejorando. Cuanto me gustaría ir a acompañarte en persona, pero desde aquí te he mandado y te sigo mandando todos los abrazos y los buenos deseos para tu pronta recuperación.

    Se te quiere de gratis.

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  4. Sonia, ya superarás estos días difíciles. Fue un gusto verte hoy y saber lo fuerte que eres. Con el final de tu historia, y la conversación de esta tarde, me has recordado las líneas de esta canción que dice: "No sabes cuanto de subversivo / vive en una sonrisa / que no quiere comprar... Bendita está tu risa, amén."

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  5. Tienes un buen testimonio de lo grande y bueno que es Dios!
    No fue más nadie que te libró de que pasaras por algo peor. Él tiene un gran proposito para tu vida. Espero te recuperes pronto. Dios te bendiga.

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  6. En esta vida no tenemos nada asegurado, no podemos garantizar ni siquiera nuestro próximo minuto, ya que nuestra vida puede dar un giro de 180 grados de un momento a otro.

    Gracias a Dios que estás con vida y puedes contarlo, concuerdo con Carolin, Dios te libró de algo peor, El le dio la capacidad a los médicos para salvarte de algo que pudiera haber sido aún más lamentable.

    Te deseo una pronta total recuperación.

    Bendiciones

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  7. Si decimos que un ser todopoderoso, llamémosle Pedro, te salva, ¿no es el mismo Pedro el que causa el accidente? ¿O hay algo que escape al poder de Pedro?

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  8. Que pena saber que te accidentaste :( lo bueno es que estas en casa, y recuperandote. Toda la buena vibra del mundo, desde aqui! Abrazos!

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  9. Amigos, gracias a todos por sus palabras y sus buenos de deseos. Me alegra contar con ustedes :). Abrazos virtuales :)

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  10. Argénida & Víctor :P. Ese era el tema de mi post blasfemia sobre ¿por qué pedir intervención a quien tenia la potestad de evitarlo antes de que ocurriera?

    En fin, nunca nos pondremos de acuerdo, y está bien. Hay espacio en este blog, y el mundo para todos :)

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  11. Nunca pongan en duda ni menosprecien el nombre de Dios. La palabra tiene poder.

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  12. El mismo poder que tiene el Corán, Carolin, y todo libro asumido como "sagrado".

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  13. Vaya, fue fuerte.
    Ya verás que sales de esta.

    Un abrazote, otra vez, desde aqui hasta allá.
    Y una sonrisa!

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