miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sobre ruedas, al fin

Sólo la idea de estar en un carro después del accidente me aterra; y por ello creía que al manejar de nuevo me pondría nerviosa. Me equivoqué. Anoche decidí que llevaría el carro al concesionario al levantarme. Lo dije en Twitter como una forma de afirmación. Me acosté segura de que iba a conducir.

Hoy me levanté. Preparé el desayuno. Me alisté y salí a la calle. Hacía una semana que no salía. Me dirigí al garaje, entré y llegué al carro. Abrí la puerta, dispuse el bastón y la cartera en el asiento del pasajero, y en el trasero coloqué unos libros que tengo que devolver a la biblioteca.

Me senté. Arreglé los espejos, ajusté el asiento. Arranque el motor, saque unas gafas de la guantera y respiré tranquila. Encendí el radio, y de súbito, la voz de Manú Chao llenó el espacio a través de las bocinas. Recordé que había sido ése, precisamente, el último álbum que había escuchado antes de accidentarme.

Me miré en el espejo. Puse el carro en marcha, y lo saqué del garaje. Doble a la izquierda tres veces y una a la derecha. Seguí derecho sobre la Northern Boulevard hasta la calle 114, entonces hice otra derecha; sólo me faltaba pasar un semáforo, y estaría en el Grand Central Parkway. Tras cruzar el semáforo entraría a la autopista. Sería la primera vez en casi seis meses, pero estaba muy bien. Me sentía como siempre me siento al volante: tranquila, segura, libre.

Quince millas más tarde, había llegado a mi destino. Hice el papeleo correspondiente. Me senté al escritorio, conecté mi laptop y aquí estoy escribiendo ésta tan necesaria catarsis, que me deja un poco más cerca del retorno a mi vida normal.

viernes, 2 de diciembre de 2011

La omnipresencia orweliana del Estado

Ayer Wikileaks publicó la evidencia que demuestra que los gobiernos hoy cuentan con la capacidad para espiar de forma masiva a los ciudadanos. Desde los celulares hasta las computadoras pueden ser interceptados sin que nos demos cuenta. El portal tiene un mapa mundi interactivo que nos permite ver que tipo de tecnología puede ser usada por cada país y el nombre de la compañía que la provee. La lista es larga, entre los países de América Latina los únicos que hoy tienen la capacidad tecnológica para espiar a sus ciudadanos son Colombia y Brasil.

La historia nos ha dado ejemplo de lo peligroso que es vivir bajo vigilancia contante del Estado. Uno de los ejemplos más notorios es el caso de la Stasi en Alemania. Es escalofriante pensar qué habrían hecho los dictadores del Cono Sur, ayudados por EE.UU., con esta tecnología durante la Operación Cóndor en la que encarcelación, torturaron y desaparición a miles. Hosni Mubarak dejó incomunicado a Egipto en su afán de coartar las protestas que lo sacaron del poder. San Francisco también interrumpió el servicio de teléfonos móviles durante protestas. Inglaterra consideró desactivar el servicio de celulares, Facebook y Twitter en futuros disturbios.

Tras los atentados del 11 de septiembre los Estados Unidos y el mundo entero han entrado en una de sus épocas más oscuras en cuanto al abuso de las libertades civiles. Me preocupa sobre manera la disposición de los ciudadanos a sacrificar las libertades civiles en nombre de la 'seguridad'. Obama acaba de asesinar a Anwar Al-Wlaki un ciudadano estadounidense acusándolo de "enemigo del Estado" sin necesidad de llevarlo ante la corte.

Uno pensaría que el asesinato de un estadounidense habría causado un revuelo en la población por violar la constitución y sentar un peligroso precedente. Pero no. Lo justificaron con que Al-Wlaki era un peligroso "terrorista." Lo que no entienden es que mañana cualquiera de nosotros puede ser sufrir la misma suerte si el Estado lo decide. Del mismo modo, en Inglaterra un setenta por cierto de la población estaría de acuerdo con que se interrumpan los servicios de teléfono, Facebook y Twitter durante futuros disturbios. En ambos casos la amenaza para el ciudadano promedio es grave. 

El Estado no debe posicionarse por encima de los derechos garantizados a los ciudadanos por la constitución, bajo ninguna circunstancia. Entre la vigilancia constante y masiva, y otros abusos de poder, el Estado omnipresente descrito por Orwell en la novela 1984, es ya una escalofriante realidad.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Soy una cigarra

¡Qué desolado y feo se ha vuelto el jardín! Era inevitable que el frío callara mi canto. Pero, ¿cómo culpar la cigarra que habita en mí por haber enmudecido?... Ya nada importa, he muerto... Sólo soy una cigarra más que murió de frío en una desigual batalla contra el invierno...

sábado, 19 de noviembre de 2011

La gran Ciudad de Nueva York

A pesar del brillante sol de noviembre, un opaco velo me cubre la frente... ¿Qué tengo? ¿Qué me pasa?  Tal vez, un ataque incontrolable de soledad física y cósmica. No hay nadie en esta enorme ciudad que pueda calmar esta sed de compañía. Somos más de ocho millones de almas pudriéndonos juntas, enclaustradas en cada una de las fortificadas celdas de esta sofisticada prisión. ¡Oh, Nueva York! Cuánta podredumbre! ¡Qué maravillosa cloaca!

viernes, 18 de noviembre de 2011

Pausa

He estado muy ocupada estudiando para presentarme al último examen 'comprensivo' en enero; aprovecho estos días en que sigo en casa recuperándome del accidente para leer o releer los libros en los que estará basado el examen.  No tengo tiempo para escribir, por eso el blog anda medio abandonado. No sé cuando pueda volver a escribir regularmente. Pasaré por aquí cada vez que pueda o siente un deseo incontrolable de escribir.

Gracias por siempre darse la vuelta  y leer. Les agradezco la visita.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Pesadilla

La gente espera que sea lo que ellos han soñado que soy. Y, yo no quiero ser el sueño de nadie; prefiero ser su pesadilla.

sábado, 5 de noviembre de 2011

V de reVancha o día de cambiarse de banco

El movimiento Occupy Wall Street  y otros grupos de activistas han elegido el día de hoy para impulsar una protesta que busca incentivar el uso de las cooperativas (Credit Unions), en vez de los bancos tradicionales. La fecha del cinco de noviembre es simbólica. Es un guiño al protagonista de la película y la novela gráfica V for Vendetta, inspiradas en Guy Fawkes.

La propuesta de los activistas es simple, pero poderosa: transferir el dinero de los bancos tradicionales a las instituciones comunitarias. Los activistas esperan provocar una importante fuga de capital en represalia por la corrupción y los altos cobros por servicio de los bancos. Además, buscan con esta medida, fortalecer la economía de las cooperativas y de las comunidades que éstas sirven. Es una forma concreta de hacerles sentir a los bancos el descontento de la gente.

Todo parece indicar que la protesta será une éxito. En tan sólo en el mes de octubre 650,000 personas se hicieron miembros de una cooperativa. Esta cifra es mayor que el número total de las membrecías del año pasado. Es una muestra de que la gente está harta de los abusivos cobros de los bancos; y de que muchos tienen aún frescas en la memoria la pérdida de sus casas, e inversiones por la corrupción del sistema bancario. Pero, tal vez, el detonador haya sido que en septiembre los bancos anunciaron su decisión de cobrar por el uso de las tarjetas de débito.

La semana pasada Bank of America anunció que desistiría de cobrar por el uso de las tarjetas débito, y poco tiempo después, le siguieron Citibank y Chase. Esta es sólo una muestra de la influencia que va teniendo el movimiento Occupy Wall Street. En tan sólo seis semanas ha cambiado el discurso político de la nación. Ha obligado a que se hable de temas que los políticos -asistido por sus solapadores, la prensa corporativa- prefieren no afrontar. Me parece que el movimiento será uno transformador, ya que buscar cambiar el sistema y no sólo a la cara del partido político.

En lo personal, he venido haciendo mi propia revolución en contra de los bancos: soy miembro de una cooperativa desde el 2002. Estoy en proceso de terminar mi larga relación con Citibank a causa de un rabieta que me hicieron coger. En el 2008, cancelé mis tarjetas de crédito con Bank of America porque no quisieron reducirme el interés. En mi cartera, sólo llevo dos tarjetas: una American Express y mi tarjeta de débito.

¡Bravo por la gente que se ha decidido a darle una lección a los abusadores!

jueves, 3 de noviembre de 2011

Si del cielo te caen limones, exprímelos

A pesar de la profunda melancolía que me caracteriza, no soy derrotista. He desarrollado la habilidad de transformar cada situación adversa en una lección de vida, en una oportunidad. Así ha ocurrido con lo de mi accidente. Es cierto que tengo momentos de angustia y desesperación, pero tras permitirme sangrar por la herida, sigo adelante. Es la primera vez que no trabajo en toda mi vida de adulta. Y, he aprovechado el tiempo libre para hacer cosas que si estuviera trabajando y estudiando, tal vez, no podría.

Una de las cosas más interesante ha sido prologar un libro de poesía. El libro que lleva por nombre Muros que miran al mar es parte de una propuesta que busca establecer un puente entre la pintura y la literatura. La idea es infundirles vida al acero y al cemento en los barrios de Valparaíso y Viña del Mar a través del arte. Los artistas buscan hacer de los muros espejos o ventanas del alma, y convertir el entorno en un museo al aire libre. Volveré a escribir sobre esto cuando salga el libro.

Otro proyecto que me tiene ilusionada es la investigación y redacción de un ensayo sobre un texto narrativo latinoamericano del siglo XIX. Estoy trabajando en la propuesta que enviaré para ser considerada para la conferencia de estudiantes del departamento de estudios hispánicos y portugueses de la Universidad de Tulane. La conferencia se titula "Spaces Written in Violence/Violance Written in Spaces"; me interesa el tema, y si la propuesta es aceptada, daría una ponencia en New Orleans en marzo de 2012.

He vuelto a retomar la preparación para el examen comprensivo. Me paso estos días, tan largos, leyendo y estudiando. Leo varios libros por semana. Ya me terminé toda las novelas españolas del siglo XIX que estaban en la lista de lectura, y que jamás había leído completamente, o que había evadido por falta de tiempo o interés. También agoté mi lista de obras de teatro y poesía. Mañana comienzo con el siglo XX, y luego me espera la lista de lectura de América Latina: la era colonial hasta el siglo XX. 

Tras el examen tengo que presentar una propuesta de disertación. Esto es más difícil de lo que había imaginado. Por alguna razón, no logro elegir a un escritor. Esta semana estoy contemplando dos. Los amo a los dos, es sumamente difícil decidirme. Es posible que la próxima semana haya otros candidatos, y así me la paso. ¡Qué difícil! Tengo hasta el próximo 30 de enero para decidirme.

Y por supuesto, me divierto viendo películas, y divagando por Internet, especialmente en Twitter. A mí me encanta Twitter, porque aprendo mucho y comparto con gente que dedica su vida a causas que a mí me interesan. 

Y esas son las limonadas que he hecho de los limones que me cayeron. Por ahora, no hay de otra que seguir exprimiéndolos.

sábado, 22 de octubre de 2011

Pavor

Iba yo arrastrándome con la lentitud de un molusco, apoyada en un bastón. Llegué a la esquina con mucho esfuerzo. Esperé el cambio de luz. Nerviosa, miré en ambos sentidos. Era mi turno de cruzar la calle.

Estaba a mitad de camino cuando apareció un hombre, que aparentemente, llevaba muchísima prisa. Frenó su carro de golpe, muy cerca de mí. Me petrifiqué. Volví a escuchar el estruendo sordo, sentí las bolsas de aire desplegarse y estrujárseme entre la cara y el pulmón. Me asfixiaba. Me vi atrapada de nuevo, inmóvil, ensangrentada.

Las imágenes empezaron a desfilar ante mí sin control. Eran una gran vorágine que amenazaba con tragarme. Seguí mi camino. Alcancé la esquina. Sentí que la sangre volvía irrigarme el rostro. Estaba temblando profusamente, me descubrí con el rostro contraído en una mueca de pavor.

Volví a casa llorosa, y con un martillo repicándome en las sienes. Tomé un analgésico, y esperé a que esté, y las lágrimas me devolvieran la paz perdida.

jueves, 6 de octubre de 2011

El circo que desata la muerte de un famoso

Ayer murieron Steve Jobs y Fred Shuttlesworth: un visionario ejecutivo y y un luchador incansable contra el racismo institucionalizado en Estados Unidos. Jobs es conocido, y llorado, por los cuatro rincones del planeta, mientras Shuttesworth muchos, ni si quiera, en su propio país saben quién fue. Esto ilustra nuestras prioridades como nación.

El aporte de Jobs a la tecnología es incuestionable. Sus productos han transformado la forma en como escuchamos música, lo que entendemos por celular, entre otras muchas cosas. Sin embargo, ¿lo eleva eso a un nivel de ser sobrenatural? No me parece. Sus contribuciones al mundo de la tecnología lo hace un visionario, un genio, un exitoso capitalista.

Me parece que ese derroche público de llanto estaría mejor dedicado a aquellos seres humanos cuyas existencias significaron un aporte a la calidad de vida de otros. Estoy consciente de que eso es algo retro, sentimental, idealista, para un mundo regido por un materialismo sin propósito, producto de nuestra deshumanización. De igual modo, me siento en la obligación de decirlo.

Me siento a escribir esto, no porque quiera criticar a quienes se han volcado a llorar a Steve Jobs como si fuera un familiar suyo o un Gandhi. No. Tienen el derecho de echarse un luto de siete años si así lo quieren; lo que me impulsa a escribir es que en esas dos muertes subrayan nuestra cosificación como especie. Poco nos importan los buenos actos, el sacrificio o la bonanza de los grandes hombres, al tiempo que procuramos elevar a calidad de dioses a las celebridades, y a un ingenioso ejecutivo.

¿Qué hizo Steve Jobs y Apple con sus millones de millones, que al final tristemente, no le sirvieron ni siquiera para salvar su vida? Una sola cosa: poner a nuestro alcance la mejor tecnología en comunicación, a veces con fervor sectario. Yo preferiría un mundo que llorara en público cuando nos deja una persona que ha puesto su vida en la línea por el bien común. Eso me parece justo, y no un circo, como lo que se desata cada vez que muere una persona súper famosa.

domingo, 2 de octubre de 2011

Vigilia

Todo está dispuesto para tu llegada. Cuando vengas, te leeré poemas. Compartiré una copa de vino contigo. Te susurraré al oído lo que no tiene sentido gritar. Escribiré poesía sobre tu cuerpo. Y haré de las alas de una mariposa, las nuestras.

sábado, 1 de octubre de 2011

Barack Bush o George Obama

La historia nos enseña que el poder corrompe al más noble de los hombres. Hemos visto lideres cuyos objetivos eran mejorar la vida de su pueblo, terminaron siendo sus verdugos. Por esto, simplemente por esto, los ciudadanos deberían vigilar muy de cerca a sus gobernantes. Sin embargo, muchos se ofuscan, y en el proceso, pierden la capacidad de pensar críticamente, reconocer los errores de los líderes y exigir un cambio de curso.  A los políticos no hay que darles jamás carta blanca para que hagan y deshagan con impunidad. Ocurre a menudo que cuando el presidente actual representa nuestra ideología  política, bajamos la guardia y nos olvidamos de vigilar sus acciones. Esto es un gravísimo error.

Para nadie que haya leído este blog, debe ser un secreto que yo apoyé la candidatura de Barack Obama. Sin embargo, eso no significa que tenga que apoyar todas sus equivocadas decisiones. Uso mis cuentas en Twitter y Facebook para denunciar las canalladas que comete. El criticar al niño lindo de la izquierda me ha costado varios encontronazos con sus fervientes y ciegos seguidores. A mí me da igual. Me parece increíble que gente con la que, por lo general, coincidía, hoy estoy en total desacuerdo. No es que los acontecimientos a los que nos oponíamos antes hayan cambiado, no, tal vez, estén mucho peor. Lo único que ha cambiado es el ejecutor de esas acciones.

Es tal el descaro de la izquierda que le celebra al actual presidente las mismas atrocidades que le criticaban al anterior. Me parece patético. Por ejemplo, en política internacional Obama ha sido simplemente una fuerza arrolladora. Estados Unidos está involucrado en seis guerras: Iraq, Afganistán, Somalía, Yemen, Pakistán, y Libia. La excusa más común es que Obama heredó de Bush un total desastre. Es cierto, pero, también lo es que, en muchos casos, con una orden ejecutiva Obama habría podido cambiar de curso, si lo hubiera querido, pero no lo ha hecho porque no le conviene políticamente. Tiene que preservar el statuo quo. Punto. Esa es la verdad.

Sin embargo, para la mayoría de los seguidores peleles de Obama, éste ha hecho un excelente trabajo en política extranjera, especialmente en Libia. Nada más lejos de la realidad, Obama es un digno jefe de su ejercito imperialista. En conjunto con los igualmente corruptos miembros de la OTAN, Obama invadió un país que no representaba ningún peligro para nadie. Se aprovecharon de varias coyunturas, y provocaron otras tantas, para justificar una intervención militar, cuyo único interés era preservar sus intereses económico y militares en la región.

Lo único que Obama ha hecho mejor que Bush en política extranjera es sonar menos ignorante, y formular oraciones mejores construidas, pero ¿de qué sirve eso? si al final las bombas siguen cayendo, igual que siempre, sobre gente inocente. La presidencia de Obama ha confirmado que no importa quien gobierne, Estados Unidos seguirá militarizando el planeta hasta que haya un cambio radical en la mentalidad de los ciudadanos. Hay mucha gente que no apoya el sistema, y de vez en cuando, aparece una chispa que salta con el potencial de iniciar una buena sacudida de consciencias.

Soy pesimista por obligación, y me pregunto si tal cambio es posible. La respuesta no es muy alentadora, pues, las mentes y las almas del pueblo estadounidense están totalmente envenenadas por la ambición, el egocentrismo y una falta de empatía sin limites. Por lo pronto, me sigo quejando, y mi voto jamás significará la suspensión de mi sentido crítico. Aunque eso sirva de poco,  es mejor que ser una más del rebaño de ovejas que siguen al presidente incondicionalmente.

domingo, 25 de septiembre de 2011

La noche que soñé con Misericordia

Se suponía que yo tomara un examen el 22 de agosto, pero por causa de mi accidente no pude hacerlo. Aunque no me presenté, éste estaba muy presente en mi mente, y me sentía un poco desilusionada por no cumplir con lo que me había propuesto. No había manera de no pensar en ello. Tal vez, por eso, la noche del 21 tuve un vívido sueño: al observar el examen, mis ojos se detuvieron en una pregunta sobre la novela Misericordia de Benito Pérez Galdós. ¡Qué gran problema! No me había leído el libro, y por consiguiente, no podría contestarla.

Me desperté agitada, sudorosa, e inmóvil. Llamé a mi mamá para que me alcanzara la libreta de apuntes que estaba sobre la mesita de noche. Era importante que no me olvidara del presagioso sueño. Escribí: Leer Misericordia. Me sorprendió mi conducta pues no suelo ponerle mucha atención a los sueños. En fin, lo anoté y me volví a dormir esperando que por la Misericordia no tuviera más pesadillas.

No tenía yo muchas ganas de hacer nada en ese tiempo. Y entre dolores, y narcóticos me olvidé del sueño, y de leer el libro. Finalmente, lo empecé, ya me he leído 36 capítulos. Una de estas noches recordé que un profesor muy querido había dictado un curso sobre Galdós, no hace mucho tiempo. Llamé a una compañera de la universidad para pedirle el programa de curso y ver lo que había asignado el profesor. 

Me atreví a hacer el ridículo, y le conté a mi compañera mi sueño galdosiano, y que esa era la razón por la que finalmente estaba leyendo Misericordia. La escuché decir "Es que no lo vas a creer. En realidad, cayó una pregunta de Misericordia en agosto." Me quedé boquiabierta, me lamenté de que no tuviera sueños tan lúcidos con los números de la lotería. ¡Qué suerte que no tomé el examen porque mi pesadilla se habría hecho realidad!

Pues ya ven que mi sueño misericordioso, al final, no me sirvió de mucho, porque dudo muchísimo que vuelvan a poner el mismo libro. Todo parece indicar que tendré que volver a soñar con otro libro que no me haya leído, y ojalá que, la próxima vez, no sea la noche antes del examen para tener tiempo de leérmelo. 

sábado, 24 de septiembre de 2011

Mi adicción a la tinta y al papel

Me aferro a algunas costumbres y se me hace difícil sustituirlas por otras. Este es el caso de la palabra impresa. Tengo un Kindle, leo blogs, leo libros en línea, y todo eso me gusta mucho, pero prefiero los libros impresos. Siento que me satisfacen más. Me siento más cerca, más conectada con ellos. ¿Manía? Tal vez.

Suelo perderme en las bibliotecas y librerías por horas. Y no me lo tomen a mal, pero me gusta hacer estas actividades sola, porque nunca sé cuánto tiempo me llevarán, y porque, a veces, la compañía me estorba al sacarme de súbito de los laberintos a los que me conducen los libros. 

Si pido el libro por correo, me disfruto el proceso de selección, la espera y al escuchar el timbre de la puerta, salto de alegría, como si se tratara de un gran acontecimiento. Esta semana pedí una edición de 1984 y Animal Farm porque después de muchos años se me antojó volver a leer a Orwell. Me pasé la semana a la expectativa, ansiando su llegada. Ayer al escuchar el timbre, me dije 'es mi libro' y quise ponerme de pie de súbito, pero un dolor punzante me recordó que, por ahora, no puedo hacer movimientos bruscos. Ya más despacio, me encaminé hasta la puerta, y ahí estaba una señora de marrón con mi nuevo tesoro.

Para mí, no hay nada como tocar el papel, sentirlo crujir entre las yemas de los dedos, y aspirar el olor a tinta recién salida de la imprenta o nauseabunda, apolillada, por el uso de los años. Me emociona sobremanera, leer libros de antaño, de esos que están reservados en bibliotecas especiales para los viciosos como yo, que no dudamos en ponernos unos guantes blancos, y sentarnos a revivir sus páginas frágiles, a punto de desintegrarse. Por eso, aunque lea muchísimo en formato digital, para esta terca, la palabra impresa nunca pasará de moda. 

jueves, 8 de septiembre de 2011

Rick Perry y la pena de muerte

La pena de muerte no debería existir en nuestra sociedad. Es un concepto bárbaro basado en la venganza y no en la justicia. Es un castigo inhumano, injusto e inmoral, aplicado de forma desigual a ofensores del mismo crimen de diferentes razas.

Anoche durante el debate delos pre candidatos del partido Republicano uno de los momentos más infames fue la confesión de Perry de que nunca ha perdido sueño por ninguna ejecución en Texas. No daba crédito a lo que escuchaba.  ¿Cómo es posible que Rick Perry tenga los COJONES de decir que nunca le ha perturbado el sueño ninguna ejecución en Texas cuando todos sabemos de las irregularidades que plagan el sistema judicial del estado?

Sólo una persona incapaz de razonar, o un cínico total puede hacer semejante declaración. No es posible no haber sentido si quiera dudas sobre la culpabilidad de alguien; o tal vez remordimiento por ejecutar a alguien con retraso mental u otras enfermedades mentales -acto inhumano e  inconstitucional.

Pero, si el comentario de Perry me enfureció, el aplauso del público ante 'la efectividad' de la pena capital en Texas me revolvió el estómago. Nunca he podido entender la sed de sangre de esos buenos cristianos sureños.

El debate republicano fue un evento tragicómico. Hubo momentos en que creí que debió ofrecerse al publico como un espectáculo de comedia, en Comedy Central. Pero no, no somos tan dichosos; tendremos que soportar las estupideces de esta cuadrilla, constituida mayormente de seres subnormales, por un largo tiempo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La escritura: mi búsqueda y mi bálsamo

La escritura es muchas cosas para mucha gente. Para mí es búsqueda y bálsamo. Es mi escudo ante el mundo cruel, mi mecanismo de defensa ante el terror de lo incontrolable, el freno que detiene la locura. Un lugar seguro donde refugiar mis miedos, mis sueños, mis frustraciones. Un lugar idílico donde el mundo es menos opresivo.

Ella me acompaña en la melancolía, en el éxtasis o la indecisión. Es esa puerta que nunca se cierra. Es leal, y siempre está dispuesta a curar mis heridas. Nunca me ha dejado sola, la única constante en mi vida.

Me aterra que algún día ya no la quiera, y decida alejarme de ella... ¿cómo podría lidiar con el mundo y sus formas incomprensibles para mi alma sensible y mi mente inquisitiva? Eso no quiero ni contemplarlo. Sin ella, probablemente terminaría en algún psiquiátrico, errada, perdida en la bruma de la locura incontrolada.

miércoles, 31 de agosto de 2011

53 días después del accidente

A pesar de que las últimas radiografías mostraron que las fracturas no han cicatrizado mucho, tengo más movilidad gracias a las fisioterapias. Desde la última visita al ortopedista, puedo afincar la pierna izquierda lo que me facilita el movimiento. Por lo tanto, ya no necesito la silla de ruedas, sino un andador.

Ya puedo caminar distancias cortas. Ayer empecé a usar muletas para caminar en la casa y esta mañana acompañada de mi terapeuta, bajé y subí del 5to al 4to piso, usándolas  para apoyarme.  Bajar las escaleras por primera vez en mucho tiempo y con la pelvis fracturada fue sumamente difícil y doloroso, pero logré hacerlo.

El ortopedista me ha dicho que no puede predecir con exactitud cuánto tiempo se llevará el proceso de recuperación. Todo dependerá de la cicatrización de las fracturas que tengo en la pelvis y en el sacro. Esto es un poco frustrante, pero no me queda de otra que aguantarme.

Hoy comienza el año escolar, y será  la primera vez que no esté presente. Es una sensación muy extraña, la verdad, saber que hoy es el primer día de trabajo y estar en casa. Extrañaré la alegría que conlleva empezar un nuevo año escolar, y ver las emociones agridulces reflejadas en las caritas de los niños.

Mañana empezaré a estudiar  para mantenerme ocupada y no perder la cordura por estar encerrada.

viernes, 26 de agosto de 2011

"El día que conocí a mi amigo secreto"

Ese día fui a caminar al parque como lo hacía desde que el sol empezaba a calentar los días de primavera. Era la rutina de abril a septiembre. No había nada digno de contar en ello, excepto que ese día lunes se empezó a tejer la historia de la relación con mi amigo secreto. Llegué al parque: estacioné el carro, crucé la calle, pasé los enamorados en los bancos, los viejitos y sus añoranzas, los niños corriendo, y un joven que se había caído de una bicicleta, y se agarraba una rodilla raspada.

Me encaminé hasta la pista de correr. Bajé tres escalones y empecé a trotar. Di un par de vueltas. A la tercera, apareció un hombre que no había visto en todos los años que llevo yendo al parque. Cruzamos la mirada, sonreímos: él siguió conversando con su amigo, y yo seguí caminando. Me acompañaba una sensación recién adquirida: hileras de hormigas giraban en torno al estómago. Era consciente ahora de todo mi cuerpo.

Las vueltas se fueron haciendo más cortas. Me sentía recompensada con su mirada picara, y su sonrisa destellante. Al dar la espalda, su mirada zigzagueante me laceraba el cuerpo. De frente, nuestras miradas se chocaban y la humedad de sus ojos me robaba otra sonrisa. Así empezó todo.

Era julio, y el calor de la tarde hacia estragos en la garganta. Salí de la pista a tomar un poco de agua por la puerta lateral para que él no me viera doblarme a tomar agua. Ante él, quería verme espigada, altiva. Nada que pareciera un cuatro doblada sobre la fuente.Estoy segura que fueron unos pocos minutos los que pasé fuera de la pista. Mi intención era ver aquel hombre una vez más al pasar por donde él conversaba con su amigo.

Era guapo: iba de negro, tenía una barba de unos tres días, y se veía algo rústico. La ropa aún estaba humedecida por el sudor que chorreaba por su cuerpo. Mi imaginación empezó a volar: terminó su rutina, y al salir de la pista, se encontró con un amigo, y se detuvo a conversar. O, tal vez, estaba ahí sólo para alborotarme el pensamiento. No sé qué hacía aquel hombre allí, justo a la hora de ejercitarme, y sin embargo, me agradaba su presencia.

Bebí con avidez y con la rapidez de una mujer que tenía la intención de volver a ver a un hombre que le interesa. Me demoré unos segundos en la fuente, pero cuando me di la vuelta y volví a la pista, él había desparecido. Lo busqué con la mirada por todo el parque. Se había ido sin avisarme, sin iniciar el menor contacto conmigo. No lo podía creer, ¿cómo había podido irse así? Inspeccioné los bancos alrededor, pero el hombre de ropa negra que había perturbado mi mente, y acelerado mi sangre con su humedad, su mirada y su barba rústica ya no estaba. Habían pasado 25 minutos desde que lo conocí, ya lo había perdido. Sin habernos dicho nada. Me había hecho a la idea de que, esa noche, él y yo conversaríamos. Me había equivocado. Sentí la angustia de lo irremediable.

De regreso a casa, revoloteaban en mi mente miles de suposiciones que entraban y salían sin orden alguno, explicándome lo que debí haber hecho: “debiste haberle hablado,” “eres una tonta,” “seguro que volverá mañana.” Es cierto, tal vez, volvería mañana. Una esperanza empezó a gestarse dentro de mí. “Volveré mañana a la misma hora,” “no, iré un poco más temprano, para estar ahí cuando él llegue.” Pero, a ese aire esperanzador, le seguía la angustia de la duda “¿qué tal si no lo volvía a ver?” Y, luego una actitud derrotista me susurraba que lo había perdido para siempre.

Intentaba persuadirme de que sí lo volvería a ver, tanto que se convirtió en una obsesión. Al día siguiente volví al parque, pero no lo encontré. Fui todos los días de ese verano, pero él nunca estaba. Al cuarto día de haber iniciado mi pesquisa, decidí poner un anuncio personal en un portal de Internet que conectaba a las personas en mí situación con el objeto de su deseo. Escribí: “Nos vimos el lunes en el parque de Astoria. Mientras yo caminaba, tú conversabas con un amigo a la entrada de la pista. Me sonreíste y me seguiste con la mirada por un rato. Salí a tomar agua un instante, y cuando regresé, ya habías desaparecido. Si lees este mensaje mándame un correo, me gustaría conversar contigo.”

Unos días después, llegaron dos mensajes, pidiendo más detalles sobre el hombre que buscaba, pero no era ninguno de ellos. Mi primer anuncio personal había fallado. ¿Cómo encontrarlo en una ciudad tan grande y sin saber ni siquiera su nombre? Empecé a desistir de la idea de encontrar el hombre calvo, delgado, sudado, de ropa negra que me había trastornado. Justo entonces, me llegó un correo: “Ese lo que es un buen maricón. ¿Qué hacía el hablando con un amigo donde todos vamos a hacer ejercicio? Detesto los tipos que hacen eso.” No sé por qué lo hice, pero le contesté.

Al principio nos reímos de mi tontería, y hablamos de la posibilidad de que él y yo hubiéramos caminado juntos en la pista sin jamás enterarnos de quiénes éramos. Él me contaba de su vida de casado con dos niños, de su trabajo como contable, y yo de mis soledades, de mis estudios, de mis frustraciones, del desastre en que se había convertido mi vida. A ambos nos agradaba la idea de saber que jamás nos conoceríamos. Éramos dos personas más en una metrópoli de ocho millones, y sin embargo, nos teníamos el uno al otro. Había alguien dispuesto a escucharnos. La conversación y la falta de presión o expectativas nos hicieron sincerarnos sin temor a ser juzgados, ¿qué más daba? Se trataba de dos personas que nunca se conocerían y cuyo único punto de contacto era una computadora.

Así pasaron cinco meses y el hombre del parque era ahora sólo un lejano recuerdo, y el hilo conductor que me llevó a esta anónima amistad. Nos escribíamos, nos contábamos lo que ocurría en nuestras vidas; y sin embargo, ni siquiera sabíamos nuestros nombres. Éramos dos desconocidos y así nos llamábamos: “Querido desconocido” “Qué tal estás desconocida.” Nuestra relación crecía con cada email, y a pesar de la anonimia, éramos buenos amigos, nos teníamos afecto. Era obvio que a pesar de no habernos visto, ni de saber nuestros nombres reales, ni nada que nos identificara, nos íbamos sintiendo más unidos cada día. Yo sabía de los viajes de la familia, de sus asados en casa de amigos, de los problemas escolares del hijo mayor. Sabía también que mi amigo el desconocido estaba pasando por una crisis matrimonial.

Un día me propuso que nos conociéramos. Me negué por temor a entorpecer la relación que teníamos, o lo que es lo mismo no quería que nos complicáramos. Además, me gustaba lo que teníamos: una extraña y desinteresada amistad, surgida de la nada. Después de conversarlo, decidimos que jamás nos conoceríamos. Seríamos amigos cibernéticos para siempre. Imaginaríamos que vivíamos en países lejanos. Ese era el pacto: seríamos amigos para siempre en el mundo virtual.

Tiempo después, hubo un fuego en casa en el que lo perdí todo. Nos evacuaron a un albergue de la ciudad. Mi vida había sido consumida por las llamas. Era difícil aceptar que estaba en aquel albergue, triste, sola, destrozada y llena de incertidumbre. En ese momento de tribulación, pensé en mi amigo secreto. Sentí la necesidad de comunicarme con él. Deseaba su protección en medio de la desolación. Creí que sólo él podía consolarme, porque me había llegado a entender mejor que nadie. Pero, ¿cómo llamarlo? No tenía el número de teléfono, además, teníamos un pacto de anonimato. Sin embargo, estaba segura de que lo necesitaba conmigo en aquel momento. Decidí escribirle un correo. Metí la mano al bolsillo del abrigo, saqué el celular, y empecé a escribirle: “Querido Desconocido, en este momento estoy refugiada temporalmente en el albergue Safe Harizon que está en el 33 Essex Street, New York, New York, 10002. Hubo un fuego terrible en casa. Lo he perdido todo. Estoy aterrada. Necesito verte.” A diferencia de lo que había pensado, no me tembló el pulso al apretar el botón de “enviar.”

Me quité los zapatos, me subí a la cama, junté las piernas y las acerqué a mi pecho, y me convertí en un enorme feto. Estaba expectante, nerviosa. Dos horas más tarde, se encendió la luz roja del celular, y empezó a pestañear. El corazón migró de golpe a la garganta, y me puse de pie de un salto, miré el teléfono, con miedo de averiguar la razón de esa luz  intermitente. Me decidí, abrí el buzón, y ahí estaba la respuesta de mi amigo secreto. Sólo alcancé a leer: “Ya estoy aquí. Voy caminando hacia ti.”

El toque en la puerta de la habitación me impidió pensar en una respuesta.

jueves, 25 de agosto de 2011

¡Qué largos son los días!

¡Qué inútiles pasan estos días de inercia! Extraño, caminar, saltar, bajar por las escaleras, ducharme de pie, treparme en las máquinas del gimnanio. Extraño el movimiento. Echo de menos la tensión que se forja entre el deseo y el deber, por ejemplo, el quererme quedar en la cama pero tener que levantarme.¿Qué de bueno hay en quedarse en la cama cuando uno no tiene que levantarse? No hay placer en hacer lo que podemos hacer, pareciera que necesitemos esa dimensión de imposibilidad para disfrutar más las cosas.

A pesar de que mis movimientos son bastantes limitados, he experimentado mejoría. Ya no estoy confinada a una silla de ruedas todo el día, puedo caminar un poco apoyada por un andador. Las terapias han fortalecido mis músculos aunque las fracturas siguen sin cicatrizar -el pronóstico de los médicos es que la recuperación se llevará de cuatro a seis meses. Ojalá que no pierda la cordura en el proceso, pues trabajo desde los diecisiete años y no sé estar en casa. Ya veremos que tal me va.

¿Cómo paso el tiempo? Recibo visitas de amigos y familiares, hablo por teléfono, veo películas, paso horas muertas en Twitter siguiendo lo que ocurre en el mundo, desde la guerra de Libia a las manifestaciones de los estudiantes chilenos, y otros temas de interés, y por supuesto que leo mucho.

Estas primeras semanas de recuperación me he propuesto darme tiempo para mejorar y hacer lo que quiero. El próximo mes cuando el dolor disminuya un poco más, volveré a estudiar para prepararme para el examen que debí tomar en agosto. Afortunadamente el impacto del accidente sólo me afecto los huesos y no las neuronas :).

viernes, 19 de agosto de 2011

Lamento matutino

Hoy quiero estar con mi tristeza a solas, quiero sentirla, exprimirla, hasta que ella se deje. No quiero consuelos, ni palabras vacías ni frases hechas.

Esta tristeza es lo más cierto que hoy siento y tiene todo mi permiso para anidarse en lo más profundo de mi alma, para ser, para surgir y estallar...

No me consuelen, hoy quiero abandonarme a sus brazos y llorar por todos los que me han dejado una cicatriz en el alma: aquél hombre que me engañó, que me mintió, que no tuvo valor para decirme que había otra persona, y simplemente me ofreció su silencio cobarde; el otro que no tuvo tiempo para mí, que su lugar estaba en todas partes menos conmigo, porque el trabajo era lo más importante; o el otro de quien me separaba una distancia insalvable a pesar de estar a unos escasos pasos y todos aquellos que me han malquerido...

Pero ¿es acaso cierto que lloro por ellos? No, no es cierto... Es por mí por quien lloro... Es que mi soledad hoy me estorba, me araña el alma con sus garras. Lloro por mis sueños deshechos, por mis frustraciones, por aquel examen que hoy debí presentar y por la propuesta de tesis que tendrá que esperar quien sabe cuánto. Sufro porque, por primera vez en trece años, no asistiré al primer día de clases con mis ilusiones revoloteando en el estómago, y porque será un septiembre poco septiembre. Extrañaré a mis estudiantes, sus dulces sonrisas y sus miradas amorosa...

Hoy estoy con mi tristeza, eso sí, sólo por hoy quiero abrazarme a su cuerpo, y verme en sus ojos abismales a cuyo fondo me arrojo sin miedo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Filosofía de vida

A todos nos enseñan pautas esenciales durante el proceso de sociabilización que nos permite funcionar en sociedad. Y de algún modo, este proceso se basa en la subyugación del "yo" individual a favor de la creación de un ente social funcional. Esta castración del  ser puede crear conflictos entre lo que somos y lo que debemos ser.

En lo personal, me parece saludable cuestionar lo que nos han enseñado, poner un poco de distancia entre esa carga cultural y social  y escuchar la voz de nuestro subyugado ser interior.

Al hacer este ejercicio uno puede sentirse un tanto vacío, dudoso y angustiado, pero tras la confusión empieza el proceso de búsqueda que en su momento nos llevará a encontrar nuestro centro. Es el principio del crecimiento interior que nos lleva a ser mejores seres humanos, a desarrollar una filosofía de vida auténtica en la que exista la armonía entre quienes somos y lo que creemos.

domingo, 14 de agosto de 2011

To Kill a Mockingbird por Harper Lee

Acabo de leer To Kill a Mockingbird de Harper Lee y me fascinó. Es una narración circularmente perfecta. Las primeras páginas y las últimas giran sobre el mismo asunto: cómo Jem, el hermano de trece años de la narradora, Scout de ocho, recuerda la noche en que Jem se fracturó el brazo izquierdo.

El resto de la novela es la secuencia de eventos que llevó a ese momento, desde la perspectiva de una niña,  en una Alabama segregada, durante un período de tres años. Harper Lee logra mantener la perspectiva de la niña Scout, sin embargo, es claro que narra los hechos años más tarde. Por eso, hay una dualidad entre como veía los hecho entonces, y como los ve ahora. Sin embargo, es el lector que debe seguir las pautas de la escritora para entenderlo.

El asunto central de la novela gira entorno a la reacción de un pueblo sureño a la acusación de violación de una mujer blanca por un hombre negro. En el centro de la trama está la familia de la narradora: su padre, Atticus Finch, es el abogado del acusado y el pueblo no le perdona el prestarse a defender un hombre negro. A través de la crianza que le da Atticus a los niños, y todas sus acciones, vemos un hombre justo, equilibrado, de mente abierta, atípico del soñoliento puedo en donde viven.

Los niños son ávidos lectores, tienen libertad de jugar en campo abierto y disfrutan de una excelente comunicación con su padre. Jem y Scout son huérfanos de madre, por eso han sido criado por Atticus y su criada Calpurnia.

Es sumamente interesante la conducta de Atticus hacia Scout. No la trata como el pueblo y su hermana Alexandra esperan que lo haga: Scout tiene liberta de montear con su hermano Jem, de usar pantalones, y de jugar con los mismos juegos que su hermano. Scout no es femenina en lo absoluto, detesta el rosa y los vestidos, y basándose en su observación de las mujeres del barrio ha declarado que no hay cosa peor, ni más aburrida que ser mujer.

La lectura, la libertad de explorar que les da su padre, y el encuentro casual con Dill contribuyen a las fantasías infantiles de Jem y Scout. Por ejemplo, los niños imaginan toda una historia de misterio y terror de lo que ocurre en la casa de los Redley. Una casa que está siempre cerrada y donde vive un hombre, Boo Radley, que nunca sale.Al final del libro, la salida de Boo Radley y su buen comportamiento tienen que ver con la pérdida de la inocencia de la narradora. Ella se da cuenta de que él no es el monstruo que ellos habían imaginado, haciéndola entender su propio prejuicio.

Harper Lee es una talentosa narradora, su historia nos hace llorar, nos hace reír, nos llena de rabia, de impotencia ante las injusticias del sistema judicial de un sur segregado. Es una novela que muestra la complejidad del prejuicio, del racismo, del momento histórico en que tienen lugar los hechos (1933-1935).  Por un lado,  hay una mayoría racista que quiere mantener el statuo quo, pero también existe una pequeña minoría que empieza a catapultar el cambio de actitud. En la novela la mayoría gana, sin embargo, es obvio que la minoría, a pesar de perder, deja sus marcas, y ha puesto en movimiento las ruedas del cambio.

Hechos interesantes acerca de Harper Lee:
  • To Kill a Mockingbird es el único libro publicado de Harper Lee. Su fama recae exclusivamente en esta novela. La novela se considera un clásico, ha sido traducida a más de cuarenta idiomas, recibió el Pulitzer y es una de las mejores novelas estadounidenses. 
  • Harper Lee escribió la novela sin esperar mayor éxito, y gracias a la donación de unos amigos que le regalaron el monto total de su salario anual como empleada en una aerolínea para que se dedicara a escribir, a ver con qué se le ocurría escribir.
  • El personaje Dill, está inspirado en Truman Capote, amigo de infancia de la escritora.
  • Harper Lee creció en una familia que creyó en la segregación hasta 1950 cuando cambió de opinión. 

martes, 9 de agosto de 2011

Camille Claudel

Camille Claudel fue una escultora francesa (1864-1943), poseedora de un talento innato y un extraordinario genio creador. Su talento iba acompañado de una personalidad apasionada por la creación artística, de gran inteligencia, fortaleza e independencia, vetado a las mujeres en su momento histórico.

La vida de Camille Claudel cambió en el momento en que conoció a Auguste Rodin: se convirtió en su aprendiz, ayudante, musa y amante. Rodin reconoció en ella gran talento, llegando al punto de sentir celos de su genio.

Debido a su asociación con Rodin, y por ser mujer, la obra de Claudel fue vista como mera copia de la de éste; sin embargo, con el paso del tiempo la percepción ha cambiado, y ésta ha ido recuperando el lugar que le pertenece. Los expertos han reivindicado su valor artístico y han establecido, que a diferencia de lo creído, Claudel influyó la obra de Rodin.

Claudel y Rodin tuvieron una relación amorosa 'clandestina' por un período de diez años. Esta relación y su inevitable separación dejaron a Camille Claudel en un estado mental muy frágil del que con la debida atención y cuidados tal vez, se habría recuperado. Sin embargo, la familia influida por su hermano Paul, la recluyó en una cadena de sanatorios mentales por un período de cuarenta años. Varios sanatorios dictaminaron que Camille Claudel no estaba loca, sin embargo, la familia nunca hizo caso. Camille Claudel murió en un sanatorio, abandonada por su familia y fue enterrada en una fosa común porque ésta no reclamó sus restos.

Camille Claudel esculpía con el corazón, más que con sus manos, por eso, gran parte de su obra es autobiográfica y retrata su tormentosa experiencia amorosa con Auguste Rodin. Sus esculturas proyectan un profundo lirismo y gran dramatismo. Por ejemplo, L'Age mûr es una de las obras más importantes de Camille Claudel, ésta capta el momento de la catastrófica ruptura entre Auguste Rodin y Camille Claudel.

Al observar L'Age mûr uno puede experimentar el sentimiento de abandono que siente la otra mujer (Camille Claudel), la mezcla de emociones del hombre que se aleja para siempre (Rodin), y el poder y triunfo de la mujer que se impone (Rosa Beuret). Esta escultura no nos deja indiferentes, nos araña el alma por la tragedia y la humanidad de la escena representada, especialmente en la figura de la mujer abandonada.

Es una lástima que Camille Claudel haya destruido la gran mayoría de sus creaciones durante una crisis emocional; únicamente sobrevivieron unas noventas piezas que dan testimonio de su talento, de su gran capacidad para la creación artística y su cosmovisión y de su trágica existencia.

Por recomendación de  Fernando, vi la película Camille Claudel. La película presenta un excelente retrato de Camille Claudel: de la mujer y la artista. Es un filme excelente, bien documentado, excelentemente dirigido, y actuado. Si esta entrada despertó tu interés en esta gran artista, el filme es un buen lugar para empezar a conocerla.

Fuentes:
Wikipedia 
Some Beautiful (If Tortured) Works of Camille Claudel
Camille Claudel: a Passionate and Vibrant Artist
Intellectuality and Sexuality: Camille Claudel, The Fin de Siecle Sculptures

sábado, 6 de agosto de 2011

Haciendo vida en una silla de ruedas

Siempre he pensado que el secreto de vivir es no detenerse nunca y no hacer el papel de víctima.  La vida es un largo viaje en cuyo trayectos hay tramos más placenteros que otros, pero no por ello más importantes. La vida es el conjunto de todos esos tramos que componen el camino, y nuestra reacción a los desafíos que en ellos nos aguardan.

Soy una mujer fuerte y luchadora. No me rindo aunque en más de una vez me he caído. He vivido tantas experiencias dolorosas que he desarrollado cierta resistencia y estrategias para lidiar con las adversidades. Nunca me pregunto por qué algo me ocurrió a mí, lo entiendo como el resultado de causalidad o casualidad. Jamás me he permito sentir auto compasión, ni caigo en el círculo vicio de las culpas. Suelo extender la mirada más allá del presente y soñar con un mañana mejor en el que saldré fortalecida por lo vivido, y en el que las circunstancias actuales sean sólo un recuerdo.

El que tenga una actitud positiva ante la adversidad no significa que me sea fácil lo que vivo en este momento. Me cuesta estar atada a una silla  por ser yo una persona tan activa, pero sé que no no puedo hacer nada para cambiar la realidad. ¿Qué hacer entonces? Lo único posible: enfrentarlo, seguir adelante y hacer lo mejor que pueda con los recursos que tengo disponible.

Mi mayor dificultad estos días es el intenso dolor que padezco, por razones obvias, pero también porque limita mi habilidad para hacer lo que haría en un día normal. Por ejemplo, si no tuviera dolor, podría tomar un taxi con la ayuda de mi mamá e ir al médico, pero en mi condición no es posible.

Ayer tarde pasé dos horas haciendo llamadas intentando a ver cómo voy a llegar a las citas médicas en unas dos semanas. Lo primero que hice fue pedir una solicitud para el programa Access-A-Ride de la MTA. La empleada me dijo que el proceso se lleva unas cinco semanas y una evaluación para comprobar mi condición médica. El problema es que debo ir al hospital en dos semanas. Ese servicio lo utilizaré, me imagino el próximo mes, pero por ahora tengo que encontrar otra solución.

Existen compañías privadas en la Ciudad de Nueva York que transportan a los discapacitados. He llamado a varias y el precio del servicio varía de cien a trescientos dolares por un viaje de ida y vuelta, de mi casa al Bellevue -cualquiera pensaría que estaría alquilando una limusina :P.  No me queda claro a qué se debe la diferencia en precio si todas ofrecen el mismo servicio y desde la misma dirección.

El estar en una silla de ruedas ha sido todo un aprendizaje para mí. Si antes sentía empatía por los discapacitados, ahora, con conocimiento de causa, ésta es mucho mayor. Por lo pronto, sigo viviendo mi día a día aprendiendo a navegar por la vida con mi nuevas ruedas.

viernes, 5 de agosto de 2011

¿Laicismo radical?

 La religión es algo que yo rechazo, es algo que no me interesa, y que no quiero en mí vida. Mi caso es tan crónicamente anticlerical que una vez consideré formar parte de una campaña que buscaba restarle feligreses a El Vaticano. Más de una vez he considerado la apostasía seriamente, y aún no la descarto. Si no lo he hecho es por no herir a mi madre quien es una devota católica.

Y sin embargo, defiendo el derecho de los demás a creer y practicar su religión como mejor les plazca,  pero no logro compartir su entusiasmo. Sé que hay seres cuya existencia está basada totalmente en un sistema de fe religiosa, y que no entienden el mundo de ningún otro modo. Para ellos, la existencia sin Dios no tiene sentido. Esa es su decisión, y están en todo su derecho que yo respeto, pero no comparto.

Vivo una vida secular plena. No me siento vacía, no me hace falta llenar mi vida de historias ficticias que trafican con la ilusión del más allá. No creo en la creación del universo, no creo en el paraíso, no creo en el infierno, no creo que exista un plan divino, y vivo tranquila con la idea de que no soy más importante que las aves ni los árboles, de que soy parte del universo y de que algún día volveré a él sin pompas ni glorias.

Mi desaparición del mundo no me angustia, ¿por qué habría de preocuparme no estar en la tierra cuando sólo he existido por unos treinta y tantos años? El universo está por encima de mí, yo soy una criatura insignificante ante él, y seguirá existiendo conmigo o sin mí. No tengo miedo de desaparecer algún día, no me importa lo que me ocurrirá entonces, ¿acaso me he preocupado de mi 'estado' prenatal? 

Lo que si me preocupa es hacer de este planeta un mejor lugar mientras esté aquí. Tengo un conjunto de valores seculares y éticos bajo cuyos preceptos vivo, y hago todo lo posible por hacer el bien y a ayudar a mis semejantes. Sin embargo, no lo hago porque con ello espere que Dios me acepte en su paraíso. No quiero pago, lo hago porque es lo correcto, porque es lo que hay que hacer, y no como un mezquino abono a la salvación de mi alma.

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domingo, 31 de julio de 2011

El accidente que me mandó al hospital

Llevaba treinta y nueve días sin publicar nada en el blog. Me moría por escribir, pero no tenía ni laptop ni Internet en el hospital donde pasé veinte dos días recuperándome de un aparatoso accidente automovilístico.

El accidente interrumpió todos mis planes de verano. Los días anteriores los había pasado preparándome para el último examen antes de la disertación doctoral. Además, estaba trabajando en el prólogo a un libro de poesía que me habían pedido, y había empezado una clase de francés. Estaba muy ilusionada y llena de planes.

El día del accidente, el ocho de julio, me levanté temprano. Estudié un par de horas,  lavé una máquina de ropa e hice otros pendientes. Esa mañana había recibido la llamada de un amigo a quien no veía desde hacía dos semanas porque estaba de viaje. Me invitó a comer y acepté. Me recogió a las dos de la tarde. Fuimos a un restaurante en Brooklyn.

Salimos del restaurante a las cuatro de la tarde al tiempo que empezaba una llovizna. Yo debía regresar a mis estudios, y él tenía que ir a visitar a un paciente a quien días antes le  habían puesto una válvula en el corazón.

Hasta entonces, todo era perfecto. Antes de regresar a nuestras obligaciones, decidimos pasar por un lugar que quedaba a orillas del río, pues aún teníamos algo de tiempo. Tenía bonita vista, y sería agradable, me dijo. Estuve de acuerdo.

Entre conversaciones y risas, doblamos unas cuantas calles, y terminamos en Flatbush Avenue e hicimos  una derecha. Eran ya las 4:17 de la tarde. Un poco más adelante, hizo una izquierda, vi un carro que se aproximaba extremadamente rápido, y supe que nos impactaría. Todo pasó tan rápido que no llegué a racionalizarlo ni a sentir miedo.

El impacto fue estruendoso, me dicen que el carro dio varias vueltas sobre sí hasta terminar estrellándose contra un poste. Según el policía, el segundo impacto fue a unas cuantas pulgadas del tanque de gasolina. En ese instante  no veía nada estaba cubierta  por las bolsas de aire.

El dolor no se hizo esperar. El primer síntoma fue la falta de aire. Sentía que me asfixiaba, no sabía exactamente bien por qué. Creí que me asfixiaría y tuve mucho miedo -los estudios médicos indicarían que el pulmón sufrió un poco con el impacto, y entonces entendí la falta de aire. También, me dolían las piernas muchísimo y no podía moverlas. Estaba sangrando pero no sabía de dónde. Mi compañero me daba ánimo y me decían que vendrían a ayudarnos pronto, y así fue.

El accidente ocurrió cerca de una estación de bomberos y un cuartel de la policía, según me dijeron. En unos minutos estuve rodeada de gente tratando de ayudarme.  Había vuelto a respirar normalmente, y ya no tenía miedo. Ni siquiera estaba preocupada, una de esas cosas extrañas de las que somos capaces y que descubrimos en momentos de crisis.

Un socorrista se me acercó, me colocó un collar ortopédico, y me sostuvo por veinte minutos, el tiempo que se llevó rescatarme de los escombros del carro. El carro estaba tan dañado por el lado del pasajero que tuvieron que sacarme por el asiento del chófer.

Al levantarme sentí aún mucho más dolor en la cadera y las piernas. Me pusieron en la camilla, me subieron a la ambulancia. El socorrista que había estado conmigo todo el tiempo dictaminó que me llevarían al Hospital Bellevue por ser el mejor centro de la Ciudad para lidiar con fracturas y traumas por accidente -eso me dijo.

Ya en la ambulancia y al comprender que mis lesiones habían sido mayormente en lo que yo creía era la columna y las piernas, le pregunté angustiada al socorrista sí volvería a caminar. Me pidió que moviera los dedos de los pies, y lo pude hacer; entonces me dijo que no podía asegurarme nada sin antes saber que tipo de lesiones tenía, pero que pudiera mover los dedos de los pies y pudiera sentir sus manos tocándome las piernas eran excelentes señales. Creo que  el gesto de dolor que se había plasmado en mi rostro se ensanchó en una sonrisa.

miércoles, 22 de junio de 2011

'Mi padre es un donante de esperma'

El día del padre leí un artículo en el New York Times que me dejó pensando profundamente sobre las complicaciones que nos hemos buscado al expandir el horizonte de lo que hoy se considera una familia. La familia no es ya, exclusivamente, ese núcleo formado por un hombre, una mujer y los hijos.  El panorama se ha tornado más fluido y mucho mas dinámico.

El artículo lo escribió un joven de 18 años que desconoce quién es su padre biológico. En realidad, eso no es novedad, porque existen miles de hijos que desconocen esta información. El caso me llamó la atención porque la ausencia de la figura paterna se debe a que él es producto de una inseminación artificial y la madre simplemente no sabe quien fue el donante. Ése era el procedimiento que se seguía en 1992 en la clínica en la que fue inseminada.

El joven no juzga a su madre por haber decidido tenerlo en esas circunstancias, pero expresa su deseo de saber quién es su padre biológico y si tiene hermanos.  La madre sólo recuerda que el donante era estudiante de medicina de la Universidad de Carolina del Norte y que sus padres eran europeos. Los datos con los que cuenta este joven son mínimos, y al contactar la clínica donde se hizo la inseminación le dijeron que no mantienen las señas particulares de los donantes.

Muchos se preguntan ¿por qué elegir a un donante anónimo? Me imagino que por varias razones, siendo una de ella que es lo más práctico. Las personas involucradas consiguen lo que quieren, sin pensar en las consecuencias para el niño. Además, un donante no tiene intenciones de ser padre, para él es sólo una oportunidad de ganar dinero, o tal vez, de ayudar a una mujer que quisiera ser madre. La mujer tampoco va buscando un padre para su hijo, sino un donante de esperma, pues nadie va a una clínica de fertilidad con esa intención.

Es mejor no especular sobre las razones, porque cada caso es distinto y cada persona tiene sus propios motivos. Sin embargo, se puede concluir que el anonimato es lo menos complicado en tal procedimiento. Pero, ¿qué pasa con aquellos que sienten una necesidad innata de saber de dónde vienen? ¿No causa cierta angustia existencial el haber salido de la nada? ¿Cómo enfrentar a un niño que con todo derecho exige saber quien es su padre o madre?

No es mi intención juzgar a nadie, porque entiendo que existen razones, por las que tanto hombre como mujer recurren a estos métodos para ser padres. Eso no lo cuestiono en lo absoluto. Pero, también creo que toda persona tiene derecho a saber que óvulo o espermatozoide puso su trayectoria en este planeta en movimiento.

No estoy en contra de la inseminación artificial, ni de la donación de óvulo y esperma. Sin embargo, creo que todo aquel que inicie este procedimiento -padres y donantes-, debería considerar establecer una cápsula de tiempo para ser abierta a futuro, si el hijo llegara a nacer y así lo quisiera. Hay razones de sobra para saber de dónde procedemos. No sólo se trata de razones emocionales, sino también del historial médico de la familia biológica y la posibilidad de ofrecer tratamiento médico preventivo a un criatura que salió de la nada. 

martes, 21 de junio de 2011

Las albinas que me heredó mi padre

Me gusta teñirme el  pelo. Siempre lo he hecho por vanidad... pero ahora, es distinto. El teñirme ha cobrado un sentido de urgencia que no existía cuando tenía veintitantos. Los treinta han empezado a abrirse paso con un ímpetu, hasta hace poco, desconocido. Su primera víctima: mis rizos de chocolate. Las canas han empezado a reclamar el cuero cabelludo para sí, ante mi mirada impotente.

El otro día hablaba con mi madre de mi batalla con las canas, y me recordaba ella que las he tenido siempre. Eso es cierto,  pero las de antes eran escasas y discretas: se asentaban en la parte de atrás de la cabeza. Las que me asaltan ahora, son mucho más emprendedoras: se han establecido justo sobre la frente, dándole un nuevo marco a mi cara.

¿Por qué no pude heredar a mi madre con su cabellera azabache hasta los cincuenta y tantos? ¿o a mi abuelo materno, que murió sin una sola cana?... ¡No! A mí me tocaron los genes de de mi padre, que además de calvo, antes de los treinta ya vestía canas en sus ralos cabellos.

lunes, 20 de junio de 2011

Un corazón sin latidos

En los últimos años hemos tenido que acostumbrarnos a desaprender cosas que habíamos dado por ciertas.  Se me ocurre ahora el hecho de que Plutón no es ya un planeta. ¡Supongo que se imaginan el trauma que sufrí al descubrir que perdíamos un planeta, y que mi aprendizaje de la primaria se tornaba aún más inútil! ja, ja, ja. Y como si tamaña decepción no hubiera sido suficiente, ahora me dicen que los latidos no son imprescindibles para que el corazón funcione.

Todo empezó cuando dos profesores universitarios recibieron 2.8 millones para crear un corazón artificial más eficiente y duradero que el modelo actual. Estos se decidieron por un modelo que  bombea la sangre a través de dos válvulas paralelas, cuya única función es mantener la sangre en constantemente movimiento, y sin que para ello le haga falta el latido rítmico. Es decir, usa un mecanismo mucho más sencillo que el modelo actual.

Yo me preguntaba al leer esta historia ¿cómo afectaría a un ser humano un corazón que no late?  Todo parece que es una cuestión más de forma que de fondo. Por ejemplo, la persona que lo reciba no tendrá pulso y si se hiciera un electrocardiograma, todo cuando arrojaría el examen sería una linea recta como si la persona estuviera muerta. Sin embargo, se ha comprobado que una persona puede vivir con un corazón artificial sin latidos. El corazón humano late para abastecer de nutrientes sus tejidos entre latidos, y como el artificial carece de tejidos, puede prescindir del movimiento rítmico.

Los doctores trasplantaron el nuevo corazón artificial a Craig Lewis, un paciente a quien le quedaban unas doce horas de vida. Lewis sobrevivió la operación, y logró vivir durante todo un mes. La causa de la muerte de Lewis no tuvo que ver con el procedimiento en sí, sino con que la enfermedad que padecía atacó otros órganos.

El novedoso corazón sin latidos es una gran promesa para los que precisan de un trasplante, ya que promete un mejor funcionamiento, y menos complicaciones una vez esté instalado. Esto es una excelente noticia, pero también debo decir que no me agrada la idea de un corazón sin latidos.  Es difícil aceptar que un ser humano vivo no tenga pulso, o que al descansar sobre el pecho del ser amado no se escuche el tan familiar, e intermitente sonido que hemos aprendido a asociar con vida. 

domingo, 19 de junio de 2011

Las sauditas al volante

Manejar es para mí, no sólo una necesidad, sino un placer. Pensar que un gobierno pudiera dictaminar que no puedo hacerlo, simplemente  por ser mujer, sería inconcebible. Sin embargo, existen aún países cuyas leyes prohíben que las mujeres conduzcan. Ese es el caso de Arabia Saudita.

Sin duda es una ley injusta, discriminatoria y retrógrada, digna de un país ultra conservador y totalmente dominado por hombres, como Arabia Saudita. Pero, a pesar del cerco impuesto por el gobierno, las mujeres han empezado a desafiar la ley, tal vez, motivadas por la ola de protestas que sacude el mundo árabe.

El pasado mayo Mana al-Sherif  salió en su carro por las calles, filmó un vídeo en el acto y lo subió a Youtube. Tras la difusión del vídeo, Manal al-Sherif fue sacada de su casa a las dos de la madrugada y encarcelada.  El arresto de esta mujer, atrajo la atención de miles personas en las redes sociales y en los medios tradicionales, que inmediatamente amplificaron su mensaje.

El arresto de Manal al-Sherif  fue el detonante que inició la campaña Women2Drive, que se pautó para el viernes 17 de junio. Esta campaña les pedía a las mujeres que salieran a las calles, y condujeran en un acto de desobediencia civil, que podía mandarlas a la cárcel. Por suerte, ninguna mujer fue arrestada durante la protesta, aunque algunas fueron multadas.

Las sauditas ya han dado el primer paso en la batalla por la igualdad. Ojalá que continúen la lucha y pronto sean ellas las que decidan si quieren o no conducir sus carros, y no unos hombres que mentalmente aún no salen de la Edad Media.

sábado, 18 de junio de 2011

Un pensamiento al azar

Para mí este blog siempre ha sido una diversión y una válvula de escape. Por esa razón nunca me he decidido a escribir sobre un tema específico. La idea me atrae, pero no ha logrado seducirme. Leo varios blogs temáticos y me encantan, pero para mí, quiero este caos que me permite poner un poquito de orden a mis pensamientos, sin forzarlos, simplemente dejándolos ser y desfilar por este espacio como quieren. Tal vez, por eso, bloguear para mí no supone ningún esfuerzo.

Hace más de cinco años que escribo este blog, y no tengo intención de dejar de hacerlo. He escrito de todo un poco, y así  me gusta. Si tuviera que guardarme todo lo que pienso y se me ocurre, tal vez, estuviera aún menos cuerda. Gracias por leerme, por soportarme todos estos años y por brindarme su amistad, ya sea en el mundo virtual o en el real.  Les agradezco profundamente que pasen por mi planeta, y que de vez en cuando, se detengan a conversar conmigo. 

miércoles, 15 de junio de 2011

Antojitos

Ha sido una semana de serios antojos. ¿Soy yo la única mujer que siente antojos durante el ciclo premenstrual? Hace unos días sentí unas ganas enorme de comerme una carne asada al estilo argentino/uruguayo y complementarlas con un par de coronas frías, en un vaso muy frío con sal al borde y mucho limón. Por suerte vivo en una área que representa la gastronomía global, y por lo tanto, el asunto se resolvió satisfactoriamente.

A la hora de comer, Se me antojo una hamburguesa, con tocino, papas fritas y mucha mayonesa.  Hasta aquí los antojos. Si yo comiera de esta manera rodaría por el suelo al menor empujón. ¡Qué desastre! ¿Adónde se fueron mis ganas de comer saludable?

martes, 14 de junio de 2011

Noticia de último minuto: Hitler Is Dead

Anoche soñé que estaba en República Dominicana en casa de unas personas que conozco desde la infancia. El señor de la casa había muerto, y había ido a visitar a la familia. De súbito, la casa se vino abajo sin razón aparente; y entonces hice un gran descubrimiento: Hitler estaba en el sótano de la casa y había muerto en el derrumbe.

Se apoderaron de mí unas ganas locas de informar al mundo de tan increíble acontecimiento. De inmediato, saqué el teléfono celular para enviar un tuit. Era información privilegiada. El tuit se leería "Hitler is dead." En mi delirio, sabía la importancia de tal noticia. Me sentía muy nerviosa por ser la elegida para decirle al mundo que tamaña basura había muerto. ¡Qué primicia! ja ja ja.

Intenté mandar el tuit mil veces, pero no logré dar la gran noticia: la ballena estaba a toda capacidad. Por suerte, me desperté antes de lograr hacer el ridículo con un tuit con 66 años de años de atraso. Ja ja ja.Me alarmé un poco, por que no era la primera vez, que tuiteaba en mis sueños, parece que la enfermedad está más avanzada de lo que creí inicialmente. :P

viernes, 10 de junio de 2011

Espejo

No sé bien como empecé a llorar al leer  ese post que encontré por accidente. No era un texto deprimente en absoluto. Era hermoso, punzante. Se abrió paso hacia mi alma, y su acero me crispó los huesos.  Se me desvanecieron las rodillas, y mi corazón cayó al suelo.

Ese texto aunque no lo escribí yo, ni su autor sabe que existo, era yo. Llevaba mi sangre, mis lágrimas, mi soledad en cada palabra...

Sin saberlo, su autor me puso un espeso ante los ojos. Y entonces, empecé a llorar.

viernes, 3 de junio de 2011

¿Se legalizará la eutanasia activa?

Murió el Dr. Jack Kevorkian. Su muerte me ha dejado reflexionando sobre la eutanasia, su papel en el destino final de cientos de pacientes con enfermedades terminales y sobre el nuestro como sociedad. Me han surgido varias preguntas:
  • ¿Cómo juzgará la historia al doctor de la muerte? ¿cómo un criminal o como un pionero en la carrera por minimizar el dolor de los pacientes con enfermedades terminales?
  •  ¿Qué aceptará como ético el hombre en unos cincuenta años?
  • ¿Cómo habrán evolucionado las conciencias en cuanto a que un médico, con la autorización de un paciente en la antesala de la muerte, le suministre una inyección letal?
  • ¿Seguirá siendo "ético" la pena de muerte, mediante la cual un ser humano es asesinado por el Estado  por ser considero indigna de la vida? 
  • ¿Seguirá esa misma sociedad que mata por venganza, negando el pedido de un enfermo terminal  de acelerar una muerte cercana e inevitable ? 
  • ¿Llegará nuestra sociedad a la conclusión de que la pena de muerte es un asesinato a sangre fría y la eutanasia activa una especie de suicidio? ¿Seguirá la sociedad dictando que un criminal muera al tiempo que impide a un enfermo cercano a la muerte terminar su vida?
Quisiera pensar que la historia reivindicará al Dr. Jack Kevorkian  y que en un futuro seremos más coherentes. Si el argumento del Estado es que la eutanasia es ilegal porque conlleva la pérdida de una vida, también la pena de muerte debería ser prohibida.

Estoy a favor de la legalización de la eutanasia activa en los Estados Unidos. Para mí, la eutanasia no supone un problema moral, porque la moral es una cuestión intrínsica, que varía de individuo a individuo. Estoy de acuerdo con la declaración de Kant, "La moral no es un reflejo de unos valores existentes fuera del sujeto. Esa moral no está en dios, ni en la causa primera o sustancia universal. La moral es un acto que surge de la conciencia individual del ser humano." Por ello, si un paciente con una enfermedad terminal y su doctor están de acuerdo, y se sigue el protocolo establecido por la ley, la eutanasia es ética.

En el caso de la eutanasia, sería mejor hablar de ética antes que de moral. La ética es el proceso por el que determinados que es aceptable en una sociedad. Es una reflexión sobre lo que permitimos o prohibimos como sociedad. El debate debería ser ¿queremos o no practicar la eutanasia como sociedad? ¿Qué es más ético obligar a un ser humano a sufrir innecesariamente o dejarle la opción de liberarse de dicha carga si su conciencia se lo permite?

La moral es el conjunto de principios bajo los cuales guiamos nuestra vida. Es nuestra brújula interna. Por ello, habrá gente que considera la eutanasia inmoral, pero no por eso debe ser ilegal. Un individuo desahuciado y su médico -cuyos principios lo permitan- deben tener la opción de acelerar una muerte cercana bajo el amparo de la ley. Hoy por hoy, el Estado permite miles de acciones, por considerarlas éticas, que según mis principios son mucho más inmorales que la eutanasia. 

jueves, 2 de junio de 2011

Despedida

Vi tu mirada aquella mañana de pie tras el cristal
contemplabas un futuro de ausencia y silencio.
¡Cuánto dijiste sin emitir palabras!
Fui yo que no supe leer tu silencio;
Supongo, era tarde para entenderlo:
tus palabras se habían anclado en mí.

¿Cómo podía descifrar tu silencio entonces?
Si fue tu voz, antes que veneno, sustento del alma mía
tus palabras siempre conquistaban tu ausencia:
eran hiedra enredadas en mis oídos,
se balanceaban y acudían a mí, melancólicas;
¡Qué importaba tu ausencia y tu silencio! 
A mí me quedaban tus palabras, y me bastaba.

sábado, 21 de mayo de 2011

Una forma útil de combatir el odio

El señor Fred Phelps es tristemente celebre por haberse dedicado a promover el odio desde sus principios cristianos. Este señor y  la Westboro Baptist Church han organizado protestas en contra de todos los que consideran una amenaza a su fe religiosa: homosexuales, judíos, luteranos, católicos, entre otros.

La última actividad que había planeado este grupo de odio, no salió precisamente como ellos habrían querido. Tenían previsto protestar la presentación de la comediante Lisa Lampanelli, pero al ésta enterarse de la noticia, informó que donaría mil dolares por cada manifestante que se sumara a la protesta.

La iglesia logró reunir a cuarenta y cuatro bondadosas almas para  la protesta, por lo tanto, ahora  Lisa Limpaelli donará cuarenta y cuatro mil dolares a una organización de apoyo a los homosexuales.

Esta jugada fue simplemente brillante. ¡Bravo Lisa!

domingo, 15 de mayo de 2011

Reality check!

Dejé de ir al gimnasio hace unos meses porque me harte de tener que ir en carro. Me quedaba lejos de la casa, y casi siempre la pereza me ganaba. Sin embargo, este tiempo fuera del gimnasio me ha servido para recordar, y tener que aceptar que los años en los que podía comer lo que quería y no hacer ejercicio han terminado. No hacer ejercicio ya no es una opción si quiero mantener mi cuerpo.

Sin dorar mucho la amarga píldora, hace unos días me inscribí en un estudio de baile, yoga y pilates. Elegí este lugar por varias razones: quería ejercicios en grupo, tienen clases que me interesan y me queda muy cerca de casa. No quería repetir el fiasco del gimnasio anterior. Por ello, debía minimizar las potenciales excusas para no ir, ya que si tenía que agarrar el carro e ir a ejercitarme con maquinas, probablemente me aburriría.

La conclusión a la que llegué al estar alejada del gimnasio es que no puedo darme el lujo de aburrirme y abandonar el programa de ejercicios de nuevo, si no quiero subir de peso. Así que busqué una actividad entretenida y en la que pueda participar con otras personas. Además, tampoco me va mal socializar un poco, y ejercitar mi naturaleza parlanchina.

El experimento está ya en proceso. Mi primera clase fue de Zumba. Me la pasé divino bailando y sudando al son de ritmos latinos. ¿Cuándo fue la última vez que bailé todo una hora sin descanso? La verdad no lo recuerdo. Es probable que haya sido hace ya años.  El estudio de baile estaba repleto de mujeres con una vitalidad increíble y la vibra era muy positiva entre todas las presentes.

La clase duró una hora, y al final salí de allí con una sonrisa de oreja a oreja. No parecía que estaba haciendo ejercicio, sino que estaba en la fiesta a la que hacía siglos no iba. Debo decir que la sensación de felicidad provocada por el  baile, pronto se convirtió en dolor muscular y ahora me duele hasta el apellido.

domingo, 1 de mayo de 2011

Laberinto

Me he perdido en el laberinto; he encontrado miles de monstruos, astutos, grandes, feroces, y los he vencido, pero siempre hay otro mayor que me sale al encuentro.

Me rehúso a detenerme a pesar de que pareciera que ando en círculos y que jamás lograré matar al último minotauro, y escapar .

Sin embargo, de cada enfrentamiento, salgo siempre distinta, renovada y a la vez abatida. En cada uno de ellos, he dejado algo de mí, y he adoptado algo nuevo. Es cierto, ya no soy la misma; soy un ser fragmentado, desdoblado entre dos realidades que me asfixian.

¿Encontraré algún día el hilo de Ariadna que me permita escapar de este interminable laberinto? Hasta hoy, cada hilo que he encontrado, ha sido sólo un espejismo.

Ariadne  and Theseus por Nicolo Bambini

miércoles, 20 de abril de 2011

África en la República Dominicana

He tenido la buena fortuna de ser amante de los libros, y de leer todo lo que puedo. Una de las ventajas de leer es el descubrimiento de cosas que no deberíamos saber. No es un secreto que ellos encontramos todas las preguntas y las respuestas que gente poderosa se afana en ocultar, o distorsionar para su propio beneficio.  La lectura puede ser un exorcismo de los prejuicios que nos inculca la clase gobernante que busca moldear la historia a su gusto para tergiversar la identidad de una nación. Este es el caso de la República Dominicana.  

Estudié en una escuelita rural de la República Dominicana. Recuerdo nuestro libro de texto de historia de quinto curso "Historia de mi Patria."   Era un libro de pergamino suave y amarillo, de poco grosor pero que yo, disfrutaba profundamente. Siempre me ha gustado la historia.  El libro nos contaba de las hazañas de hombres que lucharon por crearse una patria para todos. Aprendíamos sobre los tiempos coloniales, la Independencia Efímera de 1821, la invasión de Haití de 1822, la fundación de la Trinitaria, la Independencia  en 1844, sobre la posterior anexión a España y la guerra de Restauración. Todos estos temas los estudiábamos de nuevo, y a más profundidad en séptimo grado, y ya no me acuerdo más.

En el libro de tercer grado recuerdo ver bastantes imágenes de los taínos en sus chozas, cazando, lavando oro, y por supuesto, de los colonos y criollos que ocupaban la mayor parte de las páginas. Es posible que me equivoque, porque estos son reflexiones desde el presente hacia un pasado lejano, pero los dos únicos hombres mulatos que recuerdo de mis años de estudiantes en mi escuela rural, son Gregorio Luperón y Francisco del Rosario Sánchez. El resto de los próceres eran siempre de características europea. 

En retrospectiva me doy cuenta de que lo que faltaba en todos mis libros de historia era una visión real de los africanos que habían sido traídos a la isla como esclavos. Se hacía mención de ellos, de una forma ligera, y  desde el punto de vista de "mano de obra." Nada más. ¿Cómo era esto posible si en 1560 el 60 por ciento de la población de la isla era negra? Es evidente que éramos una nación mulata. Había evidencia de ello en la música, la comida, y el sincretismo religioso que resultaron de la mezcla de las culturas española y africana, y en menor escala, de la indígena

Vine a los Estados Unidos de adolescente. Terminé la secundaria, y posteriormente, mis estudios universitarios. En la universidad me matriculé en varias clases de historia latinoamericana, y poco a poco me fui dando cuenta de que en mi formación escolar había faltado el aspecto africano de la identidad dominicana. Empecé a aprender sobre la influencia de la cultura africana en mi día a día: en la comida, en la lengua, en la música, en la religión y un día me hice la pregunta, ¿cómo pudo tan gran parte de nuestra identidad ser ignorada?

Descubrí que la élite criolla independentista nunca se deshizo del prejuicio de los colonos.  El cambió fue más de forma que de fondo. Al igual que en Estados Unidos, se trataba de los criollos queriendo dirigir su destino, pero eso no incluía a los millones de esclavos negros. En la vecina nación de Haití, había ocurrido lo opuesto, fueron los esclavos que se levantaron contra de los colonos, instaurando así la primera república negra libre de América. Esto preocupaba a los dueños de esclavo de toda la América Latina y de los Estados Unidos.

La invasión de Haití al lado español de la isla en 1822 -que duró 22 años- vino a aumentar la desconfianza y racismo de los criollos contra todo lo que representara a los invasores haitianos. Haití se convirtió en el terror de La Corona, y de los criollos dueños de esclavos por igual.  La emancipación de los esclavos amenazaba  la estructura colonial. La independencia de Haití ponía a los futuros independentistas dominicanos en una situación incomoda: Haití era libre del yugo colonial, pero a la vez, eso significó el fin de la esclavitud negra. Del lado español de la isla, esas dos ideas eran irreconciliables, por razones obvias. 

La historia siguió su curso y la lucha contra los haitianos terminó en 1844, con el  nacimiento de una nueva nación que se llamaría La República Dominicana. La cual sería anexada a España de nuevo, y posteriormente restaurada el 16 de agosto de 1865. A partir de entonces la lucha ya no sería contra los extranjeros, sino entre caciques dominicanos que se disputaban el control político del país.

En 1916 la nación sufrió la primera intervención militar de los Estados Unidos. Poco tiempo después una oleada de inmigrantes haitianos llegó al país para trabajar en los ingenios azucareros. Tras la intervención  militar, subió al poder Rafael Leonidas Trujillo quien haría todo cuanto podría para borrar las raíces negras del país, y disfrazarlo de un europeismo enfermizo. Esto lo llevó a cometer una masacre de haitianos en 1937 y a   idear la retórica anti-haitianista que aún se escucha hoy en el país. 

El discurso de Trujillo se escucha claro y patente en las calles de la República Dominicana. Hoy por hoy, nadie es negro en la República Dominica, como herencia de Trujillo, los documentos de identidad nos identificaban como "indios," "indio claro," "indio oscuro," y "trigueño."  Para Trujillo había que evitar a todo costo negar el negro que llevamos detrás de la oreja. ¿Y qué mejor forma que abrirle las puertas refugiados extranjeros víctimas de dictaduras o discriminación? Así llegaron al país judíos, asiáticos y españoles que necesitaban un lugar donde vivir, y a la vez, ayudaban a Trujillo en su afán de darle una nueva apariencia a la República Dominicana. Así que, la noble acción del tirano, en el fondo, encerraba una maquiavélica intención: blanquear la población dominicana de sus marcadas raíces africanas. 

Anoche en PBS se presentó el especial dedicado a la República Dominicana y Haiti de Blacks in Latin America. Vale la pena verlo. El próximo episodio será sobre Cuba y México.

lunes, 18 de abril de 2011

La otra muerte

Imagino que nos pasa a todos: alguna vez hemos caído en un hoyo del que se nos hace tan difícil salir. La lucha por salir se hace agotadora: un pasito hacia arriba y veinte hacia abajo. Nos gana el desanimo y el pesimismo. Pensamos que lo mas fácil sería dejarlo todo, resignarnos a quedarnos allí, ¿pero no es eso un tipo de muerte?

domingo, 17 de abril de 2011

Xenofobia

Una de las cuestiones que más me preocupan es la discriminación que avanza como una vorágine por todos los confines de la tierra.  Esta tarde he visto un vídeo grabado durante una protesta en Tel Aviv, en contra de los inmigrantes africanos y filipinos. Las acusaciones de los nativos en contra de los inmigrantes siempre son las mismas, sin importar el país : que están ''destrozando o transformando el país'', que son ''criminales,'' y que "los gobernantes no hacen lo suficiente para frenar la inmigración," que "traen enfermedades" y otras mil cosas.

Uno de los manifestantes entrevistado en el vídeo abogaba por que fueran devueltos a sus países de origen los extranjeros, y que se les impida el ingreso en el futuro. Me impactó muchísimo escucharlo repetir una frase que recientemente emitió David Cameron, el primer ministro de Inglaterra: "El multiculturalismo ha fracasado."   ¡Qué rápido llega la retórica de odio a oídos dispuestos a escucharla! Concluyó el entrevistado que los inmigrantes africanos han arruinado a Europa porque sus culturas son irreconciliables, son unos salvajes, criminales, y que él definitivamente no quiere eso para Israel. ¡Vaya ironía el pueblo perseguido convertido en  perseguidor!

Otro caso de racismo y xenofobia está ocurriendo en Libia. Los "rebeldes" desde febrero, han estado acusando a Gadafi de haber importado "mercenarios extranjeros." Los medios de comunicación occidentales y los libios en Twitter han repetido 'este hecho' hasta el cansancio; sin embargo, resulta que los "mercenarios extranjeros" no son más que inmigrantes africanos negros. ¡Qué casualidad! Éstos trabajadores han sido acosados, detenidos, y varios asesinados por los rebeldes.

Es verdaderamente trágico presenciar este tipo de discriminación y racismo en contra de las poblaciones negras o inmigrantes. Por todas partes se pasan leyes xenófobas,  así sea inconstitucionales, como respuesta a la presencia no deseada de extranjeros en el territorio nacional. Existe un deseo desmesurado de distanciarse del otro, de animalizarlo, y así justificar su discriminación. ¿Aceptaremos algún día que en realidad sólo existe una raza, la humana, y que todas las distinciones, simplemente, son objetos de minupulación, ideadas por los gobernantes y poderosos para controlar la población?

La respuesta a esa pregunta no la sé, pero me conformaría con que las grandes potencias mundiales, que son las más afectadas por la inmigración, hicieran uso de la memoria histórica, y analizaran, el porqué de las olas migratorias. ¿Qué han hecho estas naciones para limitar el avance del llamado 'tercer mundo,' y atraer a sus habitantes hasta sus costas?

¿Será que las naciones desarrolladas, de algún modo, han provocado estas oleadas masivas de inmigrantes, debido al estancamiento económico y social, a la manipulación política, a modelos económicos devastadores, o el saqueo de los recursos naturales de sus países de origen? ¿Habría hoy oleadas masivas de africanos y latinoamericanos sin su intervención en el destino político y económico de esas masas continentales? Creo que sería un ejercicio revelador.