sábado, 2 de junio de 2007

¡Yo también los mataba, aunque hoy ya no puedo!

Nací en un campo de la Rep. Dom. en donde era normal agarrar una de las gallinas del patio, torcerle el pescuezo y guisarla. A mí jamás se me hubiera ocurrido cuestionarlo, pero ¿por qué habría de hacerlo? Eso era la norma en donde yo vivía. Eso era lo que hacíamos todos. Recuerdo lo bien que me sentí, el día que por primera vez pude agarrar una gallina, y al igual que mi madre pude torcerle el pescuezo. En ese momento me sentí realizada, a mis doce años ya era todo una mujercita.

Un día me trajeron a vivir a los Estados Unidos, y todo lo que yo había vivido estaba a punto de chocar con las nuevas costumbres a las que tendría que acostumbrarme. Nunca me imaginé, ni siquiera lo pensé, cómo el cambio me afectaría a un nivel psicológico y subconsciente. Hubo muchos cambios de los que fui consciente, pero jamás me imaginé como afectaría mi forma de ver el sacrificio de un animal para comer. Es curioso porque nadie nunca sostuvo una conversación conmigo sobre el tema. Ni siquiera me había dado cuenta de que el cambio había ocurrido en mí. Un día de visita a la Rep. Dom., sentí un profundo malestar al ver como mataban una gallina. Fue tanta la impresión que no pude comérmela, y me dije ¿pero esto era lo que yo había hecho hasta el momento de irme a los Estados Unidos?¿qué me había pasado? Parece ser que había internalizado las nuevas costumbres más de lo que yo misma me había percatado. Me había acostumbrado a comprar la carne en la carnicería, lejos del momento en el que el animal era sacrificado -nótese que ahora hablo de sacrificio. Hasta ese instante, no había vuelto a ver el animal con vida antes de ser guisado. Me imagino que hay una gran distancia entre comprar el animal listo para guisar, y verlo vivo, matarlo, desplumarlo, y luego guisarlo.

Me puse a pensar en esto ayer al escuchar un segmento de Radio Lab. El programa trataba de los zoológicos, y la forma como alimentaban a los animales que en su hábitat natural cazan para comer. En los Estados Unidos, los zoológicos los alimentan con animales ya muertos -pero claro, en algún memento estuvieron vivos. El programa comparó la práctica de los zoológicos estadounidenses a la de un zoológico en China, en el que los visitantes compran pollos vivos para echárselos a los animales.

Lo que más me llamó la atención de ambas prácticas -la china y la estadounidense- fue la reacción de la gente; para ellos no era más que un espectáculo, aplaudían y gritaban llenos de euforia. Sin embargo, los animales ajeno a dichos excesos, se limitaban asaciar una necesidad vital: comer. No había nada espectacular en lo que hacían: estaban haciendo lo que han hecho siempre cazar, y comerse sus presas. La única diferencia es que estos animales lo hacen el zoológico ante la mirada sádica de los humanos. De este modo, lo que es, y será siempre la ley de la selva adquiere una dimensión que no tiene. Es decir que para los animales comerse a los más pequeños es la regla del juego, y por lo tanto no tienen valoración ni buena ni mala; sin embargo, la participación -activa o pasiva- de los seres humanos la impregna de matices éticos y morales.

En mi caso mataba gallinas en el campo, porque fue lo que me enseñaron, esa era la regla del juego. Era la forma de adquirir carne para la alimentación. Sin embargo, me pregunto, ¿qué le habrán enseñado a los que se regocijan al ver los animales en cautiverio devorando presas que ellos les proveen?¿qué necesidad básica les cubrirá? Mientras más lo pienso menos encuentro la explicación.

7 comentarios:

  1. Aunque yo no era muy buena gente cuando niño, también ahora me afectan más estas cosas, por eso repito que no me gustan los zoológicos. Creo sin embargo, que si el elemento crueldad no está presente, todo es parte de la vida, que como ya habrás oido, es muy ,muy cruel.

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  2. Venir aca es un polacer, simpre me encuentro con grandes reflexiones o plantemaintos psicologicos, sin que se este alardeando de ello, como en este caso, el humano, que sin idea de por que actua como lo hace, es capaz de hacer las mas viles atrocidades, solo para divertirce un poco.

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  3. Justamente Alex publico hace unos dias un articulo mostrando un video donde se veia como un profesor alimentaba con un conejo vivo a una boa contriptor, sosteniendo el profesor al conejo sin ninguna oportunidad.

    En la naturaleza, la alimentacion es algo natural, de hecho la funcion principal de los animales indefensos es ser alimento para otros no tanto.

    Sin embargo, en la naturaleza hay un espacio de lucha, en la que el animal indefenso trata por todos los medios de escapar, cosa contraria a lo sucedido en el video de Alex o los pollos del zoologico de China que tu expones.

    Una cosa es alimentarse y la otra es hacer un circo de aquello de forma abusiva. Si cuando niña era natural para ti retorcerle el pescuezo a la gallina para comer, entonces ponte en la posicion de una leona con crias... es tambien natural y necesaria, por tanto no dañina. El problema viene cuando nosotros nos aprovechamos de la situacion indiscriminadamente.

    No creo problema el que comamos animales (que es obvio que estuvieron vivos), de todos modos nuestro cuerpo necesita de las proteinas que la carne provee y que no se encuentran en los alimentos vegetales.

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  4. Sobre alimentar los animales en el zoologico con otros animales vivos, por un lado estoy de acuerdo, ya que por lo menos mantienen vivos sus instintos naturales.. pero no que la gente se los eche, porque en ese momento eso se convierte en un circo....

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  5. Son muchas las costumbres que se nos van después que nos adaptamos a este nuevo sistema. Nos sentimos incómodos si no encontramos un zafacón, le sujetamos la puerta al que viene detrás, hacemos fila, dejamos de matar animales.

    Son muchos los cambios, muchos actos crueles, cuando los ojos se acostumbran a ellos se convierten en un respiro más, un skill, un entretenimiento.

    Te cuidas

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